Óbito

Lapetra: Un universitario sobre el césped de La Viña

El centrocampista oscense, que había estudiado Derecho en Madrid, ascendió en 1966 a Primera con el Hércules que dirigía Luis Belló

Ricardo Lapetra posando en la previa de un partido.

Ricardo Lapetra posando en la previa de un partido. / Vicente Mestre

Ramón Pérez

Ramón Pérez

A finales de los cincuenta dos chavales aragoneses estudiaban Derecho en Madrid por las mañanas y jugaban al fútbol por las tardes. Con el equipo de la facultad, con la selección universitaria –de cierto nivel- y pronto con el Guadalajara, que en seguida les echó el guante. Aquellos veinteañeros eran los hermanos Lapetra, hijos del presidente de la Diputación de Huesca, que serían tentados por el Atlético de Madrid, que solía medirse entre semana con algunos combinados estudiantiles cuando estos armaban buenos equipos con futbolistas de aquí de allá que llegaban a la capital para estudiar.

Sin embargo, pudo más la insistencia del Zaragoza y los hermanos Lapetra llegaron al club maño a lo largo de la temporada 59-60. Otro chico de aquel conjunto de universitarios, Isacio Calleja, sí que aceptó la llamada de los colchoneros y triunfaría durante años en el fútbol de primer nivel. También lo haría Carlos Lapetra, el pequeño de los hermanos, al que Mundo haría debutar con los blanquillos en enero de 1960. Tres meses después lo haría Ricardo, en un partido de la Copa del Generalísimo.

Carlos, zurdo de antología, se haría de inmediato un puesto en el Zaragoza, entidad en la que alcanzaría el rango de leyenda, liderando aquella delantera de los Cinco Magníficos y ganando una Copa de Ferias y dos Copas. A Ricardo, centrocampista de buen pie, le costó hacerse un hueco en el esquema y en 1963, en aquel fútbol en el que todavía no existían los cambios, firmó por el Córdoba y luego por el Oviedo, ambos en Primera. En 1965 viajó a Elche para firmar por el club de Altabix, pero la entidad vecina desestimó su fichaje. "Se le exigió que se casara y no aceptó", explicó tiempo después Joaquín Vidal, secretario técnico fanjiverde en aquel momento. Sea como fuere, Lapetra no se movió de la provincia y terminó fichando por el Hércules, tras la insistencia del entrenador Luis Belló, que un año antes había hecho campeón de Europa al Zaragoza.

Aquel equipo lo comandaba un chiquillo, el oriolano Ramón, y Lapetra, que formaba como interior derecho fue un jugador habitual en una medular donde tenían peso Paqui, Toledo y José Juan. Sin embargo, no formó en el once inicial que consiguió el ascenso a Primera contra el Calvo Sotelo, su puesto lo ocupó Planes. Lapetra, que fue un jugador fino, liviano y menudo, se retiró en el Hércules al término de la siguiente campaña, la del descenso a Segunda, tras disputar 24 partidos oficiales y cinco goles. Fue un hombre discreto, de buena familia y con una educación impecable, un perfil de futbolista atípico en una época en la que los chicos de las familias menos pudientes veían en el fútbol -y en el toreo- las únicas salidas para salir de pobre.

En su etapa en Alicante, Lapetra vivió en el edifico Alacant de la Albufereta y en 1967 decidió volver a su tierra, donde se hizo cargo del negocio familiar, la explotación de unas fincas agrarias de regadío. También fue directivo de la SD Huesca durante los años setenta y ochenta. El pasado viernes falleció a los 88 años.

Tracking Pixel Contents