Primera RFEF | Jornada 32
El Hércules suma un punto con más peleas que fútbol
Los blanquiazules empatan frente a un Mérida conformista que se limitó a contener a un rival al que solo se le notó la ambición al final

El Hércules empata fente al Mérida / Alex Domínguez
A veces pasa que vives un domingo raro. Uno de esos que no acabas de digerir, que no disfrutas por más que te empeñes. Domingos anodinos envueltos en gris en los que te asas de calor aunque no haya sol encima, uno de esos días del Señor en los que acudes al campo con la esperanza de que tu entrenador te demuestre que sabe cómo ganar, que no se conforma, que además de gritarle a todo el que se le acerca, dé con la forma de que su equipo chute a portería.
Te recorres el camino hasta el estadio haciendo números, sacando cuentas, calculando la probabilidad. Fantaseas con que sea una de esas matinales gloriosas, con que tu delantero centro, el delantero top de la categoría, tenga una y la envíe a la red. Pero no pasa. Lo que te encuentras es lo que has visto tantas veces a domicilio esta misma temporada. Que tu equipo no termina de desplegarse con sentido coral, de encontrar pasillos interiores, de pisar el área en superioridad, con continuidad, mordiendo, anticipándose, buscando rupturas, creándolas, jugando con verdadera mentalidad ganadora, o sea, arriesgando. Eso, a falta de siete fechas y a cinco puntos de la promoción, jugando contra quien delimita precisamente la zona noble no se atisbó en un Rico Pérez con más de 14.000 espectadores ávidos de alegrías antes del arroz.

El jugador del Mérida Busi se lanza al suelo para frenar el avance de Javi Moreno. / Alex Domínguez
Por contra, lo que se le ofrece es un duelo de control, de presión en media cancha, de imprecisiones en los pases en tres cuartos, de transiciones con recorridos muy largos, infinitos, y además hechos con los apoyos justos, sin alternativas más allá de la profundidad por las bandas y el centro al área para que lo remate un nueve con cualidades muy diferentes a esa. Ni un solo disparo real a portería en toda la primera mitad, dos en el cómputo general, ambos ya con Agustín Coscia en el campo, que llegó al partido en el 67.
Así es muy difícil. Sin exponerse, sin adelantar líneas, sin robar en campo ajeno, sobre todo cuando ejerces como local, todo se complica mucho porque tampoco has explotado eso otro que te ayuda si falla lo demás: el balón parado.
Bajón físico
Solo cuando el conjunto extremeño empezó a perder fuste y comenzó a acusar el cansancio, el Hércules, como tantas otras veces, pareció resurgir, querer irse a comer con tres puntos muy valiosos. Al final se llevó solo uno. Los dos remates del argentino, uno precioso con la cabeza y otro con la puntera para buscar precisión, fueron el único valor ofensivo con fuego real del bloque de Torrecilla, que no halló el modo de romper el orden táctico, de sorprender a Sergi Guilló, que se doctoró en Orihuela llevando un proyecto pequeñito, demasiado, casi al mismo lugar que el blanquiazul, le faltaron 45 minutos en un año eterno.
La entrada de Coscia por Romera en el minuto 67 le cambió la cara al ataque blanquiazul... a mejor
El preparador ilicitano puede que fuera el más motivado de los suyos, quizá en exceso. Pisar el Rico Pérez con un sentimiento franjiverde tan marcado siempre tira de uno. Pero igual se le fue de las manos. Terminó expulsado y, minutos después, tras él, fue su segundo entrenador. Son de esos días enconados, de esos domingos impertinentes en los que hay más vocerío que aplausos, más protestas que ideas brillantes, más frustración que belleza.

Agustín Coscia trabaja para liberarse de la marca de su defensor. / Alex Domínguez
La afable tranquilidad con la que Eliseo y Athuman apagaban a Romera se trastocó cuando el almeriense se marchó murmurando, entre pitos caídos de Tribuna, y pisó el césped el héroe del 5 de mayo. Ahí ya les tocó bregar. Zafarse. Pelear con él. El rosarino empezó a ofrecerse en ambos costados del área, a dar soluciones que no le fueran al pie, a adelantarse al pensamiento (y la necesidad ofensiva) de sus compañeros.
La incertidumbre en el marcador creó un clima de alta tensión que se prolongó más allá del pitido final
Con el argentino en cancha, el Hércules fue muy superior y todos a su alrededor parecieron mejores, más ambiciosos, menos fatigados. El Mérida terminó encerrado en su área, pero no cometió ningún fallo, justo lo que hay que hacer cuando te vale con mantener la distancia y conservar el golaveraje a favor jugando en un estadio mundialista lejos de tu casa. El punto no empuja a los alicantinos hacia arriba, es verdad, pero pudo ser peor si Carlos Abad, que volvió para sellar la portería, no le hubiera parado un remate a bocajarro al joven Nabian Herculano, aplaudido en su salto al césped por cuestiones obvias, y que a puntos estuvo de agradecer el gesto con una cuchillada. Tampoco en eso fue un domingo cualquiera.
FICHA TÉCNICA
Hércules CF 0-0 AD Mérida
► HÉRCULES: Carlos Abad, Montoro, Josema, Roger Colomina (Mangada, min. 81), Artiles (Aranda, min. 72), Nico Espinosa (Álvaro, Hernáiz min. 72), Javi Moreno, Samu’ Vázquez, Soldevila, Retuerta y Romera (Coscia, min. 66).
► MÉRIDA: Palomares, Juanpa, Miki Muñoz (Carvalho, min. 67), Álvaro Juan, Carlos Donzel, Mizzian (Herculano, min.), Pablo Ganet (Juanjo, min. 67), Eliseo, Pipe, Athuman y Busi.
► ÁRBITRO: David Cambronero González (Cuenca).
► TARJETAS: amarillas para Artiles y Retuerta, del Hércules, y para Eslava, Liberto Beltrán, Daniel Rodríguez ‘Busi’, Álvaro Juan, Del Cerro, Pipe, Eliseo y Pablo Ganet, del Mérida. Rubén Torrecilla fue amonestado y expulsó con roja directa a Sergi Guilló, técnico visitante, y a su segundo, Dani Soler.
► INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 32 en el grupo 2 de Primera RFEF disputado en el José Rico Pérez con 14.179 espectadores en la grada, medio centenar de ello emeritenses.
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