De nuevo, los miembros del jurado de mascletàs tuvieron que mirar ayer dos veces el cronómetro nada más terminar el disparo. En este caso, el espectáculo, clavó -según el jurado- los seis minutos y medio que exigen como mínimo las bases del Ayuntamiento para entrar en concurso.

La pirotecnia Ferrández ofreció una mascletà potente -eso sí, con un cuerpo central repetitivo-, que destacó por un final a doble altura, con un largo terremoto de más de sesenta metros de cuerda, que sorprendió a los presentes al ofrecer una segunda fase -de repeticiones digitales- que completó el final terrestre.

La mascletà gustó, pero muchos aseguraban ayer que la sombra de Reyes Martí [encargada del disparo el día anterior] es muy larga. Y esa impresión desprendió el aplauso que se llevaron los Ferrández. Fue largo, más que los primeros días, pero nada que ver con la apoteosis que se llevó la castellonense 24 horas antes.