Alicante quiere pólvora y la tendrá. La cuenta atrás para el inicio de las Hogueras 2022 ha comenzado y ya se conoce cuál será el calendario de mascletás y castillos de fuegos artificiales de estas Fogueres, las primeras tras dos años de parón por la pandemia. Este año se espera que los pirotécnicos reduzcan el volumen de las mascletás hasta un tercio por el encarecimiento de los materiales. Pero, ¿cómo se hacen los fuegos artificiales? En su taller, ubicado en una finca apartada de la partida alicantina de Fontcalent, nos ha recibido Pedro Luis Sirvent para enseñarnos los entresijos de este arriesgado oficio milenario.

Pedro Luis fundó la pirotecnia en 1982. Antes trabajaba como representante de la histórica Pirotecnia Caballer, desaparecida en 2018. Ahora sus hijos están cogiendo el relevo. “Quieren jubilarme”, bromea. “El pequeño trabaja con las carcasas y las cargas, el mayor se encarga de programar los disparos electrónicos. Yo no me apaño con eso, soy más tradicional. Diseño los ritmos y me ocupo de las relaciones públicas”, comenta a la vez que se aleja para saludar a unos clientes.

Estos días trabajan sin descanso para atender la demanda, que incrementa con el calor. “Estamos preparando los terremotos y las tracas para Hogueras. Lo tenemos previamente montado, ahora nos dedicamos a terminarlo y organizarlo todo”. Trabajan así para no tener tanta cantidad de pólvora en el taller. En una caseta se encuentran dos trabajadores. “Este es mi hijo, ahora está rellenado las carcasas”, explica. Fuera, otro empleado se dedica a empalmar los artefactos a una cuerda “para los terremotos”.

Senyor Pirotècnic

El de pirotécnico es, sin lugar a duda, un oficio de riesgo. El año pasado se registraron en España tres accidentes con víctimas mortales relacionados con pirotecnia y la historia de nuestro país cuenta con una lista mucho más larga. Es por esto que el trabajo y el entorno deben cumplir una normativa estricta. A la pregunta sobre si el peligro está en su mente mientras ejerce su labor, Sirvent se ríe. “Si no haces nada feo no hay que tener miedo. Es como conducir, siempre existe el riesgo de tener un accidente por tu culpa o por la de otro. Hay que hacer las cosas bien y ya está“. Para él lo peor es la tensión. “Para un minuto de placer y celebración pasamos todo un día de nervios por si falla algo”, dice entre risas. Además, asegura que ellos son conscientes de si el espectáculo está gustando al público. “Ves a la gente que está en las vallas y se les nota en la cara. Si les gusta mucho empiezan a aplaudir mucho antes de que acabe. Lo que resta no les importa porque ya están encantados con lo que han visto y sentido”.

En la factoría no juegan con fuego. Pero sí con diferentes químicos y metales en polvo. Los ingredientes básicos de los fuegos artificiales son carbón, azufre y nitrato de potasio mezclados en un fino polvo negro inventado en China en el siglo IX al que conocemos popularmente como pólvora. Aunque ésta es un buen explosivo, no es visualmente atractivo y por ello se combina con sales metálicas que emiten luz al arder. Cobre, estroncio, bario, zinc… Estos son los que dan color a los fuegos artificiales.

3, 2,1... ¡Fuego!

Un cohete de fuegos artificiales suele dividirse en dos fases, la primera es una cápsula con forma de tubo con una carga de pólvora negra que es la que impulsa el proyectil y marca la altura que alcanzará el artefacto. Cuando se quema por completo, la mecha interna llega a una segunda cámara comprimida que es la que explota, liberando las sales y generando el destello en el aire. Normalmente, esa segunda cámara tiene forma esférica, lo que da a los fuegos artificiales su característica forma de globo. Si los componentes utilizados arden más despacio, van cayendo, convirtiendo la esfera de partículas en algo parecido a una palmera.

La forma de la segunda fase y la disposición interna de las bolitas de sales químicas determinan la forma que generan al explotar. Por eso algunos fuegos artificiales forman figuras en el aire.

En cuanto a la pólvora, el calibre máximo autorizado de los truenos de aviso y de las carcasas de terremotos y demás artificios pirotécnicos en el Concurso de Mascletàs de Alicante es de 50 mm con una cantidad máxima total de 150 kg.

Sobre la manera de desarrollar el trabajo Sirvent es contundente. “Lo hacemos todo de forma artesanal, como se hacía antiguamente”. Conservan la esencia de la técnica que llevan desarrollando desde hace casi 40 años, aunque han sabido aprovechar el empujón de las nuevas tecnologías para exaltar sus espectáculos.

Dentro de los fuegos artificiales: Carcasas japonesas con diferentes estructuras y sus efectos.

Es por esto que el control de los de los disparos está informatizado mediante un programa que se encarga de prender la mecha en el segundo adecuado a través de un cableado. En el cuadro de mandos de la máquina se ve un botón destacado con un “FIRE” que Pedro Luis señala. “Cuando ya está todo preparado y es el momento se presiona aquí”. Ese es el gran botón rojo que da comienzo a la fiesta. Pot començar la mascletà.

Dentro de los fuegos artificiales: estructura de una carcasa con efecto estrella.

Dentro de una mascletà

En 2018 el diario INFORMACIÓN “saltó la barrera” y se coló en la mascletà de Hermanos Sirvent en el día de San Juan, que finalmente resultó ser la ganadora del concurso en 2018. Así lo contó Carolina Pascual.

Rotundo. Apoteósico. Con el ADN Sirvent. Y tal y como esperaban los alicantinos amantes de la pólvora: con un terremoto terrestre potentísimo y un interminable bombardeo aéreo que supuso un fin de fiesta difícil de mejorar en el día de San Juan, en el colofón de los espectáculos pirotécnicos en Luceros. Y con un hito: con unos alicantinos, la empresa Hermanos Sirvent, liderada por Pedro Luis, disparando por primera vez en Luceros la mascletà más esperada del año, la del día grande de unas Hogueras que, además, este año celebran su noventa aniversario.

El colofón de la pólvora se desarrolló según el guion previsto: con una mascletà marcada por su rotundo final, al que nada le hizo sombra, con picos de 130 decibelios. Más de veinte segundos de terremoto final, con una potencia complicada de superar, empezando en General Marvá y haciendo temblar todo el entorno de Luceros gracias a un amplísimo diseño a dos alturas y un posterior bombardeo aéreo interminable, de más de medio minuto, con máxima intensidad y continuas ráfagas.

Terminada la mascletà, Luceros se envolvió en una tremenda nube de humo y el público recompensó el disparo con una ovación de las grandes, mientras los cascos de los pirotécnicos, ya liberados de la tensión acumulada durante las horas previas, volaban en el entorno de los caballos. Intensa ovación, pañuelos blancos, muchos «10» en las manos del público, la reverencia del presidente de la Federació de Fogueres, Manuel Jiménez, y, por tercera vez en este concurso, gritos enérgicos de: «Esto sí es una mascletà». Un diseño con la esencia de siempre de Pedro Luis, con un tremendo remate, pero con la mano joven de su hijo pequeño, Adrián, de 21 años, responsable del disparo de ayer: con un principio novedoso, con cambios de ritmo y efectos, varios remates para anunciar nuevas secuencias y un arranque del fuego sobre el asfalto que fue ganando intensidad a la vez que la perdía la fase aérea.

La Mascletà de las Hogueras de Alicante del 24 de junio desde dentro

La Mascletà de las Hogueras de Alicante del 24 de junio desde dentro Álex Domínguez

2 meses, 7 horas y 6 minutos

El protagonista de la jornada de ayer fue un joven, con aspecto casi aniñado, llamado Adrián y apellidado Sirvent. Hijo de Pedro Luis y máximo responsable de una mascletà, la de ayer en el día de San Juan, que empezó a diseñar hace más de dos meses, según reconocía a los pies de los caballos de la plaza de Luceros. Un tiempo en el que fue retocando la composición pirotécnica, hasta llegar al espectáculo que se vivió ayer en el cierre del concurso de mascletàs. Toda la pólvora, junto al resto de elementos, llevaba ya dos días en las furgonetas, a la espera de llegar a Luceros, un lugar en el que casi amanecieron ayer los pirotécnicos de Hermanos Sirvent. «A las seis ya estaba arriba. Y a las siete estábamos aquí», relataba Adrián, ya despojado de unos nervios que no pudo ocultar hasta las dos y seis minutos de la tarde. Durante horas, siete personas montaron el diseño de la mascletà de San Juan, que fue inspeccionada al milímetro por agentes de la Guardia Civil y bomberos, que supervisaron durante más de una hora que el diseño no sobrepasaba ninguno de los límites: ni de kilos (los alicantinos quemaron el máximo permitido, 150) ni de espacios, limitándose a las zonas habilitadas sobre todo para las fases aéreas, las más peligrosas por la cercanía de unos edificios que, un día más, estaban llenos, al igual que las calles que confluyen en Luceros. No había hueco para nadie más en el 24 de junio.

Mascletà de las Hogueras de Alicante del 24 de junio

Mascletà de las Hogueras de Alicante del 24 de junio INFORMACION.ES

Así, dos meses para pensar la mascletà del día de San Juan (un privilegio como ganadores del concurso del pasado año), siete horas para montarla y unos seis minutos para reventar Luceros que INFORMACIÓN vivió desde dentro, junto a la zona de fuego, codo con codo con unos pirotécnicos que no podían ocultar la presión en los minutos previos y que vivieron el disparo, esos casi seis minutos y medio, sin poner los pies en el suelo. Cosas de los nervios, de ser los primeros alicantinos, de la capital, en lanzar en Luceros el día grande de las Hogueras. «Ha habido muchos nervios, mucha responsabilidad, no podíamos defraudar a nadie, estamos en casa. Y en este concurso hay mucho nivel», concluía Adrián, ante la mirada de su hermano mayor, Pedro Luis, también pirotécnico.

Fuera del recinto de seguridad, el público empezaba con las cábalas: todos coincidían en que hay tres favoritas a la victoria en el concurso en Luceros más largo de la historia. El resultado, al término de los fuegos artificiales. Hay tiempo para apostar. Y aún más para echar de menos las mascletàs de Hogueras. Todo un año por delante.