Perderse entre valles glaciares, oro y viñedos

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Hay algo imperial en observar una montaña desde la cumbre. Una sensación de pequeñez mezclada con otra, paradójica, de grandeza. “Fundirte con el paisaje”, esa frase tópica, adquiere su sentido genuino cuando tus ojos se abren frente a una panorámica excepcional: bosques, montes, ríos, lagunas. Cangas del Narcea, el concejo más grande de Asturias, ofrece abundantes experiencias de ese calibre, cumbres y llanos que alcanzar en decenas de rutas de senderismo que, paso a paso, te van incorporando a su belleza y tranquilidad.

Mirador Pico San Luis - Centro de Interpretación de Muniellos.
Mirador Pico San Luis - Centro de Interpretación de Muniellos.

Este concejo del occidente, interior y agreste, agrícola y ganadero, atesora la naturaleza más pródiga y virgen de la región ya que parte de su territorio se encuentra dentro del Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias (declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO), así como la Reserva Natural Integral de Muniellos. Trenzando esas joyas se encuentran rutas que recorren valles glaciares, minas romanas, castañedos, santuarios y viñedos.

Puedes partir del pueblo más elevado del Principado: El Puertu Leitariegos, a 1.550 metros de altitud. Hace siglos, sus habitantes recibían privilegios del rey por atender a los viajantes durante los duros y nevados inviernos; por mantener el paso abierto para comerciantes, y para viajantes como tú. Lo entenderás cuando desciendas el sobrecogedor valle glaciar de la Reserva Natural Parcial de Cueto de Arbas y descanses al pie de sus recónditas lagunas.

Parque Natural de las Fuentes del Narcea.
Parque Natural de las Fuentes del Narcea.

O puedes recorrer la ruta del río Pumar, en cuya ribera trabajaron los mineros del oro, metal precioso que extraían de las montañas desde la época romana. Y también los ferreiros, los artesanos del hierro, que alimentaban sus fraguas con la formidable madera de los bosques anejos. Gente, fundida con un paisaje. Encontrarás a tu paso huellas de todo ese rico pasado.

En Cangas, como en ningún sitio, hay que mirar arriba y también abajo mientras se camina. Acércate a Mual para atravesar Muniellos, un bosque que abraza de una forma inefable. Contempla las raíces y las copas de los robles, hayas y abedules que te acompañarán el camino. En las zonas boscosas de todo el concejo se encuentran pequeñas construcciones circulares de piedra -corros- para almacenar, proteger y permitir que maduren las castañas. De mayor tamaño son los cortines, donde se disponían las colmenas poniéndolas a salvo de los osos que habitan estas montañas.

Bosque de Moal.
Bosque de Moal.

Bosques, pero también praderías y viñedos. Aquí se elaboran vinos que llevan por seña la Denominación de Origen Protegida Cangas. Son vinos bendecidos por un microclima específico, con variedades autóctonas recuperadas que son recogidas en laderas tan escarpadas que hacen que este cultivo llegue a considerarse viticultura heroica. Estas zonas nos ofrecen paisajes de envero que cambian de luz según el día y la hora, y que trenzan senderos por los que describir, de otra forma, un concejo único. Porque detrás de cada construcción, de cada planta, de cada roca o de cada cascada, detrás de cada mirada panorámica, Cangas del Narcea relata siempre su historia.

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