La isla en la que el tiempo se para

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Si en tus vacaciones buscas paz, naturaleza y desconexión, Lanzarote es el lugar en el que aterrizar unos días para dejar atrás el estrés acumulado del último año. Te proponemos unas vacaciones terapéuticas rodeado de naturaleza en un ambiente que invita a desconectar de nuestra rutina para ‘re-conectar’ con nosotros mismos.

La isla canaria más oriental enamora por su litoral salpicado de calas escondidas, pueblitos de casas blancas, la belleza magnética de sus playas y piscinas naturales. También por su tradición artesanal y la historia de sus locales –Ernest Hemingway se inspiró en las anécdotas de un marinero lanzaroteño para escribir El Viejo y el Mar–. Lanzarote es el paraíso natural en el que huir del ruido, dejarse llevar por sus carreteras serpenteantes y respirar aire puro.

Playas de ensueño para perderse y una inyección de vitamina D

Pocos sonidos hay más relajantes que el de las olas del mar y en Lanzarote te sorprenderá su murmullo en cualquier rincón. Su pintoresco paisaje, el contraste de sus playas infinitas de todos los colores y su inmejorable clima -su temperatura media anual es de 25ºC- convierten a la Isla de los Volcanes en un oasis natural perfecto para ejercer el ‘dolce far niente’ frente al mar. Aquí descubrirás playas de arena blanca, dorada y negra; pero también pueblos pesqueros en los que pasear junto a la brisa del océano. Para los más atrevidos y amantes del surf, en Famara disfrutarás de las olas peinadas por el viento en un marco incomparable. Y si lo que necesitas es una desconexión absoluta, una pequeña travesía en barco te llevará a la pequeña isla de La Graciosa, uno de los últimos lugares de Europa donde no existe el asfalto: solo tú, el mar y los volcanes dormidos. Para terminar una jornada de ensueño, El Mirador del Río es el lugar perfecto para despedir el día disfrutando de una romántica puesta de sol.

>Uno de los pocos reductos de verdadera paz que quedan en el viejo continente.

Arte y naturaleza para inspirarte

Lanzarote sorprende por su naturaleza de contrastes de mil y un colores. El paisaje volcánico es una de sus señas de identidad y encuentra su máximo exponente en el escenario rocoso del Parque Nacional de Timanfaya. Un entorno magnético y una fuente imbatible de inspiración para el artista isleño Cesar Manrique que, sobrecogido por su belleza, dedicó gran parte de su vida a preservarla y darla a conocer. Así, los Jameos del Agua fueron la primera intervención en el arte público del escultor, un espacio instalado en uno de los tubos volcánicos resultantes de la erupción del Volcán de la Corona hace 20.000 años. La huella del artista se extiende a lo largo de la isla y el Jardín de Cactus es otra de sus intervenciones cumbre: una antigua cantera en el norte de la isla que Manrique convirtió en hogar de 4500 cactus de todas las formas, tamaños y colores. Para entender mejor el trabajo del artista, su obra ha quedado plasmada en los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo de Lanzarote, espacios únicos donde la arquitectura invita a reflexionar sobre nuestra relación con el entorno.

Un turismo rural diferente cargado de sabores y aromas

La Casa-Museo del Campesino es un homenaje a la labor de los hombres y mujeres del campo lanzaroteño, protagonistas de su rica tradición agrícola que regala sabrosos alimentos y vinos. Alberga un restaurante donde podrás degustar una amplia selección de tapas y platos típicos de la gastronomía conejera. Todo ello inmerso en un escenario singular rodeado de la hermosa arquitectura de los pueblos blancos.

Para conocer la tradición vinícola isleña, acércate al Valle de La Geria para descubrir un paisaje sorprendente donde los viñedos de uva malvasía se encuentran enterrados en profundos hoyos y protegidos del viento por muretes circulares de piedra. En sus alrededores se ubican algunas de las bodegas más emblemáticas de la isla como La Geria o Rubicón.

Mercados y mercadillos para explorar

No hay un buen viaje sin un producto artesanal que vuelva con nosotros en la maleta. Para dar con el mejor producto local, el mercado agrícola de Mancha Blanca, cerca de Tinajo, es una visita obligada. A la sombra de la Ermita de los Dolores -patrona de la isla- cada domingo por la mañana encontrarás frutas, verduras, queso, pan, mermeladas y vinos insuperables. También el mercadillo de Villa de Teguise, donde cada domingo más de 400 puestos se extienden por las calles empedradas del casco histórico de la que fue la antigua capital de la isla.

Lanzarote, muy cerca

Para ponértelo fácil, este verano Lanzarote amplía conexiones. Un centenar de vuelos directos semanales enlazan la Isla de los Volcanes con la Península, un 10% más que el verano pasado, incluyendo nuevas rutas como las de Zaragoza —con un vuelo directo los domingos— o Vigo, donde la aerolínea canaria Binter ha reforzado su actividad.

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