Existen una serie de momentos cruciales en la vida de toda empresa, desde su creación y crecimiento hasta su expansión internacional. En todos ellos, contar con la financiación necesaria es clave. Esto se torna particularmente relevante para las pymes y autónomos, que son el 99,9% de las empresas españolas, y no cuentan con vías alternativas para financiarse en el mercado, como sí sucede con las grandes empresas. Aquí los bancos son su aliado natural. La buena noticia es que más del 82% de las que solicitan financiación bancaria la consiguen, según el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Por ejemplo, en un solo año (2022), un banco como BBVA financió el crecimiento de más de 150.000 PYMES y autónomos, y de más de 14.000 empresas de mayor tamaño, con casi 100.000 millones de euros de nueva financiación, contribuyendo con ello a la creación de empleo.
Si hablamos de internacionalización, esta financiación tiene aún más peso. Los bancos españoles han acompañado a las empresas del país en su proceso de salida al exterior primero en Latinoamérica, y luego en otras regiones. BBVA fue uno de estos acompañantes, en paralelo a su propia expansión internacional, que comenzó en los años 90 en América Latina; y continuó a principios de siglo en EE. UU., y en 2011, en Turquía. El Banco de Bilbao fue el primer banco español y del resto de Europa en abrir sucursal en París, en 1902. A día de hoy la entidad está presente en más de 25 países.