Son inmensas las señas de identidad de la comarca que cierra la Comunidad Valenciana por el sur. Sus gentes, su gastronomía, sus tradiciones, el entorno natural, el patrimonio artístico, cultural e histórico, el acento y sus festividades marcan las singularidades de la Vega Baja, compuesta por 27 municipios.

Estas particularidades la alimentan y enriquecen las propias singularidades que diferencian a cada uno de los municipios, pequeños y grandes, que conforman esta comarca de 348.662 habitantes.

Aunque con una base común, cada pueblo ofrece su particular patrimonio cultural, artístico, medioambiental y gastronómico.

Por muy sorprendente que parezca por la corta distancia que separa unos municipios de otros -en algunos casos por un par de kilómetros y en otros es difícil discernir en qué calle empieza uno y termina otro- cada uno dispone de sus singularidades. Esta heterogeneidad se traduce en diversidad y por tanto en riqueza tanto para quien habita en la Vega Baja, para quien la visita y para quien procede de otros países y establece su vivienda.

Una comarca que tiene como bandera su huerta, cultivos de frutas, verduras y hortalizas, dibujan un amplio paisaje de olores, texturas y colores. El blanco e intenso olor a azahar de los naranjos, el verde intenso de la alcachofa y el brócoli colorean los campos. El azul lo aporta las maravillosas aguas del litoral.

De Guardamar del Segura a Pilar de la Horadada pasando por Torrevieja y Orihuela Costa, la Vega Baja cuenta con estupendas y variadas playas, reconocidas y disntiguidas por la bandera azul.

En el abanico de colores que ofrece la Vega Baja también se puede encontrar el rosa, ofrecido por las aguas de las salinas de La Mata y Torrevieja. De ellas se extrae la sal empleada para multitud de usos, desde el cotidiano para la comida o la utilizada para las carreteras en invierno. No solo tiene relevancia internacional por su exportación, sino porque es uno de los entorno más bellos para contemplar una puesta de sol.

El color verde y marrón lo suministra Sierra Escalona y Dehesa de Campoamor, un valiosísimo entorno y patrimonio medioambiental reconocido como espacios protegidos.

Toda esta amalgama de colores se pueden disfrutar en su conjunto, con un solo vistazo, asomándose a la ventana o balcón que ofrece la sierra de Orihuela y Callosa de Segura. Desde arriba se divisan los colores que dibujan la Vega Baja y el río Segura.

No son las únicas ventanas a la Vega Baja. Hay una desde la que cualquiera se puede asomar mientras disfruta de músicca instrumental, jazz, flamenco o fusión, y ante inmurables obras de arte escultóricas. Este lugar se encuentra en Rojales, donde en uno de sus bajos montes alberga un entorno único en la provincia, las Cuevas del Rodeo, un complejo de cuevas donde artistas de la pintura, la escultura y la música ofrecen un ambiente de ensueño.

Patrimonio monumental

Orihuela, epicentro comercial e institucional de la Vega Baja, la tierra de Miguel Hernández cuenta con un incalculable patrimonio monumental e histórico como el museo de la muralla y viviendas islámicas, museo arquológico, refugio antiaéreo, la iglesia parroquial de Santiago, el palacio episcopal o emplazamientos más modernos pero de inmeso valor, como los murales de San Isidro.

También acoge en sus calles una semana santa declarada de Interés Turístico Internacional. En cuanta a las festividades, caracterizan a la Vega Baja los espectaculares desfiles de moros y cristianos.

Una de las señas de identidad en plano cultural son las numerosas y de gran calidad bandas de musicales. Éstas, galardonadas con numerosos premios regionales y nacionales, ponen los acordes durante todo el año.