Los responsables de las principales organizaciones empresariales y económicas alicantinas mostraron ayer su preocupación por las posibles consecuencias de las políticas proteccionistas pregonadas por Donald Trump durante su campaña pero, sobre todo, por las repercusiones que puede tener sobre la inversión y la actividad la incertidumbre que ha generado el desconocimiento de cuál será su verdadera línea de actuación, una vez que se instale en la Casa Blanca. En cualquier caso, la mayoría confía en que esta inestabilidad pasará una vez que se asiente en el cargo y empiece a aclarar sus posiciones.

Así, para el presidente de la Cámara de Comercio de Alicante, Juan Riera, aún es pronto «para medir los posibles efectos que puedan tener las decisiones que tome el nuevo presidente de Estados Unidos» y confía en que, pasada la campaña, «la realidad» modere su discurso. En cualquier caso, señala que en estos momentos lo que más puede preocupar es «la incertidumbre que genera esta victoria electoral» ya que, como recuerda,«la economía es muy susceptible a estas circunstancias y eso puede suponer un freno a las inversiones o las exportaciones».

En cualquier caso, cree que «el Gobierno de España debe mantener las buenas relaciones con Estados Unidos, como no puede ser de otra manera, y defender los intereses de nuestras empresas y ciudadanos».

En esta misma línea, el presidente de Cepyme Alicante, Cristóbal Navarro, también considera inevitable que, «como mínimo, las inversiones se ralenticen en los próximos meses», como consecuencia de la desconfianza que genera en los mercados la elección de Trump. Del mismo modo, señala que la imposición de nuevos aranceles para la entrada de productos extranjeros al mercado norteamericano «perjudicará al comercio exterior alicantino», aunque apunta que estas restricciones también pueden favorecer un acercamiento de la UE a otros socios como China, que podrían compensar esa caída.

Adiós al TTIP

Por su parte, el presidente del Colegio de Economistas de Alicante, Francisco Menargues, también reconoce su «preocupación» por las consecuencias que puede tener la victoria de Trump, sobre todo si ésta supone un freno para el comercio internacional. «Está más que probado que el libre comercio, con matices, favorece el desarrollo de los países», recuerda Menargues, quien cree que el TTIP -el tratado que negocian la UE y Estados Unidos para rebajar los aranceles- puede ser la primera víctima de este cambio de rumbo en la política norteamericana.

Aún así, el presidente de los economistas alicantinos confía en la solidez del sistema político estadounidense para atenuar y contrarrestar las decisiones más extremas que pueda adoptar el republicano. «En Estados Unidos la toma de decisiones está muy compensada entre la presidencia y las Cámaras -el Congreso y el Senado- y estoy seguro de que eso ayudará a que los cambios no sean radicales», señala Menargues.

En términos similares se expresa el presidente del Círculo de Economía, Javier Fur, que también confía igualmente en que el Congreso y el Senado puedan frenar aquellas políticas de Trump que puedan resultar más perjudiciales. «Está claro que esto ha sido una sorpresa, como ocurrió con el Brexit o la paz en Colombia, y eso no gusta a los mercados, que prefieren alguien previsible, como era Clinton. Eso llevará a una cierta inestabilidad hasta que se aclare su política económica», asegura Fur.

Un tono tranquilizador que también fue el que quiso utilizar ayer el presidente de Coepa, Francisco Gómez, que recordó que los políticos «no suelen cumplir lo que dicen en campaña» y puso como prueba los mensajes mucho más moderados que ayer mismo empezó a lanzar el magnate norteamericano tras conocer su elección. «Al final la razón siempre se impone y, de una forma u otra, será difícil que adopte medidas que puedan perjudicar a su propia economía y, por extensión, a la del resto de países», apuntó el también presidente de Aefa que, no obstante, reconoció que una vuelta al proteccionismo sería «muy negativo».

Por su parte, el presidente de Cierval, José Vicente González, apuntó que «hubiese sido mejor un horizonte de estabilidad, que es lo que garantizaba la candidata demócrata Hillary Clinton» porque, a su juicio, el principal problema es que Trump «es impredecible en todo momento».

Desregulación y xenofobia

Desde los sindicatos la preocupación es que las propuestas de Trump conlleven nuevos recortes en los derechos laborales o en el estado del bienestar, que luego sean imitados por otros países. «Estados Unidos siempre se toma como ejemplo a seguir y lo peor sería que se desatara otra ola de liberalismo», señala la secretaria comarcal de UGT en l'Alacantí y la Marina, Yaissel Sánchez. «Esperemos que esto no dé alas a partidos xenófobos y de extrema izquierda en otros países», apunta, por su parte, la secretaria general de CC OO en l'Alacantí i les Marines, Consuelo Navarro, quien apunta que los partidos de izquierda también deberían analizar «en qué se está fallando para que se produzca el auge de este tipo de figuras en un número cada vez mayor de países».