Una nueva protesta prohibida por las autoridades de Hong Kong enfrentó hoy de nuevo a manifestantes y a efectivos antidisturbios de la policía, que dispararon múltiples botes de gas lacrimógeno para dispersar a las masas.

Aunque todavía no hay informaciones oficiales, los medios locales se hacen eco de al menos una decena de detenciones -formar parte de una manifestación ilegal está penado en Hong Kong con entre 3 y 5 años de cárcel y multas- y del paso de varias ambulancias por la escena de las protestas, aunque se desconoce el número de heridos.

Los enfrentamientos entre policía y manifestantes fueron particularmente tensos en la jornada de hoy, constató Efe.

Miles de personas se habían concentrado a partir de las 15.00 hora local (07.00 GMT) en el parque Chater, situado en el corazón del distrito financiero de la isla de Hong Kong, para un mitin que contaba con el visto bueno de las autoridades, que, no obstante, habían rechazado la petición de los organizadores de celebrar una marcha de unos dos kilómetros por supuesto riesgo de violencia.

Tanto el mitin como la marcha improvisada tenían como objetivo protestar por la actuación policial en las últimas semanas, ya que consideran que las autoridades han respondido de manera excesiva ante los manifestantes y de manera muy tibia en el suceso del pasado día 21 en el barrio periférico de Yuen Long.

Ese día, 45 manifestantes resultaron heridos tras un ataque de supuestos miembros de las tríadas (mafias chinas); ayer, decenas de miles de personas celebraron una marcha en el barrio, también desautorizada, que se saldó con al menos 23 heridos y 13 detenidos, entre ellos uno de los organizadores.

Muchos de los manifestantes se salieron hoy de la zona autorizada y formaron grupos que fueron en diversas direcciones hasta que, cerca de las 17.00 hora local (09.00 GMT), las dos principales fracciones se detuvieron en la zona comercial de Causeway Bay y en las inmediaciones de la sede de la Oficina de Enlace, el órgano oficial que representa a Pekín en Hong Kong.

La presencia policial fue particularmente numerosa en esta segunda zona, ya que hace una semana se cometieron actos vandálicos contra el edificio tras otra multitudinaria manifestación.

A partir de las 19.00 hora local (11.00 GMT) los efectivos antidisturbios, a los que algunos manifestantes lanzaban piedras y otros objetos, comenzaron a desplegar pancartas con avisos como “Dejen de cargar o usaremos la fuerza”, “Dispérsense o dispararemos” y, finalmente, “Cuidado, gas lacrimógeno”.

Los manifestantes, que construyeron barricadas con vallas, barreras de plástico e incluso los indicadores de los nombres de las calles, trataban de protegerse con paraguas mientras retrocedían ante las cargas policiales.

Algunos de los que protestaban en la zona aseguraban que no habían provocado a la policía, que, sin embargo, emitió un comunicado en el que afirmaba que la situación estaba “deteriorándose drásticamente”.

En otro parte posterior, emitido poco antes de las 21.00 hora local (13.00 GMT), las fuerzas de seguridad acusaron a algunos manifestantes de lanzar contra los agentes un carro lleno de cartones en llamas y de provocar incendios deliberados en diversos puntos de la zona.

Vestidos de negro, los manifestantes entonaban cánticos como “Policías, os debería dar vergüenza” y portaban pancartas con lemas como “Liberad Hong Kong” o “Que pare la violencia”.

Mientras tanto, medios locales informaron de que parte de los manifestantes fueron regresando a lo largo de la tarde al parque Chater, donde tienen permiso para permanecer hasta las 23.59 hora local (15.59 GMT).

Este es un nuevo capítulo de las manifestaciones que comenzaron a principios de junio en Hong Kong contra una controvertida propuesta de ley de extradición a China, que han derivado a demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la ciudad, cuya soberanía recuperó Pekín en 1997 con el compromiso de mantener hasta 2047 las estructuras establecidas por los británicos.

A pesar de que la jefa del Gobierno local, Carrie Lam, dio por “muerto” el proyecto a principios de mes, los manifestantes no se dieron por satisfechos y han seguido inundando las calles de la ciudad durante los últimos ocho fines de semana.