El presidente de EE.UU., Donald Trump, llegó este sábado con un tono conciliador a la cumbre del G7 tras elevar varios grados más el conflicto comercial con China, una disputa que es una de las principales preocupaciones de las potencias económicas reunidas en esta cita.

Apenas llegado a Biarritz, Trump mantuvo un almuerzo con el anfitrión de esta cumbre, el presidente francés Emmanuel Macron, con quien ha mantenido - y mantiene - importantes diferencias, aunque ambos se esforzaron en buscar un lenguaje amistoso y medido.

Ambos "tenemos mucho en común", afirmó el estadounidense, quien recalcó que "hemos sido amigos mucho tiempo" y que mantienen "una relación especial".

Trump marca la primera jornada del G7. Vídeo: Agencia ATLAS | Foto: Reuters

Aún así, reconoció que "de vez en cuando discutimos solo un poco, no mucho. Pero nos llevamos muy bien", según dijo en las breves declaraciones que hicieron a la prensa al iniciar su almuerzo a solas.

En un tuit tras la reunión, Trump mantuvo el tono positivo sobre Macron y recalcó que "están pasando muchas cosas buenas" entre los dos países.

Pero Trump no mencionó, al menos de momento, la reiteración de su amenaza de imponer aranceles a las importaciones de vino francés en represalia por el impuesto francés a las grandes tecnológicas como Google, Apple, Facebook o Amazon, un asunto que lleva coleando varios meses y que volvió a resaltar el viernes justo antes de emprender viaje a Francia.

El impuesto francés "no me gusta", afirmó Trump ayer, ya que "no corresponde a Francia ponerles impuestos" a las tecnológicas, sino "a nosotros". Si París no cambia de idea "gravaremos su vino como nunca antes han visto", amenazó.

Fuentes del Elíseo calificaron la reunión con Trump de "excelente" y "muy productiva", ya que "ha permitido aclarar muchas cosas", pues las dos horas - un tiempo inusualmente largo para un encuentro de este tipo - dieron para hablar de Irán, Ucrania, las tensiones comerciales, el impuesto digital francés, el cambio climático o la Amazonía.

Sobre este último asunto, Trump mostró, antes de viajar a este G7 sus discrepancias con Macron en torno al presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y los incendios amazónicos, un asunto que también se tratará en esta cumbre.

El presidente francés había amenazado ayer con no ratificar el acuerdo comercial UE-Mercosur en las condiciones actuales, al considerar que Bolsonaro mintió cuando hace unos meses asumió compromisos sobre la protección de la biodiversidad que no está respetando.

Pero Trump, que habló por teléfono con el jefe del Estado brasileño - admirador suyo, por cierto - señaló en Twitter: "Acabo de hablar con el presidente Jair Bolsonaro de Brasil. Nuestras perspectivas comerciales son muy emocionantes y nuestra relación es sólida, quizás más que nunca".

Tal vez la política de Trump que dominará buena parte de las discusiones de los próximos dos días en esta cumbre es el agravamiento de la guerra comercial con China, que este viernes vio cómo Pekín y Washington subían dos peldaños.

Primero, China anunció unos aranceles por valor de 75.000 millones de dólares en represalia a unas medidas previas de EE.UU.

Pero Trump respondió incrementando el volumen de dos tandas de aranceles anunciadas previamente, y que deben entrar en vigor en octubre, pero sobre todo dio la orden de que las empresas estadounidenses presentes en China (el mayor mercado del mundo en cada vez más sectores económicos) abandonen el país.

Aunque el presidente no parece tener poder legal para dar esa orden (él aseguró que sí según la Ley de Emergencia Nacional de 1977), esa mención constituye una fuerte escalada de tono, más aún cuando dijo - ayer mismo - que el presidente chino, Xi Jinping, es uno de los peores enemigos de EE.UU.

Este agravamiento de la guerra comercial Washington-Pekín ha caído como una losa en la antesala de la cumbre, que tiene precisamente como uno de sus temas principales la desaceleración económica global causada en buena parte por los conflictos y tensiones del comercio internacional.

Con Alemania y el Reino Unido bajo la amenaza de recesión y el crecimiento ralentizándose en buena parte del mundo, el agravamiento de la guerra comercial que Trump ha lanzado contra China causa una fuerte preocupación en esta reunión de Biarritz.

Macron, en su reunión con Trump, no dejó de apuntar a que en la cita se discutirá "cómo bajar las tensiones y arreglar la situación" comercial, además de "encontrar nuevas vías" para relanzar la economía mundial.