Los restos del histórico dirigente zimbabuense Robert Mugabe han sido finalmente inhumados este sábado en su aldea natal, Kutama, con lo que se pone fin a la disputa entre la familia del expresidente y el Gobierno.

Mugabe gobernó Zimbabue durante 37 años, desde su independencia en 1980 y hasta que dejó el poder, en 2017, una época idealizada por sus seguidores que lo consideran un héroe de la independencia y denostada por otros que critican la catastrófica herencia económica y la represión de la disidencia.

Murió el pasado 6 de septiembre en un hospital de Singapur a los 95 años de edad y ahora sus familiares no querían que su sucesor, Emmerson Mnangagwa, quien forzó su salida del poder en noviembre de 2017, presidiera las exequias.

El sábado tras una misa católica y las intervenciones de familiares el cuerpo de Mugabe fue enterrado en el jardín de su casa sin la pompa y la ostentación que se reserva a los héroes nacionales. Su esposa, Grace, sus hijos y otros familiares cercanos, representantes del Gobierno y los medios de comunicación asistieron al acto.

El féretro fue bajado por el hueco excavado mientras Grace, cubierta con un velo negro, observaba acompañada por su hermana y sus hijos entre lágrimas enjuagadas en un pañuelo blanco.

Los familiares de Mugabe intervinieron para recordar que el último deseo del expresidente era que se le enterrara en Kutama, y no en el Monumento a los Héroes Nacionales de la capital, como pretendía Mnangagwa.

"Puede que haya quien piense que la familia ha hecho algo que no era apropiado ni acorde a las ideas de nuestro partido, el ZANU-PF (Unión Nacional Africana de Zimbabue - Frente Patriótico), o el Gobierno. Solo decimos que le damos las gracias al señor Mnangagwa por aceptar que se cumpla la voluntad de nuestro padre. Puede que no fuera lo que esperabas porque querías que fuer al Monumento, pero lo que hemos hecho era la voluntad de nuestro padre", ha destacado un portavoz de la familia Mugabe, Walter Chidhakwa.

El propio Mnangagwa no ha participado en el entierro, culminación de semanas de velatorio en los que la familia ha vigilado con celo el cuerpo por el miedo que tenía Mugabe a que sus rivales políticos realizaran algún tipo de ritual con sus restos, ha relatado un sobrino de Mugabe, Leo Mugabe.

Un portavoz del ZANU-PF, Simon Khaya Moyo, ha señalado que la decisión de enterrar a Mugabe en Kutama "no ha sido la más afortunada". "Respetamos los deseos de las familias de los héroes caídos, y por tanto nos entristece que haya maniobras que bordean la artimaña política en un asunto que afecta a un icono de nuestra ilustre liberación", ha argumentado.

En los últimos meses, el exdirigente permaneció largos periodos de tiempo hospitalizado en Singapur. Durante años ha habido especulaciones en torno a la posibilidad de que sufriera un cáncer de próstata, motivo por el que realizó viajes periódicos a un hospital en el país asiático.