El presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, fue investido este miércoles para su sexto mandato al frente de la antigua república soviética en una ceremonia que no se anunció con antelación, informó la agencia oficial bielorrusa BELTA.

La ceremonia tuvo lugar en el Palacio de la Independencia de Minsk y contó con la asistencia de parlamentarios y otras autoridades del país.

Según los datos oficiales, Lukashenko fue reelegido con el 80,1% de los votos en las elecciones del 9 de agosto pasado, resultado que no es reconocido por la oposición ni por Occidente y que ha desatado la mayor ola de protestas en la historia postsoviética de Bielorrusia.

"Al tomar posesión del cargo de presidente de Bielorrusa juro solemnemente servir al pueblo de la república de Bielorrusia, respetar y proteger los derechos y las libertades de las personas y los ciudadanos...", dijo Lukashenko con la mano derecha sobre un ejemplar de la Constitución del país.

A continuación, el mandatario firmó el acta del juramento, tras lo cual recibió sus credenciales de jefe del Estado de manos de la presidenta de la Comisión Electoral Central (CEC) de Bielorrusia, Lidia Yérmoshina.

"El día de la toma de posesión como presidente es el día de nuestra victoria, convincente y crucial. No solo hemos elegido al presidente del país, sino que hemos defendido nuestros valores, nuestra vida pacífica, nuestra soberanía e independencia", dijo Lukashenko.

El presidente, en el poder desde 1994, indicó que este año entrará en la historia del país como un período de emociones extremas.

"A nuestro sistema estatal se le lanzó un reto sin precedentes, un reto de tecnologías probadas para la destrucción de Estados independientes. Pero nosotros hemos sido de los pocos, si no los únicos, donde la 'revolución de colores' no fructificó", dijo.

La oposición amenaza con protestas

La oposición bielorrusa anunció este miércoles protestas indefinidas tras tomar posesión del presidente Alexandr Lukashenko. "Nunca aceptaremos las falsificaciones y exigimos nuevas elecciones", dijo en Telegram Pável Latushko, uno de los líderes de la oposición bielorrusa.

Latushko, exministro de Cultura y miembro del presídium del Consejo Coordinador para el traspaso pacífico del poder, agregó que esta plataforma opositora llama a todos a "una acción de desobediencia indefinida".

"Hoy hemos sido testigos de una situación sin precedentes. El presidente que se va, que afirma que obtuvo más del 80 por ciento de los votos en las elecciones, llevó a cabo una operación especial para su autoinvestidura", dijo Latushko, quien abandonó Bielorrusia a principios de septiembre por presiones de las autoridades, según el propio opositor.

Latushko, que actualmente se encuentra en Lituania, al igual que la líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, afirmó que el mandatario bielorruso tiene "una sed diabólica de poder".

"La sed diabólica de poder y el miedo paranoide le llevaron otra vez a violar la ley. A partir de hoy no es más presidente de Bielorrusia: es simplemente el jefe de los antidisturbios que sin distintivos actúan en las calles de Bielorrusia y de un grupo de burócratas", subrayó.

Según los datos oficiales, Lukashenko fue reelegido con el 80,1 % de los votos en las elecciones del 9 de agosto pasado, resultado que no es reconocido por la oposición ni por Occidente y que ha desatado la mayor ola de protestas en la historia postsoviética de Bielorrusia.