Dieciséis meses después de las últimas elecciones legislativas, celebradas el 26 de mayo de 2019, Bélgica está a punto de formar nuevo Gobierno federal. Los siete partidos que negocian la formación de la nueva coalición, denominada Vivaldi en honor a las cuatro estaciones del compositor italiano e integrada por liberales, socialistas y ecologistas flamencos y francófonos, han cerrado esta madrugada un preacuerdo entorno a un programa de Gobierno que, según la prensa belga, tendrá al liberal flamenco del Open-VLD Alexander De Croo (Vilvoorde, 1975) como nuevo primer ministro.

El siguiente paso ahora será que los dos políticos que han actuado como coformadores del nuevo Ejecutivo -De Croo y el socialista Paul Magnette- informen este miércoles por la mañana al rey de los belgas del desenlace de las conversaciones. Una vez cumplida la misión, el rey Felipe deberá nombrar a De Cro, como primer ministro. Cumplido este trámite, los siete partidos podrán culminar el reparto de competencias y carteras entre las distintas formaciones, que se han visto obligadas a pisar el acelerador de la negociación para concluir un pacto antes del 1 de octubre en que concluye el mandato de la ministra en funciones, Sophie Wilmès.

El acuerdo de Gobierno pactado, segíun distintos medios de comunicación belgas, incluye compromisos para eliminar la energía nuclear en 2025 aunque con la posibilidad de mantener dos reactores en funcionamiento, un aumento de las pensiones mínimas, 2.300 millones más para medidas sociales y 1.000 millones para seguridad, justicia y defensa, así como una gran reforma fiscal y una reforma del Estado que estará dirigida por un flamenco y un francófono y contará con una consulta con ciudadanos y expertos.

La última coalición de Gobierno, dirigida por el que actualmente es presidente del Consejo Europeo Charles Michel, cayó en diciembre de 2018 debido a las discrepancias sobre inmigración con los nacionalistas flamencos. Desde entonces el ejecutivo ha estado dirigido en funciones por una coalición ultraminoritaria -con 38 de los 150 escaños en la Cámara- liderada por la liberal francónona, Sophie Wilmès, que a finales de marzo obtuvo poderes especiales para adoptar medidas de urgencia y afrontar las consecuencias de la pandemia de coronavirus. Su mandato, sin embargo, no fue renovado a finales de junio por lo que los partidos se lanzaron a negociar un nuevo ejecutivo.