Los cuatro policías franceses que protagonizaron una violenta detención contra un productor musical negro en París fueron imputados durante la madrugada del lunes y dos de ellos fueron encarcelados, según confirmaron a EFE fuentes judiciales.

Tres de los agentes, entre ellos los dos detenidos, fueron imputados por violencia voluntaria ejercida por un titular de la autoridad pública, declaraciones de carácter racista, falso testimonio, violación de un domicilio y degradación voluntaria de bienes privados.

Al cuarto, sospechoso de haber lanzado una granada lacrimógena durante esa detención, le responsabilizaron de violencia voluntaria y degradación de bienes y lo dejaron en libertad bajo control judicial.

La Fiscalía había solicitado la detención provisional de los tres primeros, pero el juez decidió finalmente encarcelar a dos de ellos y dejar a los otros dos en libertad bajo control judicial.

Los hechos tuvieron lugar el 21 de noviembre y han provocado una crisis política y social en Francia. Michel Zecler, productor de Black Gold Studios, se cruzó con un coche policial de camino a su estudio parisino y entró rápido en él para evitar ser multado porque no llevaba mascarilla.

Las imágenes de las cámaras de videovigilancia de su local y otras tomadas por vecinos muestran cómo los tres primeros agentes entraron por la fuerza en su estudio para multarlo y lo hicieron salir a golpes.

El fiscal de París, Rémy Heitz, indicó este domingo a los medios que esos policías han admitido que los golpes propinados no estaban justificados y que actuaron así principalmente por miedo.

El productor fue detenido en un primer momento acusado de rebelión y de haber querido utilizar las armas de los agentes, pero los vídeos disponibles consiguieron que se archivara su caso y se investigara su detención.

Las imágenes han exacerbado la rabia ciudadana, especialmente en un momento en que una nueva proposición de ley, aprobada esta semana en primera lectura por la Asamblea Nacional, quiere limitar la difusión de imágenes de intervenciones de los agentes.

La protesta de este sábado contra esa normativa reunió a 133.000 personas en toda Francia y a 46.000 solo en París, según el Ministerio del Interior, aunque sus organizadores, el comité Stop a la Ley de Seguridad Global, elevan esas cifras respectivamente a 500.000 y 200.000.

La manifestación en la capital fue pacífica hasta que al llegar a su destino, la plaza de la Bastilla, se produjeron altercados, con destrozo de material urbano por parte de algunos encapuchados y lanzamiento de gases lacrimógenos y cañones de agua por parte de las fuerzas del orden.

El ministro del Interior, Gérald Darmanin, indicó este domingo que 98 policías y gendarmes resultaron heridos en todo el país.

Los imágenes de esos disturbios muestran a un grupo de agentes acorralado en París, pero también a un fotógrafo colaborador de la revista Polka Magazine y de la agencia AFP, Ameer al Halbi, que según Reporteros Sin Fronteras (RSF) resultó herido por un golpe de porra.

AFP reclamó una investigación policial este domingo, el mismo día en que el director general de la Policía Nacional, Frédéric Veaux, subrayó en el semanario Le Journal du Dimanche que aunque los agentes deben tener un comportamiento "irreprochable", la violencia contra ellos es "inaceptable".

Partidos de izquierda exigen ya la retirada de la futura ley, en la mayoría gubernamental han surgido voces en su contra y el presidente, Emmanuel Macron, en el centro de la actual crisis, ha pedido al Ejecutivo "propuestas para reafirmar el vínculo de confianza que debe existir entre los franceses y quienes los protegen".