Los acontecimientos de este tristemente histórico miércoles en Estados Unidos han resucitado en Washington dos conversaciones: la posibilidad de someter a Donald Trump a un segundo impeachment o la de retirarle del cargo haciendo uso de la Enmienda 25, que en su sección 4 establece que el vicepresidente, con una mayoría del gabinete o con un órgano constituido específicamente por el Congreso, pueden sacar al presidente del Despacho Oval si determinan que "es incapaz de cumplir los poderes y deberes de su cargo".

La posibilidad de un segundo impeachment ya la habían barajado antes algunos demócratas pero tras la toma del Capitolio por una turba arengada por Trump ha resurgido con fuerza. Una de las primeras en abogar públicamente por ese paso ha sido la congresista demócrata Ilhan Omar. "Estoy redactando artículos de un impeachment. Donald J. Trump debería ser acusado por la Cámara de Representantes y destituido por el Senado de los Estados Unidos", ha anunciado en Twitter en un mensaje que no se demoró en propagarse por las redes sociales.

"No podemos permitir que permanezca en el cargo, es una cuestión de preservar nuestra República y debemos cumplir nuestro juramento", fundamentó la legisladora, en medio de la inédita tormenta política.

También la demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, como Omar miembro del denominado 'escuadrón' de representantes progresistas al que Trump ha atacado con frecuencia, se sumó a la llamada con un tuit de una sola palabra. "Impeach".

Los tiempos de una acusación y un proceso de la naturaleza de un impeachment no son los que marcan el reloj de esta crisis institucional. La incitación a una rebelión de extrema derecha desde la cumbre del poder no tiene precedentes. Y en este contexto, y dados los tiempos que requeriría un impeachment, es donde han ganado más fuerza las llamadas a aplicar la Enmienda 25 y las reclamaciones explícitas de destitución de Trump al vicepresidente Mike Pence.

"El tejido de nuestra democracia y los principios de nuestra república están siendo atacados por el presidente. Suficiente es suficiente. El presidente Trump debe renunciar o ser destituido de su cargo por su gabinete o por el Congreso", escribió en su cuenta de twitter el gobernador de Vermont, el republicano Phil Scott. "No hay duda de que el engaño, la fabricación, el interés propio y el ego del presidente nos han llevado, paso a paso, a este momento muy bajo y muy peligroso de la historia de Estados Unidos. No se equivoquen, el presidente de los Estados Unidos es el responsable de este evento".

La enmienda número 25 de la Constitución da el sustento legal a la sustitución presidencial si el mandatario es "incapaz de cumplir con los poderes y deberes del cargo". Si así lo determinan el vicepresidente y una mayoría del Gabinete lo envían por escrito a los líderes del Congreso. En ese momento el vicepresidente se convierte en presidente en funciones y si Trump lo disputara el Congreso decidiría, pudiendo mantener a Pence en el cargo interino si lo aprueban dos tercios tanto de la Cámara de Representantes como del Senado.

La normativa data de hace más de medio siglo, concretamente de 1967, y aunque se ha usado en algunos casos voluntariamente (por la dimisión de Richard Nixon o por intervenciones médicas de Ronald Reagan y George Bush, por ejemplo), la sección 4 nunca se utilizó para situaciones como las que atraviesa Estados Unidos por estas horas. La pregunta que sobrevuela por estas horas es si Pence sería capaz de abrir la puerta para su aplicación cuando faltan dos semanas para el traspaso formal de poderes.

En la Casa Blanca en 2017 ya se discutió su uso entre altos cargos y hubo también una campaña de profesionales de salud mental para intentar que se aplicara.Control demócrata del Senado

Por otra parte, los demócratas se alzaron este miércoles con el control del Senado de Estados Unidos gracias a las victorias de sus dos candidatos en la segunda vuelta de las elecciones en Georgia, que el presidente saliente, Donald Trump, había planteado como un referéndum a su gestión.

Después de que el martes por la noche se confirmase la victoria del reverendo Raphael Warnock, que se convierte así en el primer senador afroamericano de Georgia, las proyecciones de los medios dieron hoy ganador al también demócrata Jon Ossoff, sobre su rival republicano, David Perdue.

La segunda ronda electoral en Georgia, que habitualmente hubiese sido un asunto de importancia para el estado, se tornó en una disputa de consecuencias nacionales en la que participaron tanto el Trump como el presidente electo, Joe Biden.

Gracias a estas victorias, ambas por un resultado muy ajustado, Biden podrá contar con el control de las dos cámaras del Congreso al menos durante los primeros dos años de gestión, con lo que podrá avanzar sus políticas sin la obstrucción del Partido Republicano.