La cepa del coronavirus que se detectó en mayo del año pasado en el estado de California se ha convertido en una auténtica pesadilla ya que, no solo se propaga más fácilmente que sus predecesoras, sino que también resiste a los anticuerpos generados por las vacunas contra la covid-19 o por las defensas por infección previa, y está asociada con casos graves y muertes, según investigadores de la Universidad de California.

“El demonio ya está aquí”, así ha descrito el virólogo Charles Chiu, profesor de medicina de esta universidad y encargado de dirigir el equipo de genetistas, epidemiólogos, estadísticos y otros científicos de este centro que han desarrollado un análisis sobre esta nueva variante que ha recibido el nombre de B.1.427/B.1.429. “Ojalá fuera todo distinto. Pero la ciencia es la ciencia”, ha sentenciado Chiu en el periódico Los Ángeles Times.

Esta cepa, que se ha convertido en la dominante en este estado del oeste de Estados Unidos, debe considerarse, en opinión de estos expertos, en una "variante de preocupación", como ya lo son la británica, sudafricana y brasileña.

Un escenario de pesadilla

Para Chiu la fuerza de esta nueva variante del SARS-Cov-2 puede llevar a lo que el considera un "escenario de pesadilla" puesto que además de ser resistente a las vacunas, la cepa californiana y la británica pueden circular en la misma población y eso podría suponer una vuelta al aumento de los contagios y las muertes, pero es que además, este científico abre la puerta a que estas dos variantes del virus puedan infectar a una misma persona, "intercambien sus mutaciones y creen una cepa aún más peligrosa de este virus".

 Según un estudio llevado a cabo en los laboratorios de la Universidad de California muestra que, en comparación con las personas infectadas con otras cepas de coronavirus, las infectadas con la cepa de California tenían cargas virales dos veces más altas en la nasofaringe, lo que hace más probable que cada infectado lo transmitiera a más individuos.