A menos de tres semanas de las elecciones federales y en el más que probablemente último debate general en el Bundestag, la canciller Angela Merkel ha aprovechado este martes el escenario para intentar salvar a su partido de la debacle electoral que las encuestas dibujan desde hace semanas. 

“No es igual quién gobierne este país. Las ciudadanas y los ciudadanos tienen la elección: un gobierno liderado por el SPD y Los Verdes, que acepte el apoyo de La Izquierda o que por lo menos no lo descarte, o un gobierno federal liderado por la CDU-CSU y Armin Laschet como canciller federal, que dirija a nuestro país hacia el futuro con moderación y desde el centro”, ha dicho Merkel, que ha respondido a los gritos encendidos de una parte del parlamento con media sonrisa y una frase lacónica: “Sólo digo la verdad”.

Merkel agita ya sin tapujos el miedo histórico de una parte de la ciudadanía alemana a un pacto de los socialdemócratas del SPD y los ecoliberales de Los Verdes con los poscomunistas de La Izquierda. Esta coalición, inédita a nivel federal, es posible según las actuales proyecciones electorales, que abren la puerta a un tripartido de centroizquierda que ya controla, por ejemplo, el ejecutivo regional de Berlín. 

Esas mismas encuestas siguen colocando a la unión conservadora CDU-CSU a varios puntos de distancia de los socialdemócratas, que aparecen anclados cómodamente entre el 25 y el 26 por ciento de intención de voto. Una proyección publicada el pasado lunes coloca incluso a los conservadores en el 19 por ciento, el mínimo histórico en intención de voto a nivel federal de los democristianos.

Tono agresivo

El tono inusualmente agresivo de Merkel contra sus todavía socios de Gran Coalición y su candidato a canciller, el ministro federal de Finanzas socialdemócrata Olaf Scholz, demuestra desesperación en las filas conservadoras, que ven como el tiempo se agota para dar un giro a la campaña. 

El candidato democristiano y presidente de la CDU, Armin Laschet, – también presente en la sesión parlamentaria – ha mantenido esa línea agresiva, más propia de un acto de campaña electoral que de una sesión en el Bundestag. “Merkel ha establecido una comparación entre las elecciones de 2005 y las de 2021. Conviene recordar que entonces gobernaban el SPD y Los Verdes, y que el balance fuero cinco millones de parados”, ha dicho el primer ministro de Renania del Norte-Westfalia.

Los cerrados aplausos cosechados por Laschet entre las filas conservadoras parecen responder más a la necesidad de mostrar unidad que al convencimiento sobre que es el candidato más adecuado para mantener a la CDU en el poder tras 16 años de gobiernos ininterrumpidos de Merkel. Laschet tiene unos pésimos niveles de popularidad y su gestión de las recientes inundaciones en el estado que gobierna – que dejaron decenas de muertos y miles de damnificados – ha empeorado aún más su imagen pública.

Respuesta templada de Scholz

“Al final de esta legislatura, me gustaría dar las gracias por el trabajo conjunto, también a la cancillera, la doctora Merkel”, ha dicho Olaf Scholz al inicio de su intervención. El tono templado del candidato socialdemócrata ha dejado incluso la imagen de una Merkel asintiendo pocos minutos después de su duro ataque al SPD.

Scholz está protagonizando una campaña a la defensiva y con un tono moderado con el que intenta presentarse como el candidato de la continuidad con la herencia de Merkel, a pesar de ser el candidato del partido que, paradójicamente, quiere desbancar a los democristianos del poder. 

El líder socialdemócrata ha aprovechado, además, ser el primero de los candidatos a la cancillería en intervenir tras el último discurso de Merkel como jefa de gobierno ante el Bundestag para presentar un tono gubernamental. La intervención de Scholz, de cierto acento social, ha recordado más a una declaración de un canciller que a la de un candidato a convertirse en jefe del gobierno.

La tercera en liza, la candidata verde Annalena Baerbock, ha atacado tanto a Laschet como a Scholz, a cuyos partidos acusa de ser incapaces de combatir eficazmente la crisis climática. Sus errores no forzados y una campaña de parte de la prensa alemana contra Baerbock y su partido han alejado, sin embargo, a Los Verdes de competir por una victoria electoral que hoy ya parece acariciar – contra pronóstico – la socialdemocracia alemana.