Día de altibajos en el Kremlin. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, se acaba de someter en las últimas horas a un "régimen de autoaislamiento" que se prolongará durante un periodo de tiempo indeterminado debido a la aparición de casos de covid en su entorno. La medida se produce pocas horas después de que el líder ruso recibiera en Moscú al presidente de Siria, Bashar el Asad, y criticara la presencia de militares de EEUU y Turquía en el país árabe.

Según el comunicado emitido por el servicio de prensa de la presidencia, Putin se encuentra en perfecto estado de salud, aunque no podrá viajar a Tayikistán durante esta semana como estaba previsto para mantener reuniones de alto nivel acerca de la seguridad en la región, tras la caída del Gobierno afgano apoyado por EEUU y Occidente y la llegada al poder de los talibanes en el estado centroasiático. A decir del portavoz presidencial, Dmitri Peskov, el líder del Kremlin dejará de mantener encuentros cara a cara y continuará su agenda de reuniones por la vía telemática.

El mandatario ha recibido las dos inyecciones de la vacuna rusa Spútnik V. La medida permite entrever que los estrictos controles establecidos para impedir que el dirigente ruso entre en contacto con personas infectadas, que incluyen cuarentenas a los visitantes y hasta túneles de desinfección, no han funcionado.

Visita de Asad

Uno de las últimas personalidades con las que Putin se ha visto las caras ha sido el presidente de Siria, Bashar el Asad, quien visitó el lunes Moscú por vez primera en los últimos cinco años, una visita que solo fue anunciada públicamente este martes. Durante el encuentro, el mandatario ruso ha criticado con dureza la presencia de tropas extranjeras en el país árabe sin que hayan sido requeridas por el Gobierno de Damasco, en una nada velada alusión a las tropas estadounidenses y turcas. "Fuerzas armadas extranjeras, sin la aprobación de la ONU, sin su acuerdo (dirigiéndose a su interlocutor sirio) son presentes en ciertos territorios del país, lo que es manifiestamente contrario al derecho internacional", estimo Putin.

La visita de Asad, la primera que realiza a la capital rusa en cinco años, es una nueva muestra de que la longeva alianza entre el Kremlin y la dinastía que Gobierna el país árabe con puño de hierro se mantiene con buena salud y contra viento y marea. Y ello, pese a que durante mucho tiempo, dirigentes rusos, en sus conversaciones con políticos occidentales, han asegurado que el mandatario sirio era material prescindible y que estaban dispuestos a su reemplazo.