¿Un simple azar del calendario o una decisión con un mensaje político subliminal? El presidente francés, Emmanuel Macron, ha preferido no participar en la Asamblea General de la ONU, cuya sesión plenaria empezó este martes. Su ausencia fue una de las más comentadas al producirse en plena crisis de los submarinos. La alianza militar AUKUS y la pérdida de un multitudinario contrato militar provocó que Francia llamara a consultas a sus embajadores en Washington y Canberra, una decisión inédita en las relaciones franco-estadounidenses. Estas turbulencias diplomáticas favorecieron las especulaciones sobre la silla vacía de Macron, aunque su decisión de no ir a Nueva York fue previa al anuncio el 15 de septiembre del polémico acuerdo entre Australia, Estados Unidos y el Reino Unido.

Desde el Elíseo, indicaron que la ausencia estuvo motivada por la crisis sanitaria. Como no podía ser de otra manera, la pandemia ha marcado la organización de la Asamblea de la ONU, celebrada bajo estrictas condiciones sanitarias ante el temor de que se convierta en un evento propagador del covid-19. Otros líderes mundiales, como el chino Xi Jinping, tampoco asisten en persona.

A la delegación francesa también le molestó que el joven presidente tuviera que hablar el último día de la Asamblea, en lugar del primero como el estadounidense Joe Biden. Los jefes de Estado franceses siempre habían estado presentes en esta cumbre desde 2005, cuando el primer ministro Dominique Villepin substituyó a Jacques Chirac que sufría una convalecencia.

Manera secreta

Estaba previsto, inicialmente, que Macron enviara un mensaje grabado. Pero tras el anuncio del AUKUS, el joven presidente, que tiene pendiente una entrevista telefónica con Biden, decidió que lo reemplazara su ministro de Relaciones Exteriores, Jean-Yves Le Drian. Desde la Gran Manzana, Le Drian volvió a denunciar “la traición” y “la ruptura de confianza entre aliados” que supuso el AUKUS, negociado de manera secreta y que comportó la anulación de una venta de 12 submarinos franceses, valorados en más de 56.000 millones de euros. Los 27 ministros de Exteriores de la UE se reunieron en Nueva York para examinar la situación. “Uno de nuestros Estados miembros fue tratado de manera inaceptable”, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.

No obstante, varias cancillerías europeas tomaron ciertas distancias respecto a Francia, al considerar que se trata de un asunto bilateral entre franceses y estadounidenses. En París se examinó con lupa el silencio de Berlín durante los primeros días tras el anuncio. Otro silencio aún más significativo es el del mismo Macron. Tras la presentación del AUKUS, del que tuvo constancia solo una hora antes de que se oficializara, el dirigente centrista no hizo ninguna declaración ni mensaje en redes sobre el caso. Y tampoco será en la estrada de la ONU donde se pronuncie sobre la polémica alianza.