El asesinato de la periodista Anna Politkovskaya, una de las voces más incómodas e influyentes de Rusia, ha cumplido este jueves 15 años sin que el autor intelectual del crimen haya sido juzgado. El caso, que ha levantado ampollas a nivel nacional, es entendido por muchos como paradigma de la impunidad y sigue sin resolverse.

El destino de Politkovskaya, que había sufrido numerosas amenazas por desempeñar su labor, se truncó el 7 de octubre de 2006, cuando recibió cuatro disparos en el ascensor de su vivienda. La periodista se encontraba inmersa en una investigación sobre la represión y violencia ejercida por el Ejército ruso durante la segunda guerra chechena, que se remonta a 1999.

Su crimen provocó una fuerte ola de críticas. A pesar de haber sufrido un intento de envenenamiento y haber sido víctima de un simulacro de ejecución, Politkovskaya no se detuvo. Poco antes de su muerte, había revelado que se encontraba investigando casos de tortura en las cárceles de Chechenia.

Su objetivo, lograr que el presidente checheno, Ramzan Kadirov, se sentara en el banquillo de los acusados por este caso, nunca llegó a materializarse. Sin embargo, muchos la consideran hoy un símbolo de resistencia y coraje, especialmente por no haber abandonado Rusia.

Para el Kremlin, la "inminencia del castigo por su asesinato es primordial", tal y como ha señalado su portavoz, Dimitri Peskov, que ha recordado que por el momento se desconoce quién encargó el asesinato, que se produjo el mismo día que el presidente, Vladimir Putin, cumplía 54 años.

Las autoridades rusas se han desmarcado del fin de las pesquisas --cuyo plazo expira este jueves-- y han asegurado que no pueden evaluar las "posibilidades jurídicas" del caso ni las decisiones de los que se encuentran al frente del mismo. Tampoco prorrogar las investigaciones.

"Todos sabemos que muchos asesinatos, especialmente los que se realizan por encargo, son complejos", ha dicho. Así ha matizado, sin embargo, que para Moscú es importante "que todos los autores del homicidio reciban su merecido castigo".

La familia de Politkovskaya, que tenía 48 años, insiste en que el caso se cierra en falso: aunque en 2014 cinco hombres fueron condenados por organizar, ejecutar o participar en el crimen, ninguno de ellos ha revelado la identidad del autor intelectual.

Entre ellos se encuentra un exagente de Policía --que reconoció haber organizado el asesinato-- y un ciudadano checheno que habría trazado el plan y que murió en 2017 mientras se encontraba en prisión.

La UE y EEUU piden justicia

Para la UE, es de vital importancia que las autoridades rusas logren llevar ante la justicia a todos los responsables del asesinato para acabar así con la "impunidad" en torno al caso.

"Hoy rendimos tributo a Anna Politkovskaya, una periodista reconocida internacionalmente como defensora de los Derechos Humanos, que actuó para hacer frente a la violencia y la injusticia y siguió con su heroico trabajo a pesar de las repetidas intimidaciones", ha aseverado en un comunicado el Alto Pepresentante de la UE de Política Exterior, Josep Borrell.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos halló indicios en 2018 de que el Gobierno ruso había "fracasado a la hora de investigar el crimen de forma adecuada". En este sentido, la corte aseguraba que si bien se habían tomado las medidas necesarias para que los responsables del asesinato fueran juzgados y condenados, las autoridades no habían llevado a cabo las medidas necesarias para encontrar a los responsables intelectuales.

Por ello, Bruselas ha instado a Moscú a "garantizar que todos los responsables de su asesinato son llevados ante la Justicia de forma transparente". "Esperamos que Rusia actúe de acuerdo con sus obligaciones en el marco del Derecho Internacional y su propia legislación vigente (...) para proteger los Derechos Humanos", recoge el texto.

La conmemoración de la muerte de la redactora tiene lugar ahora que la sociedad civil rusa y los medios independientes acusan al Gobierno de ejercer una presión si precedentes sobre la prensa, así como sobre activistas y periodistas, a los que a veces tilda de "agentes extranjeros".

La UE ha insistido en que seguirá trabajando para hacer frente a cualquier "violación" de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional en todo el mundo y ha expresado su solidaridad con los trabajadores y personas afectadas.

El Gobierno estadounidense, por su parte, ha recordado que su asesinato se debe al desempeño de su labor como periodista de forma "valiente" para poner el punto de mira en los "abusos de los Derechos Humanos que se producían en el marco del conflicto checheno y darle así voz a las víctimas".

Para Washington es de vital relevancia que Rusia lleve a "todos los responsables" ante la Justicia por los delitos cometidos. "La continuada impunidad para aquellos que ordenaron su asesinato socava la libertad de prensa y de expresión y supone un golpe para la situación de los Derechos Humanos en el país", ha subrayado el Departamento de Estado.

Las autoridades de Estados Unidos han reconocido así la "persistencia" y el "coraje" de la periodista y de todos aquellos que tratan de informar de forma independiente y están siendo calificados como "agentes extranjeros" por el Kremlin. "Estamos con ellos", ha señalado.