De un tiro en la cabeza y otro en el abdomen. Dos disparos realizados por los rebeldes del denominado Consejo de Transición Nacional (CNT) de Libia. Así murió el 20 de octubre de 2011, hace ahora diez años, el dictador Muamar el Gadafi, que gobernó el país con puño de hierro desde 1969 hasta su muerte, producto de la acción conjunta de la OTAN y los insurgentes en el marco de la guerra civil que asoló a este país hace una década, tras el comienzo de la Primavera Árabe.

El estallido de las protestas contra el régimen autoritario de Túnez se extendió, en mayor o menor medida, al resto de países del norte de África y Oriente Medio. La autocracia de Gadafi, de inspiración socialista y panarabista, se sostenía a base del negocio petrolero y gracias a una férrea represión, pero el contagio del descontento también acabaría por afectar a un país en el que su principal dirigente, no obstante, siempre se creyó a salvo.

La contienda, que había arrancado ocho meses antes y concluyó con el asesinato de Gadafi, enfrentó a los leales del tirano con fuerzas rebeldes, con distintos intereses, pero unidas por la determinación de acabar con el régimen. La OTAN les prestó su apoyo. Fue precisamente un bombardeo de la Alianza, ese 20 de octubre, el que precipitó la captura de Gadafi. El dictador y su guardia personal huían ese día del avance insurgente en Sirte, su ciudad natal y a la que había llegado tras abandonar Trípoli.

El cuerpo sin vida de Gadafi fue expuesto de forma pública en una improvisada morgue en la ciudad liia de Misrata

Los rebeldes cercaban la zona y un convoy con hasta 75 vehículos, circulando a gran velocidad, llamó la atención de un avión de la RAF, la fuerza aérea británica. El posterior aviso a la OTAN desembocó en un bombardeo comandado por drones de Estados Unidos y cazas Rafale franceses. La OTAN aclaró después que desconocía que Gadafi viajaba en ese convoy.

"¡Tú, perro!"

Malherido, Gadafi se refugió en una tubería de riego junto con algunos de sus soldados. A partir de aquí las versiones difieren -los rebeldes dijeron que fueron los leales los que dispararon a Gadafi mientras le protegían para evitar su linchamiento-, pero parece claro que las fuerzas del CNT descubrieron el escondrijo del tirano y procedieron a su captura. “¡Tú, perro, Misrata te ha capturado”, le grita uno de los combatientes mientras Gadafi suplica: “¡Tengan piedad!” “Dios prohíbe esto” y “¿sabes distinguir el bien del mal?” fueron otros de los ruegos del dictador, con el rostro ensangrentado mientras ya era zarandeado por una turba armada. El CNT señaló que no existía orden de que los rebeldes se tomaran la justicia por su mano. Sin embargo, la rabia era imparable y Gadafi acabó muerto de dos disparos.

El cuerpo sin vida de Gadafi fue expuesto de forma pública en una improvisada morgue en Misrata para que los libios comprobasen de primera mano que estaba muerto. La guerra acabó días después, con la derrota de los partidarios del dictador, pero la inestabilidad, el sectarismo y el odio perduran todavía. Omran Shabam, el rebelde que descubrió el refugio del líder libio y posó después en varias fotografías con su pistola dorada, fue capturado meses después por seguidores de Gadafi. Fue torturado y falleció en un hospital francés a causa de las heridas.

Un hombre pisa la imagen de Gadafi tras su caída a manos de los rebeldes libios. Reuters