Ni la escalada de los precios de la luz ni el desafío judicial polaco. Aunque ambas cuestiones dividen a los Veintisiete, lo que ha enfrentado este viernes a los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, en la segunda y última jornada de la cumbre europea, ha sido la política migratoria, los movimientos secundarios internos, la financiación de los planes de acción con terceros países y las exigencias de países como Lituania o Polonia de que el presupuesto comunitario financie también la construcción de alambradas en la frontera con Bielorrusia para cortar la llegada de inmigrantes. Una petición que secundan más de una docena de países pero que se ha topado con el portazo de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen

“Hay financiación para la gestión de fronteras con cargo al presupuesto europeo. Se trata de equipos y personal, equipos electrónicos e infraestructuras. Hemos hablado sobre infraestructuras físicas” pero "he dejado claro que en la Comisión Europea y el Parlamento Europeo existe el entendimiento de que no se van a financiar ni muros ni alambradas con púas”, ha zanjado la alemana ante una demanda que secundan al menos una docena de países, entre los que figuran no solo los países fronterizos con Bielorrusia sino muchos otros como Grecia, Austria, Dinamarca, Hungría o Chipre, pero que no han conseguido colarse en las conclusiones de la cumbre tras un largo y divisivo debate de casi cinco horas.

“Me avergonzaría ver una valla con un cartel que diga ‘financiado por la UE’”, ha advertido el luxemburgués, Xavier Bettel. “Si queremos ser y eficaces a la hora de proteger nuestras fronteras europeas no veo la razón por la que intervenciones (de este tipo) no puedan ser financiadas por el presupuesto europeo”, ha recordado el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, presionado por las malas relaciones con Turquía y la amenaza constante de que utilice a los inmigrantes, al igual que Bielorrusia, como arma política para presionar a la UE. Atenas al igual que otras capitales han estado recientemente en el foco acusadas de realizar devoluciones en caliente, una acusación que rechazan.

Propuestas urgentes

Los que sí han pedido a Bruselas los Veintisiete líderes es que presente “urgentemente propuestas” y “movilice financiación” para financiar acciones en todas las rutas migratorias. También han urgido a Turquía que garantice la aplicación del acuerdo que tiene con la UE desde 2016 para acoger en su territorio a refugiados y no dejar que pasen a Grecia o Chipre, al tiempo que han advertido que no aceptarán “ningún intento de terceros países de instrumentalizar a los inmigrantes con fines políticos” y que responderán a los “continuos atentados híbridos del régimen bielorruso” adoptando con carácter de urgencia nuevas sanciones contra el régimen de Alexander Lukashenko. “Esta claro que varias potencias consideran que la inmigración se ha convertido en un instrumento de desestabilización de Europea, así que debemos protegernos”, ha dicho el presidente francés, Emmanuel Macron.

Una de las preocupaciones de los países que no son frontera exterior, desde Holanda hasta Austria, sigue siendo evitar los movimientos secundarios, que inmigrantes que puedan entrar por Polonia terminen desplazándose en la Europa sin fronteras internas hasta sus respectivos territorios. De ahí que las conclusiones también reflejan esta preocupación. “Debe mantenerse el empeño por reducir los movimientos secundarios” aunque al mismo tiempo hay que “garantizar un equilibrio justo ente responsabilidad y solidaridad entre los Estados miembros”. Una demanda esta última de los países del sur. “Las posturas están muy enfrentadas y es difícil encontrar una zona de aterrizaje para lograr una posición común” pero “los países del sur estamos manteniendo una actitud bastante constructiva a la vez que defendemos nuestros intereses”, ha valorado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

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