Los dirigentes de la Reagrupación Nacional (RN) empiezan a temer la sombra de Éric Zemmour sobre su líder Marine Le Pen. La irrupción del polemista xenófobo es la sensación de la precampaña de las presidenciales francesas. Su ascenso fulgurante en los sondeos ha puesto en duda el pronosticado duelo entre Le Pen y el presidente Emmanuel Macron en abril de 2022. Tras haberlo menospreciado durante meses, los representantes de la RN ya critican abiertamente al ensayista-candidato, al mismo tiempo que Zemmour se ha catapultado gracias a la imagen de una Le Pen, que él mismo ha alimentado, incompetente y demasiado “moderada”. La guerra interna en la ultraderecha francesa ya ha empezado.

Según sondeo del instituto Ifop, publicado este miércoles por la cadena LCI, Macron sería el más votado en la primera vuelta con el 24% de los votos, lo seguiría Le Pen con el 17-18%, tercero quedaría Zemmour (16-17%), luego vendría con el 15% el aspirante de Los Republicanos (LR, derecha) y por debajo del umbral del 10% están actualmente los distintos candidatos de la izquierda: el insumiso Jean-Luc Mélenchon (8%-8,5%), el verde Yannick Jadot (7%) y la socialista Anne Hidalgo (6-6,5%). Aunque todavía no ha anunciado su más que probable candidatura, el polémico periodista, condenado dos veces por racismo, ya le disputa el acceso a la segunda vuelta a Le Pen, relegada a un segundo plano en estas semanas de precampaña.

El fenómeno Zemmour se nutre tanto de electores decepcionados con el lepenismo como de los sectores más duros del conservadurismo y la burguesía francesa. Según un estudio de Ifop para el diario Le Figaro, el ensayista-candidato seduciría al 18% de los votantes de Le Pen y hasta el 24% de los apoyos en 2017 de François Fillon, entonces presidenciable de LR. Los socios del PP en Francia no designarán a su candidato hasta un congreso a principios de diciembre. Y este vacío está siendo aprovechado por Zemmour, cuya irrupción preocupa por igual a los dirigentes de LR como a Le Pen.

“Le Pen habla como Macron”

El programa de Zemmour está “marcado por un ultraliberalismo” económico, criticó la líder de la RN a principios de esta semana. “Es una gran diferencia que existe entre él y yo”, sostuvo Le Pen sobre la apuesta del polemista por medidas de carácter neoliberal, como aumentar la edad de jubilación o el tiempo de trabajo. En las altas esferas del lepenismo infravaloraron durante meses al autor de Le Suicide français, el libro con el que arrasó en las librerías en 2014 el gurú periodístico de la extrema derecha. Pero una vez la burbuja de su candidatura se ha agigantado, sus dirigentes han empezado a acusarle de “racista” o de promover un conflicto civil. Unas críticas ridículas en boca de otros representantes ultras.

Al mismo tiempo el polemista tampoco disimula sus diferencias con Le Pen. “Marine Le Pen ya habla como Emmanuel Macron”, critica Zemmour en La France n’a pas dit son dernier mot. En su último libro, publicado a mediados de septiembre, insiste en su peculiar proceso contra la líder de la RN por haberse normalizado en exceso: “Le Pen, como Macron y Mélenchon, considera que el islam no es incompatible con la República y que el gran reemplazo no existe”.

Durante la última década, la estrategia del lepenismo “consistió en desdiabolizarse para parecer un partido creíble”, explica a El Periódico el sociólogo Ugo Palheta, profesor en la universidad de Lille. La RN abandonó el odio contra los judíos, apartó a sus militantes más indeseables —o los camufló entre sus filas— e incluso matizó sus postulados contra el islam. Pero todo esto no le sirvió para convencer a los sectores duros de las clases medias y altas, cada vez más familiarizados con la xenofobia y la islamofobia, pero que consideran el partido de Le Pen como demasiado extremista.

Zemmour: ideas más radicales, pero genera menos miedo en las clases altas

Curiosamente, el discurso de Zemmour, con su posado de intelectual —bastante mediocre, todo sea dicho—, resulta bastante más extremo que el de Le Pen en el terreno de las ideas, al defender que la nación francesa y la civilización europea están amenazadas por la llegada de migrantes y la imposición de una sociedad musulmana. Pero genera una mayor simpatía entre los votantes de la derecha republicana, “quienes lo consideran como alguien respetable, al haberlo leído en las páginas de Le Figaro o escuchado en CNews”, recuerda Palheta. Su irrupción “refleja una deriva extremista de la derecha republicana”, afirma este experto, autor del libro La possibilité du fascisme.

En cambio, “Le Pen tiene dos ventajas respecto a Zemmour: dispone de un partido político y le habla mucho más a las categorías populares”, asegura el politólogo Jean-Yves Camus. Al polemista le gustaría que la carrera hacia el Elíseo esté monopolizada por el debate identitario. No obstante, la principal preocupación de los franceses es la pérdida de poder adquisitivo, acentuada por la inflación post-pandemia. Los temas que se impongan durante la campaña resultarán determinantes en la pelea interna en la ultraderecha. También influirán en si este pulso Le Pen contra Zemmour se convierte en una competición virtuosa o una batalla fratricida que deja a ambos fuera de la segunda vuelta.