Mohamed VI, el rey de Marruecos, ha alertado que su país no se va a comprometer económicamente con otros Gobiernos que no incluyan el Sáhara Occidental como parte de Marruecos. En su discurso con motivo del 46º aniversario de la Marcha Verde, el monarca no ha hecho ninguna referencia directa al conflicto diplomático abierto con Argelia en una semana en la que la tensión entre Rabat y Argel se ha intensificado.

“A aquellos que muestran posiciones poco claras o ambivalentes, les declaramos que Marruecos no se comprometerá con ellos en ningún planteamiento económico o comercial que excluya al Sáhara marroquí”, ha defendido el rey. Además ha insistido en la idea de dotar a este territorio de una mayor autonomía pero “bajo la soberanía marroquí”, como única posibilidad de futuro para la excolonia española. 

La única referencia a su vecino argelino ha sido de manera indirecta con una frase al final del discurso en la que se ha dirigido “a los cinco pueblos del Magreb” para expresar su deseo de “unidad, estabilidad, progreso y prosperidad”. 

Desencuentro histórico

Las dos grandes potencias del Magreb llevan dándose la espalda desde sus independencias, aunque nunca se han dejado de mirar de reojo ni con recelo. Desde los años 50, ambos países han ido construyendo una relación inflamable en la que solo han coincidido en acusarse mutuamente de pirómanos. 

El último episodio ha dado un salto cualitativo: Argelia acusa a Marruecos de la muerte de tres camioneros de mercancías argelinos que volvían a su país después de una entrega en Mauritania. Los tres civiles perdieron la vida tras ser bombardeados el lunes 1 de noviembre en su paso por la zona del Sáhara Occidental.

Argel apunta a su vecino norte africano como responsable y defiende que esta acción "no va a quedar impune", por su parte Rabat mantiene silencio sobre lo sucedido. En una reciente carta dirigida a los líderes de varios organismos internacionales, como el secretario general de las Naciones Unidas o al de la Liga Árabe, el ministro de Exteriores argelino, Ramtane Lamamra, ha calificado este acto de "terrorismo de estado" y no ha escatimado en adjetivos contra Marruecos.

La misión de la ONU en el Sáhara Occidental (Minurso) está investigando los hechos, aunque por ahora solo ha avanzado que ha localizado los dos camiones que "sufrieron grandes destrozos y quemaduras". El portavoz del secretario general, Farhan Khan, en rueda de prensa, no ha entrado a valorar o a especular sobre lo sucedido y ni la autoría del ataque.

El medio especializado, Menadefense, el primero en publicar la noticia, relata que los dos camiones se encontraban en la zona controlada por el Frente Polisario, a 35 kilómetros del muro levantado por Marruecos y que divide el Sáhara Occidental en dos. Este medio apunta al uso de un dron para llevar a cabo el ataque, según explican, despegó de la base militar marroquí de Smara, a 230 kilómetros del lugar del bombardeo. Por ahora el Gobierno argelino solo ha precisado "el uso por parte del Estado ocupante (Marruecos) de un armamento sofisticado".

En el último año el Sáhara Occidental ha vivido una nueva escalada bélica. Tras acusaciones mutuas de haber roto el alto al fuego, el Frente Polisario declaró la guerra a Marruecos en noviembre de 2020. Durante estos últimos meses la organización saharaui ha asegurado que ha atacado casi a diario posiciones militares marroquís, también defienden que Marruecos ha respondido a sus ataques. Estos enfrentamientos no han sido ni confirmados ni desmentidos por Rabat, que ha intentado que se hable lo menos posible de este conflicto. Tampoco existen fuentes independientes sobre el terreno que puedan aportar más información sobre lo que sucede en las zonas próximas del muro marroquí que divide esta excolonia española de norte a sur.

Argel rompe relaciones

El conflicto entre Argelia y Marruecos volvió a escribir en el mes de agosto un nuevo capítulo de desencuentro después de que Argel rompiera las relaciones diplomáticas con Rabat, además cerró el espacio aéreo argelino para todo avión marroquí civil o militar. Esta decisión ha dejado a los dos países vecinos completamente aislados, ya que las fronteras terrestres están cerradas desde 1994.

Entre muchos motivos, el régimen argelino acusó a Marruecos de "colaboración activa" con movimientos independentistas de la región de la Cabilia, en concreto con el MAK y RACHAD, dos organizaciones consideradas terroristas por el régimen argelino.

En la lista de motivos para romper con su vecino, Argel también incluyó el espionaje de miles de teléfonos de dirigentes argelinos por parte de Marruecos gracias al software israelí Pegasus, una información que destaparon varios medios de comunicación. La reciente normalización de relaciones entre Marruecos e Israel también ha sido vista por Argelia como una amenaza diplomática además de militar.

El nuevo puente levantado entre Rabat y Tel-Aviv, gracias a la mediación de los Estados Unidos y el reconocimiento por parte de Donald Trump de la marroquinidad del Sáhara Occidental antes de abandonar la Casa Blanca, ha trastocado los equilibrios de poder en la región. Desde sus independencias, Marruecos y Argelia luchan para lograr la hegemonía en el norte del continente africano, una batalla que siempre ha estado marcada por el presente y futuro del Sáhara Occidental, un territorio no autónomo, según las Naciones Unidas, pero que en la práctica Marruecos controla y gestiona el 80% de su extensión.

Un conflicto que pasa factura a España

El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, ha manifestado esta semana que están siguiendo "con preocupación" todo lo que está sucediendo entre los dos vecinos del sur. Además añadió que "España siempre estará del lado de la desescalada".

Este repunte de desencuentros diplomáticos también fue el argumento principal del régimen argelino para cortar el suministro de gas que llega a España a través de un gasoducto que transcurre por territorio marroquí antes de cruzar el estrecho de Gibraltar.

Argelia decidió rescindir el contrato con su vecino magrebí que permitía que el gas llegara a la península a través de Marruecos, lo hizo como represalia por "las prácticas de carácter hostil del reino de Marruecos, que atentan a la unidad nacional de Argelia", según expresó el régimen en un comunicado a finales de octubre.

Una decisión que hizo saltar las alarmas en España ante la preocupación de vivir un desabastecimiento de este hidrocarburo en invierno. Desde ese momento, Argel ha intentado en repetidas ocasiones tranquilizar a las autoridades españolas repitiendo en el mismo discurso en cada una de las últimas visitas de los representantes españoles en Argelia: "El gas está asegurado". La solución que han planteado es aumentar la capacidad de un segundo gasoducto que conecta ambos países directamente a través del mar de Alborán y del envío de gas licuado a través de buques de carga.