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Sáhara Occidental

El Polisario insta a la marcha inmediata de las empresas extranjeras en el Sáhara

Rabat tilda de «propaganda» la ofensiva de la organización saharaui y garantiza la seguridad de todas las actividades económicas en la zona

Un año después del enfrentamiento en Guerguerat, Marruecos instala un puesto militar en la ‘zona colchón’.

El enfrentamiento entre Marruecos y el Frente Polisario por la situación del Sáhara Occidental vive sus momentos más tensos de los últimos tiempos y amenaza con consecuencias hasta ahora desconocidas tras el anuncio del pasado domingo de la organización saharaui de pedir a las empresas extranjeras con presencia en la región que se retiren de ella de manera «inmediata» para evitar que puedan verse afectadas por la escalada bélica entre las partes. El llamamiento del Frente Polisario, a través de un comunicado de la agencia oficial Sahara Press Service, no es solo una advertencia sobre la seguridad física de las empresas con sucursales en la región por encontrarse en "territorio de guerra", sino por considerar esas inversiones cómplices de la "ocupación ilegal" del mismo por parte de Marruecos.

El comunicado del Frente Polisario señala que la presencia de estas inversiones extranjeras en el territorio es una "flagrante violación de la legalidad internacional" en el contexto del "continuo saqueo y explotación irracional de los recursos marítimos y del suelo saharaui". La iniciativa de la organización saharaui se enmarca en el doble contexto de las recientes concesiones por parte de Rabat de prospecciones petrolíferas en aguas del Sáhara Occidental frente a las costas canarias a distintas operadoras internacionales, y de las dos recientes sentencias del Tribunal General de la UE anulando el acuerdo pesquero comunitario con Rabat. alegando que no se puede comerciar con productos del Sáhara Occidental ya que es "un territorio que la comunidad internacional no reconoce como parte de Marruecos".

Todo ello en el marco de un importante incremento de la tensión geopolítica en toda la región entre Marruecos y Argelia, y una escalada de guerra abierta entre el régimen de Mohamed VI y los dirigentes polisarios, en la que éstos denunciaron la semana la muerte de 11 civiles saharauis víctimas de de drones del Ejército marroquí. Un creciente lenguaje bélico por parte de los líderes de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) se ha impuesto desde la ruptura del alto el fuego con Marruecos hace justo un año, después de que se produjera un intercambio de tiros entre el Ejército marroquí y miembros del Frente Polisario en la zona saharaui de El Guerguerat, junto a la frontera con Mauritania.

El representante polisario en Canarias, Hamdi Mansour, advierte claramente a las empresas españoles con presencia en el Sáhara Occidental, entre ellas algunas canarias y en especial la compañía aérea Binter –que programa varios vuelos semanales desde Gran Canaria a El Aaiún–, que "nosotros no garantizamos la seguridad de esas actividades, ni que cualquiera de ellas pueda verse afectada por las acciones bélicas", asegurando así mismo que "Marruecos tampoco puede garantizarla porque todo el territorio se va a convertir en fuego y en guerra".

"El Frente Polisario ha vuelto a la guerra. Hasta hoy esa guerra existe aunque Marruecos quiere silenciarla y convencer de que hay un ambiente de paz para garantizar la inversión extranjera e involucrar a las empresas internacionales en el expolio de las riquezas del Sáhara Occidental", señala Mansour, quien sin embargo advierte de que "la guerra va a ser más profunda y por ello avisamos a todos los inversores extranjeros con intereses en el territorio ocupado por Marruecos que deben retirarse para que no se vean afectadas por el conflicto".

El representante de Rabubi –donde se levante el centro adminstrativo de los campos de refugiados– insiste en que "esto es una advertencia de que ya no estamos en el Plan de Paz, como antes, sino que hay una guerra nueva en la que van a caer bombas en todas las partes y si hay empresas que están expoliando riquezas o recursos saharauis pueden verse afectadas". Añade que “nosotros no queremos enfrentarnos con otras empresas extrajeras en esta situación y avisamos para que dejen de invertir y se vayan a sus respectivos países o que lo hagan en el interior de Marruecos». Recuerda en este sentido que "se está invirtiendo en el mar de Canarias, en varias comarcas y en distintos sectores, Binter está volando a las zona ocupadas, todo eso es inversión extranjera y estamos en contra de ella", y considera que las sentencias del Tribunal General de la UE suponen a su juicio una prohibición tácita y expresa de "acuerdos con Marruecos sobre los recursos tanto en el mar, como en tierra sobre los recursos del Sáhara Occidental".

"Cualquier inversión en la zona del Sáhara Occidental es ilegal, es injusta y es apoyo directo a la potencia ocupante y a la invasión de Marruecos y con esa inversión están apoyando a la potencia ocupante", subraya el representante polisario.

Rabat garantiza seguridad

El cónsul general de Marruecos en Las Palmas de Gran Canaria, Ahmed Moussa, asegura sin embargo que este tipo de anuncios o reacciones por parte del Frente Polisario "no es nada nuevo, porque llevan muchos tiempo amenazando a empresas". "Eso demuestra lo que son", señala Moussa, quien afirma que «la mayoría de los empresarios que están en el Sáhara gozan de una plena seguridad y de una plena libertad en sus actividades y están perfectamente integrados en el tejido económico de nuestras provincias del sur».

"Marruecos siempre ha garantizado la seguridad de esas empresas y sus actividades y lo seguirá haciendo. Todos los ciudadanos que viven en ese territorio, las empresas, los sectores económicos, gozan de plena libertad, seguridad y protección por parte del Estado marroquí", recalca el diplomático.

Según él, "todas las personas que visitan el Sahara Occidental pueden comprobar la normalidad de la vida en el territorio, y unas ciudades en pleno desarrollo con movimientos económicos de inversiones continuas tanto del Estado marroquí como del sector privado internacional", insistiendo en que "todas las ciudades tiene conectividades aéreas y no hay razones para temer un deterioro de esa normalidad en los enlaces aéreos con Canarias, gozando de una seguridad plena".

Moussa rechaza que esta ofensiva del Frente Polisario está relacionada con las sentencias del Tribunal General de la UE sobre los acuerdos pesqueros, sino con la "dinámica propagandística" de la organización saharaui. "Hace mucho tiempo que van diciendo estas cosas. Esto no es nuevo, siempre están intentando crear alarmismo, confusión y haciendo propaganda falsaria".

Refuerzo marroquí en el paso de Guerguerat

Un año después de la operación militar de Guerguerat, que rompió un alto el fuego de décadas en el Sahara Occidental, Marruecos ha reforzado su presencia con la instalación de un puesto de control en la llamada ‘zona colchón’ entre los territorios saharahui y mauritano. Militantes del Frente Polisario bloquearon entonces durante varias semanas la carretera que atraviesa la franja de tierra de nadie -’zona colchón’- entre las dos fronteras y Rabat optó por una solución militar para despejarla. Desde ese momento, el Polisario dio por rota la tregua acordada en 1991 y las tensiones entre este último país y Argelia –que acoge a las autoridades independentistas saharauis y sus campos de refugiados– han alcanzado niveles nunca vistos en décadas. El pasado 9 de noviembre, cuatro días antes del aniversario de los enfrentamientos de Guerguerat, Marruecos autorizó a los viajeros, y no solo a los transportistas profesionales, a cruzar esa frontera, que llevaba meses clausurada como consecuencia de la pandemia. El paso está formado por dos puestos fronterizos, uno del lado del territorio del Sáhara y otro del mauritano, con una franja entre medias de casi cuatro kilómetros de desierto de arena. En el último año, Marruecos ha permitido proyectos urbanísticos para edificar en la parte saharaui un pueblo fronterizo, autorizando la apertura de nuevas gasolineras, locales comerciales, agencias de envío de dinero, restaurantes y hasta una mezquita que está en vías de construcción. Del lado mauritano, todavía es una pista de tierra; agentes de la Gendarmería marroquí administran un puesto de control en el extremo de la carretera donde acaba el asfalto.

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