La introducción de la vacunación obligatoria en Alemania podría ser una cuestión de meses. Así lo ha dicho este martes el futuro canciller federal, el socialdemócrata Olaf Scholz, en una entrevista con el tabloide Bild Zeitung, el diario más vendido y leído del país. "Mi propuesta es introducirla a principio de febrero o a inicios de marzo", ha apuntado Scholz con la vista puesta en la votación necesaria en el Bundestag para introducir esa controvertida medida, en un país en el que sigue habiendo importantes sectores de la población que se niegan a vacunarse contra el coronavirus a pesar de las cifras de nuevos contagios.

Scholz, que previsiblemente será investido canciller la próxima semana con los votos de su partido, de Los Verdes y de los liberales del FDP en virtud de la llamada coalición semáforo, ha hecho hincapié en que la medida debe ser discutida y votada en el Bundestag. También ha apostado por liberar a los diputados y las diputadas de la disciplina de partido por ser un "asunto de conciencia".

Scholz se desdice así de su promesa previa a las elecciones del pasado septiembre de no introducir una vacunación obligatoria contra el coronavirus. El futuro canciller reacciona a las cada vez más voces que piden medidas más duras para ampliar la cuota de vacunación en Alemania, que actualmente está en el 79% de la población mayor de edad. Estados como Baviera o Sajonia presentan, sin embargo, una vacunación menor del 70% y del 60% respectivamente.

Reunión a tres bandas

Las palabras del líder del SPD llegan el mismo día en que el gobierno saliente de Angela Merkel, su sucesor y los gobiernos regionales de los 16 estado federados han celebrado una reunión de urgencia para abordar nuevas medidas ante el aumento de las infecciones por coronavirus. A pesar de que la incidencia acumulada durante siete días cayó levemente este martes, sigue estando por encima de los 450 nuevos contagios por cada 100.000 habitantes.

Las autoridades reunidas este martes no tomaron ninguna decisión concreta, pero coincidieron en que son necesarias restricciones adicionales de la vida pública para frenar la cadena de contagios que lleva semanas llevando al límite el sistema sanitario en regiones del este y el sur del Alemania. Algunas de las medidas puestas encima de la mesa son: la introducción de la llamada regla 2G para comercios y locales en todo el territorio, lo que supondría que sólo personas vacunadas y recuperadas del virus podrán acceder a esos espacios; restricciones de reunión para personas no vacunadas, también en espacios privados; limitación para celebración de eventos públicos, como los partidos de la Bundesliga, que pronto podrían tener que celebrarse a puerta cerrada en toda Alemania. El Leipzig RB, de Sajonia, ya tuvo que jugar sin público en su estadio el fin de semana pasado.

Espaldarazo del Constitucional

Este martes también se conoció una decisión judicial largamente esperada en Alemania: el Tribunal Federal Constitucional avaló las restricciones de las libertades individuales -como la de movimiento, la de reunión o el toque de queda nocturno- introducidas por el Gobierno de Merkel desde el inicio de la pandemia.

El alto tribunal da su beneplácito al llamado "freno de emergencia", un paquete legal que entró en vigor el pasado mes de abril y hasta junio, y que obligaba a todos los estados federados a hacer cumplir por igual las restricciones de la vida pública. La medida, impulsada por la propia Merkel, generó una oleada de demandas. El Constitucional considera que las restricciones estuvieron justificadas para proteger la salud pública y salvar vidas.

Ese "freno de emergencia" fue en su momento puesto en duda por los liberales del FDP y también por algunas voces de Los Verdes, en ese momento en la oposición y ahora a punto de convertirse en parte del Gobierno junto a los socialdemócratas de Olaf Scholz.