"Mataron a una criatura que no le hizo nada a nadie. Detenlo, pídele los documentos, pero no le pegues un tiro, ¡eres policía!". El "gatillo fácil" vuelve, una vez más, a provocar espanto en Argentina. Un adolescente recibió este viernes un balazo letal en el pecho cuando fue interceptado por una patrulla policial en la ciudad balnearia de Miramar, unos 470 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires. "Era un chico sano, de 16 años, llevaba una vida tranquila, iba al colegio, jugaba a la pelota. Jamás se había peleado con otro de su edad", dijo el tío de Luciano Olivera. Otros familiares de la víctima denunciaron a su vez que el autor del asesinato, quien ya se encuentra detenido, vive en el mismo barrio y desde hacía tiempo hostigaba a los jóvenes como Olivera. "Los paraba y ponía contra el patrullero. Se hacía el dueño de no sé qué mierda".

La violencia policial es la contracara de los crecientes problemas de inseguridad en un país con 43% de pobres. La ciudad de Buenos Aires y su populosa periferia, donde viven más de siete millones de personas, registran situaciones similares a lo ocurrido en Miramar y en una escala cada vez más inquietantes. Las cifras oficiales impactan. Desde que comenzó la pandemia, en marzo de 2020, hasta el pasado mes de agosto, se han registrado 531 episodios abusivos, lo que representa un incremento de las denuncias del 647% respecto a años precedentes.

Los problemas vienen de lejos, en parte como una herencia de las prácticas policiales extendidas durante la última dictadura militar (1976-83). El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) consigna que desde 1996 hasta 2020 murieron en "enfrentamiento armados" 3.362 personas en el área comprendida entre la capital y sus suburbios. La mayor cantidad de muertes se da entre jóvenes de entre 15 a 27 años. El 70% de los casos involucra a varones.

Entre 2008 y 2019 fueron expulsados de las filas policiales 167 agentes. Los especialistas consideran no obstante que existe un déficit estructural y doctrinario en las fuerzas de seguridad.

La policía de la Ciudad de Buenos Aires celebró sus cinco años de existencia en el Teatro Colón, una de las salas líricas más importantes del mundo. Comenzar otra vez desde cero y bajo el mando de la alcaldía capitalina no fue garantía de eficacia. Los fastos conmemorativos no alcanzaron para silenciar un hecho que también estremeció al país: el asesinato de Lucas González, de 17 años. El adolescente recibió dos impactos de bala en la cabeza cuando volvía a su casa junto con tres amigos en un automóvil. Venía del club Barracas Central, el club de la tercera división de fútbol de cuya cantera formaba parte. "Fue gatillo fácil", aseguró su madre de inmediato para refutar la primera versión de la fuerza de seguridad, según la cual, los jóvenes habían sido interceptados en "actitud sospechosa". Los tres uniformados involucrados en el crimen han sido arrestados. La policía capitalina se formó en 2016. Desde entonces, acumula 121 casos casi calcados al que terminó la vida del chico que soñaba con jugar en la selección argentina.