Francia aprobó este domingo el pase de vacunación, que impondrá importantes restricciones sociales a las personas que no quieran inmunizarse contra la covid, en un intento de forzar la mano a los casi cinco millones de personas que rechazan la vacuna.

Por 215 votos a favor, 58 en contra y 7 abstenciones, la Asamblea Nacional terminó un intenso trámite parlamentario con el Senado, que fue enrarecido por la tormenta política que generó el presidente Emmanuel Macron cuando dijo que quería "fastidiar" o "joder" a los no vacunados.

La ley sustituye el anterior pasaporte sanitario (vacunas o test negativo) por uno basado exclusivamente en la inmunización con tres dosis o dos más certificado de curación de covid.

Con la variante ómicron causando más de 300.000 casos diarios y siendo los no vacunados la gran mayoría de los enfermos graves de covid, el Gobierno quiere que la ley entre en vigor esta misma semana a fin de contribuir a contener la actual ola epidémica.

"Con el pasaporte de vacunas, Francia se dota de una nueva herramienta para proteger a sus ciudadanos", afirmó tras la votación el ministro de Sanidad, Olivier Véran, que no pudo participar en los debates de los últimos días tras anunciar su positivo por covid el pasado jueves.

Un recurso al Consejo Constitucional

Sin embargo, los diputados socialistas anunciaron que presentarán un recurso al Consejo Constitucional para "garantizar las libertades fundamentales", lo que puede retrasar varios días el inicio de la aplicación de la nueva medida.

Hasta ahora, el pasaporte sanitario preveía que, además de la vacunación, se podía acceder a esos servicios con un test negativo reciente, pero esa opción queda ahora eliminada.

La ley ha recibido protestas en las calles, pero no de gran amplitud. Algo más de 50.000 personas se congregaron en toda Francia ayer, sábado. En la de París, convocada por un pequeño partido ultraderechista, Los Patriotas, hubo agresiones a dos periodistas y saludos fascistas, según denunció hoy el ministro del Interior, Gérald Darmanin.

Según las cifras oficiales, unos 4,9 millones de franceses que pueden vacunarse rechazan la protección, lo que supone un 7,3 % de la población nacional (unos 67 millones). Mientras tanto, 31,6 millones de terceras dosis han sido ya administradas, indican los últimos datos del Ministerio de Sanidad.

Los actuales pasaportes sanitarios de quienes tengan solo dos dosis caducarán cuando se cumplan siete meses desde la administración de la segunda, salvo que la persona haya pasado la enfermedad en los seis meses previos. Según este plan, unos 560.000 pasaportes dejaron de ser válidos ayer, aunque aún no hay cifras acerca de cuántas personas de ese grupo se habían vacunado o no pudieron hacerlo porque se contagiaron recientemente.

Estos son los principales elementos de la nueva ley:

- Vacunas - Solo quienes tengan una pauta de vacunación completa con tres dosis, dos dosis con un certificación de curación de la enfermedad en los últimos seis meses, o dispongan de una exención médica de la vacuna, podrán entrar en lugares culturales como cines, teatros o museos. Igual ocurrirá con la entrada en los grandes centros comerciales, igual que a cafés, bares, restaurantes o salas deportivas, así como en el acceso a los transportes públicos de media y larga distancia.

- Controles - La Asamblea Nacional restableció el principio, que había sido eliminado por el Senado, de que las empresas de los sectores afectados puedan pedir un documento de identificación con fotografía de las personas sospechosas de llevar un documento que no sea suyo.

- Sanciones: también aumentan las sanciones a quienes sean sorprendidos con un pasaporte de vacunas falso, que podrán ser condenadas aun máximo de cinco años de cárcel y 75.000 euros de multa para quienes tengan varios documentos falsificados. Sin embargo se prevé una "amnistía" si la persona sorprendida se vacuna en un plazo de treinta días.

- Edad: el nuevo mecanismo solo se aplicará a partir de los 16 años. Entre los 12 y los 15 años bastará el pasaporte sanitario anterior. Para los menores de entre 5 y 11 años, cuando haya un desacuerdo entre sus progenitores sobre su vacunación, bastará la voluntad de solo uno de ellos para inmunizarles.