La Unión Europea recompone su puzzle energético. Bruselas quiere reemplazar antes de que termine el año dos tercios del gas que importa de Rusia por suministros alternativos para reducir su fuerte dependencia energética de ese país y Estados Unidos jugará un papel crucial. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se ha comprometido a suministrar a la UE este año al menos 15.000 millones de metros cúbicos adicionales. El objetivo, no obstante, es garantizar un suministro adicional de 50.000 millones de metros cúbicos anuales que Bruselas se comprometen adquirir hasta 2030. “Esta cantidad reemplazará un tercio del gas ruso que viene a la UE así que estamos en el buen camino”, ha explicado la presidenta de la Comisión EuropeaUrsula von der Leyen, durante una comparecencia conjunta en la embajada estadounidense en Bruselas.

El pacto incluye la creación de un grupo de trabajo conjunto entre Washington y Bruselas para reducir la dependencia de Europa de los combustibles fósiles rusos y reforzar la seguridad energética los dos próximos inviernos con dos objetivos: diversificar el suministro y reducir la demanda acelerando el despliegue de medidas de energía limpias y ahorro energético. “Estamos juntos para reducir la dependencia del gas ruso. Putin lo utiliza para manipular a sus vecinos y financiar su maquinaria de guerra. Estos pasos aumentarán la seguridad energética, la seguridad económica y la seguridad nacional”, ha asegurado Biden durante una comparecencia conjunta con Von der Leyen en la embajada estadounidense.

Además de importar más, ambos bloques trabajarán para eliminar obstáculos innecesarios a la concesión de licencias de Gas Natural Licuado (GNL) en Estados Unidos para acelerar las exportaciones estadounidenses. Además, ambas partes se comprometen a trabajar en soluciones recíprocas para proporcionar equivalencia a efectos de acceso a los mercados, a desarrollar esfuerzos conjuntos para completar las infraestructuras e inversiones clave que faltan en Europa para mejorar el acceso al gas y a realizar consultas periódicas y actividades de promoción con los operadores del mercado para convertir a Estados Unidos en el principal proveedor de gas de Europa.

22.000 millones en 2021

La invasión rusa de Ucrania ha obligado a la UE a acelerar las negociaciones con países terceros y a recomponer con celeridad su puzzle de proveedores. De hecho, las importaciones de gas natural licuado de Estados Unidos a la Unión Europea han aumentado sustancialmente desde que se produjera el primer envío en abril de 2016 y alcanzaron una cifra récord de 22.000 millones de metros cúbicos el año pasado -hasta enero la UE había importado de EEUU un total de 64.000 millones- con un valor estimado de 12.000 millones de euros, según datos de la Comisión Europea

La situación empezó a cambiar en 2019, tras el acuerdo suscrito el año anterior entre Bruselas con Washington. Aquel año, los puertos europeos recibieron un total de 14.200 millones de gas natural licuado en 154 barcos metaneros. Un año más tarde, en 2020, eran ya 201 los buques cisterna que atracaron en la UE, con 18.700 millones de metros cúbicos, y en 2021 la cifra se disparó hasta los 248 barcos y 22.200 millones, convirtiendo a la UE en el destino del 23% de las exportaciones estadounidenses. En lo que llevamos de año la tendencia se ha mantenido con un nuevo aluvión de buques metaneros, 47 total, con 4.400 millones de metros cúbicos a puertos de Francia, España, Países Bajos y Portugal principalmente.

La Unión Europea ve en el gas licuado una "póliza de seguros" para reducir la dependencia del gas ruso y contener las amenazas a la seguridad del suministro. “Si tiene un precio competitivo, el gas licuado estadounidense puede desempeñar un papel importante en el suministro de gas de la UE, mejorando la diversificación y la seguridad energética de la UE”, sostiene la Comisión Europea. El principal problema gira entorno a las infraestructuras aunque hay países como España que cuentan con importantes instalaciones en El Ferrol, Barcelona, Sagunto, Cartagena, Huelva y Bilbao, algunas de las cuáles cuentan además con planes de expansión. También disponen de infraestructuras operativas de regasificación Italia, Croacia, Bélgica, Malta, Grecia y Países Bajos mientras que hay proyectos planificados en Irlanda, Alemania, Suecia, Chipre y otros Estados miembros.