El Papa ha lavado los pies a doce presos en una cárcel a las afueras de Roma, una costumbre que adoptó cuando fue elegido Pontífice hace ya nueve años, pero que también solía realizar cuando era arzobispo de Buenos Aires.

En una ceremonia sin cámaras ni periodistas, el Papa ha celebrado la misa en el centro penitenciario de Civitavecchia, a las afueras de Roma. Francisco ha llegado a las 15 horas y ha salido a las 18:50, según han revelado los capellanes de la prisión.

La Oficina de Prensa del Vaticano no ha facilitado ninguna información al respecto.

Por la mañana, el Pontífice ha celebrado la misa Crismal en la basílica de San Pedro, en la que, como cada año, han participado todos los sacerdotes del clero de Roma y se bendicen el santo óleo que se utiliza en las parroquias de la capital italiana en los sacramentos de la confirmación y de la unción de los enfermos.

El cardenal Bergoglio también acostumbraba en Buenos Aires a celebrar la misa de Jueves Santo en una cárcel, en un hospital o en un hospicio para pobres o con personas marginadas de la sociedad.

En 2017, el Papa acudió a la cárcel de máxima seguridad Paliano, una fortaleza al sur de Roma, donde lavó a doce presos, entre ellos tres mujeres y un musulmán. Era la única prisión en Italia en la que están recluidos miembros de la mafia que decidieron colaborar con la justicia para a cambio de una reducción de la pena, que son denominados "colaboradores con la justicia". En cambio, en 2018 , el Pontífice escogió la prisión central de Roma 'Regina Coeli' en la que visitó también la VIII Sección donde cumplen condena los presos que han cometido delitos de naturaleza sexual.

En 2019 Francisco celebró los oficios del jueves Santo en el centro Penitenciario de Velletri de Roma. Este gesto fue interrumpido por la pandemia. El año pasado, el Papa acabó celebrando la misa que conmemora el lavado de los pies de los apóstoles durante la Última Cena, "In Coena Domini", en la residencia privada del depuesto cardenal Angelo Becciu, que declarará el próximo 27 de abril en el juicio en el Vaticano por la compra irregular de un inmueble en Londres.

En todo caso, una de las imágenes más icónicas de su Pontificado la representa Francisco arrodillado mientras lava los pies a un grupo de reclusos.