Argelia eleva el tono de sus amenazas a España en pleno choque diplomático tras el giro del Gobierno de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental. El Gobierno argelino avisa de que romperá contratos de suministro de gas firmados con empresas españolas si detecta que parte de ese gas acaba siendo revendido a Marruecos, con el que ha roto relaciones diplomáticas también a cuenta del Sáhara.

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha comunicado este miércoles la reapertura inminente del gasoducto Magreb-Europa, el que decidió cerrar Argelia el pasado octubre. Pero la reapertura no será para que llegue gas a España, sino que se revierte la dirección del flujo del tubo para enviar gas de España a Marruecos. La reacción de Argel ha sido avisar de que dará por finiquitados los contratos con empresas españolas si parte de ese gas es revendido a Marruecos.

“Marruecos ha pedido apoyo para garantizar su seguridad energética sobre la base de las relaciones comerciales y España ha respondido positivamente a su petición, como corresponde hacer con cualquier otro socio o vecino”, explican fuentes gubernamentales españolas. El Gobierno niega por completo que el gas argelino pueda ser redireccionado a Marruecos, y subraya que el papel de España se limitará a la de recibir en plantas españolas los barcos con el gas que compre Rabat a cualquier país proveedor y enviarlo por el gasoducto.

“Con total transparencia, Marruecos podrá adquirir gas natural licuado [el que se transporta por barco] en los mercados internacionales, desembarcarlo en alguna planta de regasificación peninsular y utilizar el gasoducto del Magreb para que llegue a su territorio. En ningún caso el gas adquirido por Marruecos tendrá procedencia argelina”, explican desde el Ministerio para la Transición Ecológica. “La activación de este mecanismo se ha hablado con Argelia durante los últimos meses y hoy ha sido comunicada al ministro argelino”.

Tras recibir la confirmación de Ribera de que autoriza el uso del gasoducto para suministrar a Marruecos, el Ministerio de Energía y Minas de Argelia ha advertido en un comunicado de que cualquier transporte de gas entregado a España cuyo destino no sea el previsto en los contratos será considerado un incumplimiento de los compromisos y permitirá al grupo energético Sonatrach a romper esos acuerdos con clientes españoles.

Escalada España-Argelia

 En plena crisis energética y en medio de la espiral de alzas de los precios, Argelia decidió cerrar el mayor de los gasoductos con el que suministraba gas a España, lo que ha provocado un vuelco en la estructura de las importaciones del país. La clausura del tubo submarino del Estrecho, a finales de octubre, ha obligado a España a disparar el peso de las compras de gas que llegan por barco y ha acabado por provocar un vuelco histórico el ranking de países proveedores. Tras cinco décadas de liderazgo permanente de Argelia, desde el pasado enero Estados Unidos se ha convertido en el mayor vendedor de gas a España y el mes pasado las compras al gigante americano concentraron el 43% del total de importaciones.

Argelia echó el cierre el 31 de octubre al gasoducto Magreb-Europa, que conecta con España a través de Marruecos, como consecuencia del choque diplomático entre Argel y Rabat a cuenta del Sáhara Occidental. Tras 25 años en funcionamiento, el tubo quedó clausurado y no hay perspectivas reales de que se reactive a corto o medio plazo. Argelia garantizó al Gobierno español el suministro contemplado en todos los contratos con energéticas españolas (especialmente Naturgy, el mayor comprador), mediante la ampliación de la capacidad del otro gasoducto entre ambos países e incluso complementando los envíos utilizando barcos.

Pero en las últimas semanas las relaciones bilaterales se han enturbiado aún más tras el giro del Gobierno de Pedro Sánchez en torno al Sáhara Occidental, respaldando el plan autonomista de Marruecos para la antigua colonia española en detrimento de la autodeterminación que respalda el movimiento saharaui y también Argelia. Argelia ha ofrecido mantener los precios a todos los países compradores de gas. A todos salvo a España, para el que el Gobierno argelino se plantea “recalcular” el coste del suministro. Una advertencia que llega precisamente gigante argelino Sonatrach y la española Naturgy llevan meses negociando una revisión de los precios de sus contratos de suministro de gas para los próximos tres años.

Desde el sector gasista se insiste en que se trata de una “revisión ordinaria” de los contratos de las tantas que se hacen aproximadamente cada tres años, pero las negociaciones se han visto enrarecidas y tensionadas por el giro del Gobierno español. Con los mercados internacionales del gas desbocados y marcando cotizaciones récord, la subida de precio en la renegociación se da casi por hecho.