Las negociaciones del tratado sobre Gibraltar, para fijar las condiciones de la colonia británica tras el Brexitestán en un momento álgido. Todas las fuentes conocedoras consultadas por El Periódico de España consideran que el acuerdo está muy cerca. “El mes que viene”, espera una de las partes de la disputa. El secretismo es total para evitar el descarrilamiento de un texto con detalles endiablados. Entre los puntos de mayor tensión negociadora está el de cómo aplicar los controles fronterizos de personas y los de aduanas. 

En este contexto se producirá esta semana en Londres, los días 10 y 11, una nueva ronda de negociación, según ha podido confirmar este diario. Será el octavo de estos encuentros entre representantes de Reino Unido y la Comisión Europea, y con la presencia de enviados de España y Gibraltar. Se trata de aterrizar los detalles del acuerdo marco alcanzado en Nochevieja de 2020 y de culminar un proceso negociador que arrancó formalmente el pasado mes de octubre. 

“Las rondas previas han despejado todos los asuntos, y el nudo ahora es el tema de la movilidad, en particular la implementación del acuerdo entre Reino Unido y España sobre cómo funcionará Schengen, el grado en el que los funcionarios españoles estarán involucrados y cómo se gestionará de forma fluida”, ha dicho en la Cámara de los Comunes Julian Braithwaite, el director general para Europa del Ministerio de Exteriores de Reino Unido,, según la transcripción consultada por este diario. “Ahí se están centrando las negociaciones ahora”. 

En la misma comisión, James Cleverly, secretario de Estado para Europa británico y conocedor de las negociaciones, aseguró que la relación con la parte española es muy fluida. “Nos llevamos muy bien y hablamos formal e informalmente con bastante regularidad; los ingredientes para alcanzar una resolución están ahí”.

El Ministerio de Exteriores español no ha querido hacer declaraciones al respecto a este diario. Tampoco fuentes diplomáticas británicas ni gibraltareñas. 

Acuerdo fuera de fecha

España y el Reino Unido alcanzaron el 31 de diciembre de 2020 un entendimiento bilateral para resolver cuestiones prácticas y de cooperación en la región tras el Brexit. Para ello, se decidió dejar a un lado las cuestiones de soberanía y jurisdicción y centrarse en las cuestiones que afectan a la vida de los ciudadanos de la región: la movilidad a través de la verja, la entrada de mercancías, etc.

En julio del año pasado, la Comisión Europea redactó un mandato en el que se contenían las directrices para la negociación. El encargado de la negociación por la Comisión Europea es el vicepresidente comunitario Maros Sefcovic. En octubre se empezó a negociar con Reino Unido, siempre con presencia de España y, por parte del Gobierno de Gibraltar, del fiscal general Michael Llamas. 

Desde entonces ha habido siete rondas, y dos plazos para finalizar el acuerdo incumplidos, el último en Semana Santa de este año. Ahora, las partes han rechazado fijar una nueva fecha tope para el tratado final, entre otras cosas porque no están obligadas, al contrario de lo que ocurría con la salida de Reino Unido de la Unión Europea.

Lo que se negocia

En el mandato de la Comisión Europea es el de tratar de llegar a normas conjuntas para el transporte terrestre y aéreo y los derechos de los trabajadores transfronterizos (miles de personas que cruzan “la verja” en un sentido y en otro). 

También pretende buscar soluciones para eliminar las comprobaciones y controles físicos de personas y mercancías en la frontera terrestre entre España y Gibraltar, pero garantizando la integridad del espacio Schengen (la zona libre de fronteras dentro de la Unión Europea) y del mercado único. Y todo lo que ello implica: normas en materia de visados, permisos de residencia, asilo o cooperación policial. 

En principio, el acuerdo sería para cuatro años inicialmente y se podrá suspender unilateralmente en determinadas circunstancias. 

La solución Frontex

Una de las líneas rojas expresadas por la parte gibraltareña es la de que no haya guardias de fronteras españolas dentro de la verja. En el mandato de la Comisión Europea no se hacía referencia a que los guardas fronterizos de Frontex (Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas) fueran quienes realizaran los controles, lo que se convirtió en uno de los puntos de fricción para la parte británica de la negociación.

El mandato que propuso la Comisión decía que el control y vigilancia de las fronteras se realizarían en el aeropuerto y puerto de las aguas de Gibraltar a cargo de España. Se ofrecía la posibilidad de solicitar la asistencia de Frontex.

En las últimas semanas, los medios gibraltareños se han quejado de que España está endureciendo los controles en las fronteras, y han relatado casos de británicos a los que se les ha dificultado la entrada en España por no concretar el motivo de la visita y mostrar la disponibilidad de efectivo suficiente. Sin embargo, los mismos negociadores británicos han rechazado haber recibido quejas de la parte gibraltareña en ese sentido. James Cleverly negó que España esté poniendo más presión en la verja en medio de las negociaciones. “Ese no es el tono que estoy notando en las conversaciones que estoy manteniendo ni he visto informaciones concretas. La gente cuando cruza las fronteras puede tener dificultades ocasionales, que son indeseables, pero parte del proceso administrativo fronterizo”.

El Tribunal de Justicia de la UE

Otro de los puntos que deben ser tratados en las negociaciones es si Gibraltar va a aceptar la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Preguntado Boris Johnson el año pasado sobre cómo iba su gobierno a conseguir excluir la participación del TJUE en Gibraltar, el primer ministro británico respondió: “Gibraltar es británica, británica, británica, y seguirá siéndolo. No veo ningún papel del TJUE allí”.

En la misma línea se ha expresado el negociador jefe británico. No hay necesidad, dice, de supervisión futura de las instituciones europeas como ese tribunal en este asunto. Este será otro de los asuntos a dirimir en la ronda de negociación que comienza en Londres esta semana.