Un tribunal militar de Argelia ha condenado a muerte al activista y ex militar Mohamed Benhalima. Así lo ha confirmado Aminstía Internacional y uno de sus abogados en España, del colectivo La Red Jurídica. Benhalima fue expulsado del país hace 50 días tras permanecer dos semanas aislado en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zapadores, en València.

Al activista le reclamaban en un primer momento 10 años de cárcel en un tribunal ordinario, pero finalmente ha sido un tribunal militar el que le ha condenado a pena de muerte en ausencia, es decir, en un juicio en el que "ni siquiera estaba presente y no se podía defender", dice Eduardo Gómez, su abogado. El propio Benhalima, en una entrevista concedida a este diario desde el Centro de Internamiento de Extranjeros, ya alertaba de lo que le podía esperar en su país. "Allí me espera cárcel y tortura. Tengo miedo de que me metan en una cárcel militar y sufrir violencia o incluso que me maten", contaba a Levante-EMV, diario que pertenece al mismo grupo que este medio.

Mohamed Benhalima es un exmilitar y activista que se vio obligado a huir de Argelia a España en septiembre de 2019 tras revelar la corrupción del Gobierno de su país. Gracias a Internet y las redes sociales podía seguir denunciando las malas prácticas del ejército desde el exilio. Pidió asilo en España mientras en la televisión el presidente argelino lanzaba amenazas contra los activistas exiliados señalando que "a ver si cuentan lo mismo cuando pisen Argelia".

Pese a estar en peligro el asilo le fue denegado, y tras ser detenido por la Policía en Zaragoza por infracción de la ley de extranjería fue trasladado al CIE de Zapadores. Desde el propio centro abogados de la Red Jurídica y de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) comenzaron a trabajar para volver a reclamar protección internacional por el peligro que corría Benhalima si volvía a pisar el país.

En menos de una semana el asilo le fue denegado "y a los cinco minutos lo subieron en un avión para deportarlo a Argelia", explica Eduardo Gómez. El procedimiento de expulsión ha sido criticado por asociaciones como CIEs NO, ya que la manera habitual de deportar a los extranjeros desde Zapadores es por vía marítima y con un aviso previo. En el caso de Benhalima fue deportado por via aérea y sin confirmarlo a sus abogado.

Los motivos para rechazar la petición de protección internacional por parte del Ministerio del Interior fueron que Behalima era una persona perteneciente a una organización (el movimiento pacífico Hirak, que llenó las calles de Argelia contra la corrupción) buscada en su país. Las organizaciones en defensa de Benhalima esgrimieron entonces el caso de Mohamed Abdellah, otro opositor que había denunciado previamente la corrupción del Gobierno argelino, se le denegó el asilo en España y había acabado recibiendo "torturas físicas y psicológicas en una cárcel militar", denunciaba Amnistía Internacional (AI).

Como recuerda su abogado, el proceso para deportar a Benhalima fue el de una expulsión, no una extradición. "La extradición es por la vía penal, un país te deporta porque has cometido un delito y estás buscado por ello en tu país de origen. Pero este no era el caso. A Benhalima lo deportan por incumplimiento de la ley de extranjería (no tener papeles), que no es un delito, sino una infracción administrativa". La Red Jurídica y algunas asociaciones de apoyo cuentan que están estudiando posibles denuncias frente a la Brigada de Extranjería o el propio Ministerio de Interior para aclarar responsabilidades en la condena a este activista.

Críticas al Gobierno

La deportación de Benhalima despertó numerosas críticas. El grupo parlamentario de Compromís preguntó por escrito al ejecutivo sobre los motivos de la expulsión y posibles responsabilidades frente a lo que pudiera ocurrir con el activista. También se pronunció la diputada de Esquerra Republicana Maria Dantas, que ha pedido por escrito la comparecencia del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Amnistía Internacional, CIEs NO, CEAR y la Organización Mundial Contra la Tortura también criticaron al ministerio por la expulsión.

Activista por la democracia

Benhalima, como Abdellah, formó parte del movimiento pacifista 'Hirak' que inundó las calles del país cada viernes para pedir un cambio democrático. "Solo queremos un estado civil y democrático, no militar", reclamaba en una entrevista a este medio. "Muchos gendarmes que participaron en el movimiento como yo acabaron detenidos, solo por manifestarse contra el poder". Ahora mismo hay “al menos 290 presos encarcelados por motivos políticos en Argelia", denunció Benhalima.

El gobierno argelino actual, reivindicaba el activista, "ha aprobado una ley por la cual cualquier simpatizante del Hirak es considerado un terrorista a ojos del estado". Su familia, quien ha comunicado la sentencia, también ha tenido problemas por su activismo. "La Policía y los servicios secretos visitan la casa de mi madre constantemente, la registran y lo ponen todo patas arriba. Vienen a casa a molestar a mi familia, a preguntarles dónde estoy, si hablan conmigo, y les dicen que si vuelvo no me va a pasar nada. En varias ocasiones hasta los han detenido", lametaba.