La guerra abierta por Rusia en Ucrania, antes la caótica retirada de Afganistán, la lucha contra la desatada inflación que lastra las perspectivas demócratas en las elecciones legislativas de noviembre, la pandemia de covid que vuelve a poner al país en alerta... La agenda política del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha estado llena en sus 16 primeros meses de mandato. De ella nunca ha desaparecido del todo, en cualquier caso, la atención a China por parte de la Administración del demócrata. Y ahora, conforme Biden emprende su primer viaje como presidente a Asia, vuelve a poner su foco prioritario en la tensa relación y la competición con Pekín.

Corea del Sur y Japón son las dos paradas de un viaje que Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Biden, describía el miércoles como uno que pretende proyectar "una visión afirmativa de cómo puede verse el mundo si las democracias y sociedades abiertas se mantienen unidas". 

Habrá reuniones con el nuevo presidente surcoreano, Yoon Suk Yeol, y el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y Biden indudablemente tratará de ayudar a aliviar tensiones que persisten entre Seúl y Tokio. Se presentará, además, un nuevo Marco Económico Indo-Pacífico, una iniciativa comercial regional que se mira con cierto escepticismo por la falta de detalles y de beneficios económicos para los asiáticos (como acceso a los mercados estadounidenses y rebaja de aranceles). Asimismo, se celebrará una reunión del Quad, el diálogo de seguridad cuadrilateral entre EEUU, Japón, Australia y la India, donde se esperan esfuerzos de Washington para tratar de romper el alineamiento histórico de Delhi con Moscú.

Mensaje a China y tensión por Taiwán

Tras toda la agenda de Biden en Asia hay una meta, a la que también señaló Sullivan el miércoles: enviar "un poderoso mensaje" que, creen, o esperan, "se escuchará en China". La nación sigue mostrando su poderío militar y económico y expandiendo su influencia en la región, incluyendo con acuerdos comerciales que retan al difuso nuevo marco económico que presentará Biden.

En Washington y más allá, además, se teme que la incursión de Rusia en Ucrania pueda envalentonar a Pekín para incrementar la presión en Taiwán, además de expandir los métodos de coerción diplomática o económica a otros vecinos regionales. Desde que Moscú empezó la guerra Washington ha reforzado su respaldo a la isla, y la semana pasada más de 50 senadores firmaron una carta instando a Biden a incluir a Taiwán en el Marco Económico Indo-Pacífico que va a lanzar en este viaje.

Las aspiraciones de EEUU están claras pero también el mensaje con que responde el Gobierno de Xi Jinping. El miércoles, después de que Sullivan mantuviera una conversación telefónica con su homólogo chino, Yang Jiechi, la Casa Blanca emitió un breve y aséptico comunicado resumiendo la conversación. En cambio, el Ministerio de Exteriores chino colgó en su web un comunicado en el que Jiechi advirtió de que "si el lado estadounidense insiste en jugar la carta de Taiwán y avanza más y más en el camino equivocado llevará sin duda a una situación peligrosa". "China tomará firmes acciones para salvaguardar su soberanía e intereses de seguridad", añadió.

En marzo, cuando Biden y Xi Jinping mantuvieron una conversación telefónica, el líder chino también señaló que el tema de Taiwán podría "tener un impacto disruptivo en la relación entre los dos países" si no se manejaba de forma adecuada.

Provocación de Corea del Norte

China es el foco central de Biden pero sobre su visita Asia planea también la tensión con Corea del Norte. La Administración no descarta que Pyongyang pueda usar el viaje para realizar una nueva prueba de misiles o incluso una nuclear y se han declarado listos "para todas las contingencias". "Estamos preparados para hacer ajustes corto y largo plazo en postura militar para asegurar que damos defensa y disuasión a nuestros aliados en la región", dijo Sullivan el miércoles.