El borrador del documento que va a marcar la estrategia militar y política de la Alianza Atlántica de los próximos años sigue cocinándose con el máximo de los secretos en el Consejo Atlántico en Bruselas, pero ya se van conociendo algunos de los cambios clave que incluirá.

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, ha dicho este miércoles que el llamado Concepto Estratégico de Madrid, que definirá las “amenazas” que tendrá en cuenta la OTAN “en la próxima década”, incluirá el llamado “flanco sur” (los países del Magreb y del Sahel, entre otros).

La semana pasada, el embajador español en la OTAN, Miguel Ángel Fernández-Palacios, dijo a su vez que se incluirá también por primera vez a China. Washington dio un giro en su estrategia geopolítica hacia el gigante asiático con Barack Obama, y el pasado mes de septiembre firmó con Reino Unido y Australia un tratado estratégico para el área del indopacífico llamado Aukus que ha irritado a Pekín.

“España lleva meses trabajando para que el Concepto Estratégico de la OTAN que salga de la cumbre [de Madrid el 29 y 30 de junio] tenga un componente de “flanco sur” importante, para que las amenazas de cualquier tipo tengan una respuesta, ya sean ciberataques; el uso inaceptable y político de las migraciones irregulares o de los suministros energéticos; o el terrorismo, cuyo epicentro en estos momentos se encuentra en el Sahel”, ha dicho Albares este miércoles durante una visita a Canarias. “Y ese ‘flanco sur’ va a ser un componente importante dentro del Concepto Estratégico que va a salir de una cumbre histórica y que está llamado a regir la vida de la OTAN durante la próxima década”, ha añadido el jefe de la diplomacia española. 

En países como Malí se libra una guerra abierta entre el Gobierno del país y grupos yihadistas (de los autodenominados Estado Islámico en el Gran Sáhara y Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes). Francia abandonó el país después de que el Gobierno maliense, tras un golpe de Estado, empezara a contratar los servicios del grupo de mercenarios Wagner, vinculado al Kremlin, que también interviene en la guerra civil de Libia o en la República Centroafricana. España mantiene tropas como parte de la Misión de Entrenamiento de la Unión Europea en Malí. El pasado 20 de mayo se desplegó en el país asiático personal de la Brigada 'Galicia' VII.

No habrá bases de la OTAN

Se desconocen por el momento el lenguaje y la contundencia con la que se definirán en el Concepto Estratégico de Madrid, las amenazas de China y el “flanco sur”. Albares ha aclarado que la Alianza no plantea poner bases militares en el Norte de África. “No está sobre la mesa" el despliegue de la Alianza en la zona, ha dicho.  

“Nadie debe sentirse amenazado por la OTAN" ha dicho pues se trata de una alianza “defensiva, no ofensiva, que protege la seguridad de sus miembros” y ahora no está sobre la mesa el desplegar bases “sino tener respuesta a las amenazas que en el flanco sur no son simétricas, pero sí similares" a las del flanco este de Europa.

En realidad, la Alianza ya ha emprendido misiones de combate fuera de la zona de protección del acuerdo inicial, esencialmente, las aguas bañadas por el Atlántico Norte. Ha sostenido ataques y fuertes bombardeos en Yugoslavia, Libia y Afganistán. 

Una de las Comunidades Autónomas más implicadas por la estabilidad en la zona del Sahel es Canarias. Su presidente, Ángel Víctor Torres, ha remarcado junto a Albares este miércoles que apoya un despliegue de la OTAN en África si sirve para "dar más seguridad" a los canarios en un contexto internacional en el que "la amenaza" es el presidente ruso Putin y otros países como Suecia y Finlandia han pedido su ingreso en la alianza.

En el Tratado de Washington de 1949 y los siete Conceptos Estratégicos que fueron definiendo los intereses de la organización el foco estuvo primero en la Unión Soviética y, tras el 11 de septiembre, en el terrorismo internacional y la gestión de crisis. 

El equilibrio de Europa hacia China

La inclusión de China como posible amenaza dentro del Concepto Estratégico de Madrid puede ser controvertida porque la relación y el lenguaje diplomático usado con el gigante asiático es muy diferente en Estados Unidos y en Europa. 

Bruselas tiene una visión más ambivalente. El Parlamento Europeo fijó postura en un informe del pasado verano en el que se propone seguir cooperando con China en una serie de desafíos globales como el cambio climático, el desarme nuclear o la lucha contra las crisis sanitarias mundiales, pero se pide que la política exterior común fije una estrategia hacia el país asiático que ponga el foco el respeto de los derechos humanos y las normas internacionales. Y todo dentro de una “autonomía estratégica” de la UE en la que se defiendan los “intereses y valores” europeos. 

Esto no tiene por qué estar en línea con la visión estadounidense. Eso se ve claramente en el tono que usa el presidente Joe Biden. El lunes, aseguró a preguntas de los periodistas que sí usaría la fuerza en caso de que el gigante asiático invadiera la isla de Taiwán, un país democrático que Pekín quiere reunificar con la China continental. Este martes, la Casa Blanca matizó las palabras de Biden y aseguró que no ha habido cambio en la política estadounidense de “ambigüedad estratégica” hacia Taiwán. En 1979, Estados Unidos reconoció a la República Popular de China. Al mismo tiempo, Washington mantiene relaciones diplomáticas con la democracia taiwanesa y se compromete a suministrarles armamento y capacidades defensivas para defenderse de una posible invasión. Siempre había evitado decir claramente en qué circunstancias intervendrían militarmente para defender la isla.

El ejército chino ha realizado este miércoles, como respuesta a las palabras de Biden, unas maniobras cerca de Taiwán, como "advertencia contra el complot entre las fuerzas separatistas y Estados Unidos". Es un punto de fricción que se suma al creado por el Aukus (Siglas de Australia, Reino Unido y Estados Unidos, en inglés), el pacto por el que Washington y Londres ayudarán a Australia a adquirir submarinos de propulsión nuclear.