Cada unidad de los potentes misiles navales Harpoon cuesta hasta un millón de euros. Con una docena de ellos, Ucrania podría dañar a la flota rusa del Mar Negro lo suficiente como para obligar a Moscú negociar un levantamiento parcial del bloqueo naval. Se mitigaría la crisis alimentaria global causada por la imposibilidad de sacar por mar el grano ucraniano. Kiev evitaría también ataques con misiles rusos lanzados desde algunos de sus 20 barcos y submarinos estacionados en aquellas aguas. Pero el plan está cargado de incertidumbre y dificultades: el entrenamiento para aprender a usarlos dura semanas, no es fácil hacer llegar las lanzaderas y solo con misiles es casi un sueño acabar con un cierre naval.

Dinamarca se ha comprometido a enviar a Ucrania una lanzadera y varios misiles Harpoon, según anunció el pasado 24 de mayo el secretario de Defensa de Estados Unidos Lloyd Austin. Unos días antes se supo que la Casa Blanca estaba preparando un plan para hacer llegar esos potentes misiles a las Fuerzas Armadas ucranianas, probablemente a través de un tercer país. Todo se hace con mucha discreción porque el hundimiento de buques de la flota rusa puede ser visto desde Moscú como una escalada en el conflicto. El 14 de abril, Ucrania hundió el portamisiles Moskva, buque insignia de la Flota del Mar Negro. Fue un golpe militar, pero también un zarpazo en la moral del invasor ruso.

El bloqueo ruso en el Mar Negro.

“El misil Harpoon es un misil antibuque subsónico estadounidense que lleva en servicio desde mediados de los 70 y que, desde entonces, se ha ido actualizando y ha sido adoptado por buena parte de los Estados miembros de la OTAN”, explica a este diario Beatriz Cózar Murillo, doctoranda de Estudios Estratégicos y autora en la Revista Ejércitos. “En el caso concreto de los misiles que Dinamarca planea enviar a Ucrania, se trata de una adaptación de este sistema pensada para que los misiles puedan ser lanzados desde un camión que transporta un montaje para cuatro misiles. Los sistemas de detección y de control se montan en otros camiones”.

Una o dos docenas de esos misiles como los Harpoon, con alcances superiores a los 100 km, podrían ser suficientes para amenazar a los buques rusos que bloquean la costa ucraniana, según dice el experto naval del Instituto Hudson Bryan Clark. “Si Putin insiste en el bloqueo naval, Ucrania podría hundir alguno de los buques más grandes, porque no tienen dónde esconderse en el mar negro”, ha asegurado a la agencia Reuters. 

Pero el proyecto de armar a Ucrania con potentes misiles navales tiene otro problema a los ya contados: hay poca disponibilidad de plataformas de lanzamientos desde la costa. Una de las soluciones, según han dicho funcionarios estadounidenses a Reuters, es la de desgajar una lanzadera de un barco estadounidense y enviarla a Ucrania para montarla en un camión. 

Las características del Harpoon II

Aunque no se ha especificado el modelo de Harpoon que se planea enviar a Ucrania, se sabe que la Armada danesa tiene baterías de misiles Harpoon Block II, fabricados en Saint Charles (Misuri) por la empresa estadounidense Boeing Integrated Defense Systems. En concreto, el modelo danés es el RGM-84L-4, que es capaz de alcanzar objetivos a 280 km. 

El misil Harpoon II.

Pesan entre 519 y 628 kg y miden entre 3,8 y 4,6m, dependiendo de cuál sea la plataforma de lanzamiento. Portan una cabeza de unos 250 kg, con explosivo penetrador. La propulsión se consigue por un motor llamado Teledyne Turbojet que utiliza combustible sólido. La velocidad es de 0,85 veces la del sonido; es decir, vuelan a 281 metros por segundo.

Más que misiles sueltos, el Harpoon es un “sistema de defensa costera” que consta de tres módulos que pueden acoplarse a distintos tipos de camiones o tractores: una unidad de control de misiles, dos unidades de lanzamiento/transporte (con cuatro ‘botes’ que se yerguen para realizar el disparo) y una unidad de reposición de lanzadores (que se transfieren a la de lanzamiento mediante una grúa). 

“La unidad de control de misiles es el único vehículo tripulado y es el corazón del sistema de lanzamiento. Es operada por un mínimo de tres personas y contiene la consola de control de armas, una unidad de conmutación de lanzadores, un módulo de entrenamiento y transceptores de comunicación”, analiza un experto en armamento de la consultora Security Hub que prefiere mantener el anonimato. “El Harpoon es uno de los mejores y más versátiles misiles que existen, pero existen varios modelos: uno propio para los EEUU y otro para exportación, que suele ser inferior en características”, concluye el experto.

El misil utiliza un GPS asistido por un sistema de navegación inercial para dar en el blanco designado. Una de las características de la versión en posesión de Dinamarca del Harpoon es que pueden dar en el blanco incluso contra buques muy próximos a tierra.

El bloqueo marítimo de Ucrania

Ucrania está sometida a un bloqueo marítimo total por parte de Rusia. Tiene dos mares, el de Azov, totalmente controlado ya por el ejército invasor, tras tomar la ciudad portuaria de Mariúpol; y el Mar Negro. Este último baña las costas de Crimea, donde Rusia tiene la base marítima de Sebastopol. 

El puerto de Odesa, la ciudad portuaria más grande aún en manos ucranianas, permanece cerrado e inoperativo. Las aguas que lo bañan han sido minadas por Ucrania para evitar un asalto anfibio ruso. Así que nada puede entrar por barco (lo que provoca escasez de combustible en las gasolineras del país). Tampoco nada puede salir, lo que está provocado una falta de trigo en el mundo y que los países estén prohibiendo las reexportaciones, dejando a otros al límite de la escasez. Ucrania y Rusia eran responsables del 30% de las exportaciones globales de trigo. El precio de esta materia prima, con la que se fabrica el pan, base alimenticia de muchos países de África, ha subido más de un 50%. 

Por ello es tan deseable la posibilidad de crear un corredor para las exportaciones. Pero es poco probable que se consiga sólo con misiles Harpoon. “Pueden ser útiles para continuar evitando que los buques rusos se acerquen a las costas de Ucrania y como complemento a los misiles antibuque Neptune en servicio, responsables del hundimiento del crucero ‘Moskva’”, explica Cózar. “Pero difícilmente podrán servir para crear una "burbuja" A2/AD [Anti-Acceso/Denegación de Área, término militar para impedir el acceso a una zona] suficiente por ejemplo como para reabrir las aguas más cercanas a la costa al tráfico marítimo y dar salida a los buques mercantes atrapados cerca de Odesa”. Incluso aunque los buques de superficie rusos no pudiesen acercarse a la costa, la Flota del Mar Negro opera varios submarinos diésel modernos que están a salvo de estos misiles.

Otra opción: el NSM o misil de golpeo naval

Según la agencia de noticias Reuters, Washington también se plantea la posibilidad de mandar misiles del tipo Naval Strike (NSM) hechos por Kongsberg y Raytheon Technologies, o bien de forma directa o a través de los aliados europeos que los tienen, para luego reponerlos. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió en abril a Portugal que le enviara sistemas Harpoon. 

Los NSM tienen un alcance de 250 km, y la formación requiere sólo dos semanas para tener soldados formados y listos para lanzarlos. Estos tienen también la ventaja de que logísticamente son menos complejos de llevar al país, porque países aliados de la OTAN tienen lanzaderas móviles disponibles y hay cabezas que podría prestar o donar Noruega, bajo el compromiso de ser reemplazados posteriormente por Washington, algo a lo que miembros del Parlamento noruego ya se han mostrado favorables. “Es un arma potente que podría cambiar el curso de la guerra rusa contra Ucrania”, ha dicho el diputado Ola Elvestwen. “Creo que el sistema NSM debería mandarse a Ucrania”.