“Debemos construir consensos nuevos”. El presidente francés, Emmanuel Macron, reconoció con estas palabras la necesidad de gobernar de manera distinta después de que su coalición se quedara sin mayoría absoluta. Este martes por la tarde, el dirigente centrista comentó en público por primera vez el batacazo del domingo en las elecciones legislativas. Desde 1988 no había una Asamblea Nacional sin una mayoría parlamentaria clara. Un nuevo escenario que podría desembocar en una parálisis política en Francia, poco acostumbrada a las negociaciones parlamentarias. 

“Ninguna fuerza política puede aprobar las leyes sola. Nuestra responsabilidad es de ampliarla, ya sea formando una coalición o negociando texto por texto. Pero esto no significa que vaya a haber inmovilismo, aunque estos acuerdos requerirán tiempo”, aseguró Macron en un discurso televisivo retransmitido a las ocho de la tarde desde el Elíseo. “Debemos aprender a gobernar y legislar de manera distinta”, añadió. A pesar del riesgo de parálisis política, el 71% de los franceses está satisfecho de que el presidente se haya quedado sin mayoría absoluta, según un sondeo para BFMTV. A Macron se le reprochó a menudo un ejercicio del poder demasiado “arrogante” y “vertical”, en que el Parlamento no tenía ninguna importancia.

El presidente, que en los últimos días se reunió con los dirigentes de las distintas formaciones opositoras, descartó la posible composición de un gobierno de “unión nacional”. La prensa francesa había especulado en los últimos días con esta opción, aunque parecía poco factible teniendo en cuenta que las dos principales fuerzas de oposición —la nueva alianza unitaria de la izquierda y la ultraderecha— se presentaron como proyectos prácticamente antagónicos al suyo.

“El país necesita reformas”

Pese a quedar como primera fuerza, la coalición macronista Juntos obtuvo 246 diputados y se quedó lejos del mínimo de 289 para disponer de una mayoría absoluta. En el caso de la República en Marcha (partido de Macron) vio cómo su número de escaños se reducía a la mitad. El tropiezo resultó relevante al tratarse de unos comicios diseñados para que el vencedor en las presidenciales, celebradas apenas dos meses antes, ganara de manera holgada. Pero esta vez se convirtieron en un voto de castigo.

“El país necesita más que nunca reformas ambiciosas”, dijo Macron, después que en los últimos días se especulara con que debería renunciar a algunas de sus medidas más polémicas, como alargar la edad de jubilación de los 62 a los 65 años (con 43 cotizados). Según el mismo estudio de Elabe para BFM TV, la mayoría de simpatizantes de Macron desea un pacto con Los Republicanos (LR, afines al PP), que quedaron como cuarta fuerza con 64 diputados. Sin embargo, los actuales dirigentes de la formación fundada por el expresidente Nicolas Sarkozy se oponen a este pacto. 

Los anuncios se harán esperar

“Deberá aclararse en los próximos días la parte de responsabilidad y de cooperación de los distintos partidos en la Asamblea Nacional”, añadió Macron. Con una agenda internacional apretada —el Consejo Europeo, G7 y la cumbre de la OTAN—, no está previsto que tome medidas hasta mediados o finales de la semana que viene, como muy pronto.

De hecho, no se refirió al futuro de la primera ministra Élisabeth Borne. Después del batacazo electoral, esta dirigente con un perfil tecnocrático recibió numerosas críticas desde sus propias filas. “El momento exige un primer ministro o una primera ministra que sea un político, no un técnico”, declaró este miércoles François Bayrou, el veterano dirigente centrista y alcalde de Pau, a la emisora de radio pública France Inter.