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Alianza Atlántica

La OTAN vuelve a mostrar sus colmillos nucleares tras la cumbre de Madrid

La Alianza considera "remota" la posibilidad de un ataque ruso, pero planea desplegar más baterías antimisil

Jens Stoltenberg y Joe Biden, en la cumbre de la OTAN. Valeria Mongelli

Ochenta y dos millones de muertos en la primera jornada es el saldo que preveía en enero la emisora rusa de televisión RT para una guerra nuclear entre Rusia y la OTAN. En un insólito reportaje de política ficción, trayectorias parabólicas parten de más allá de los Urales, y se encienden con puntos rojos París, Londres, Rota…

Toda la lluvia de contenidos desestabilizadores por multitud de canales que precedió y sucedió en invierno a la invasión rusa de Ucrania tenía entre su caudal ese reportaje de la RT, recreación sobre un mapa del hemisferio norte de esa negra perspectiva, prácticamente una infografía animada que ha desaparecido de YouTube después de miles de clicks.

En Rusia se habla de misiles y devastación en los medios políticos e informativos, especialmente en la televisión pública, con mucho más desparpajo, cuando no jactancia, que en la OTAN y en sus documentos. La Alianza calla porque “tiene claro que no debe secundar la irresponsable retórica nuclear de Vladímir Putin e incurrir en escalada verbal en torno a este asunto”, explica una alta fuente directiva de la Organización.

Pero, acabada la cumbre, confirma que la OTAN ha cerrado la etapa de 'soft power' descrita en Lisboa en 2010, cuando consideró a Rusia un 'partner'. Llegó la hora de enseñar los dos colmillos atómicos: el arsenal de ojivas y el escudo antimisiles.

"Toda la gama"

En una recomendación hecha pública antes de la cumbre, la Asamblea Parlamentaria de la OTAN instó a los jefes de Estado y de Gobierno a “reafirmar la importancia de la disuasión nuclear como garantía última de la seguridad de los aliados”.

Y en Madrid han suscrito esos líderes la necesidad de mantener creíble esa disuasión, pues una amenaza crece extramuros: “La Federación Rusa está modernizando sus capacidades nucleares”, resume el Concepto Estratégico, y evalúa el “uso potencial de materiales y armas químicas, biológicas o nucleares” por “estados hostiles y actores no estatales”; y subraya que “China está ampliando rápidamente su arsenal nuclear (…) sin participar de buena fe en el control de armas”.

La OTAN prevé un incremento de la defensa antimisil en diversos puntos de Europa; también en Rota

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Ante esta realidad, la OTAN pone negro sobre blanco la determinación de desplegar “la gama completa de fuerzas, capacidades, planes, recursos, activos e infraestructura necesarios (…) incluso para ataques multidominio de alta intensidad contra competidores con armas nucleares”.

En la OTAN perciben que desde la invasión de Ucrania el perfil atómico de la alianza levanta menos disensión en las opiniones públicas de Bélgica, Holanda y Alemania, donde hubo más contestación tradicional. No obstante, enseñar el colmillo no pasa por desplegar más misiles en Europa. Otra cosa es el refuerzo de capacidades del escudo antimisiles, y el incremento de baterías antimisil, Patriots, por ejemplo… no solo en el flanco este, también donde Estados Unidos refuerce su presencia, incluida la base de Rota.

Probabilidad remota

Dice el Concepto Estratégico de Madrid que “las circunstancias en que la OTAN podría tener que usar armas nucleares son extremadamente remotas”, pero “la Alianza tiene la capacidad y la determinación de imponer al adversario costos inaceptables que superarían con creces los beneficios que podría esperar conseguir”.

Último recuento de cabezas nucleares de Estados Unidos: 3.708, de las que 1.744 están desplegadas

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Y en eso consiste la disuasión; la nueva y la vieja. La última gran ocasión que la OTAN habló inquietantemente de uso de lo nuclear fue en 1981, cuando España debatía entrar en la Alianza, e iba a empezar en Glasgow (Escocia) la reunión de un organismo clave, el Grupo de Planificación Nuclear. Fue después de que el presidente Ronald Reagan hubiera confesado estimar la posibilidad de una confrontación nuclear limitada en Europa contra la URSS. Para EEUU era fundamental desplegar en esta orilla del Atlántico medio millar de cohetes Pershing

“Mientras existan armas nucleares la OTAN seguirá siendo una alianza nuclear”, dice el Concepto Estratégico remachando un viejo pronunciamiento de la organización. De la cumbre ha salido una determinación estadounidense de mantener y modernizar su arsenal nuclear -3.708 cabezas, de las que 1.744 están desplegadas, según recuento del Boletín de Científicos Atómicos este mes- incluso aunque, según la fuente consultada, análisis de la inteligencia norteamericana “transmiten mucha tranquilidad a los aliados sobre la posibilidad de que Rusia recurra al arma nuclear. Pese a la retórica de Putin, no ha aumentado el riesgo objetivo porque no se detectan alteraciones en su despliegue atómico”.

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