Al menos once niños han muerto y quince menores se encuentran desaparecidos tras un bombardeo y asalto por tierra por parte del Ejército birmano en zonas civiles de la región noroccidental de Sagaing (Birmania), incluyendo una escuela, según un comunicado de UNICEF. El ataque, que incluyó un bombardeo aéreo desde helicópteros del Tatmadaw -Ejército birmano- y disparos "indiscriminados" una vez las tropas tomaron tierra, ocurrió el viernes, 16 de septiembre, según la agencia de la ONU, que en el comunicado afirma que aún se están verificando los detalles del suceso.

Al menos quince niños de la misma escuela bombardeada, situada dentro de un monasterio budista, se encuentran desaparecidos, aparentemente secuestrados, y UNICEF urge a su "liberación inmediata y segura". "Las escuelas son un espacio seguro. Los niños nunca deben ser atacados", exhorta UNICEF.

Algunos medios independientes birmanos se han hecho eco del ataque por parte del Ejército birmano, uno de los más cruentos contra menores de los que se tiene constancia desde que el Tatmadaw dio un golpe de Estado el 1 de febrero de 2021, sumiendo al país asiático en una espiral de violencia y destrucción que continúa. Según Myanmar Now, en una noticia fechada el lunes, el Ejército lanzó un ataque aéreo y terrestre el viernes en varias localidades de la municipalidad de Depaying, en Sagaing, en horario escolar. La mayoría de las víctimas, apunta este medio, son estudiantes de una escuela en Let Yet Kone, donde los militares también habrían secuestrado a profesores y estudiantes, y cita a un residente de la zona que asegura que dos helicópteros aparecieron sin aviso y empezaron a disparar contra las aldeas indiscriminadamente. "Vinieron de repente y empezaron a disparar. Los dos helicópteros sobrevolaron nuestras cabezas y dispararon. Cuando se marcharon, lo único que pudimos hacer fue quedarnos tirados en el suelo", añade el testigo, cuya identidad el medio birmano no revela.

Por su parte, la junta birmana defiende que el bombardeo fue en respuesta a un ataque por parte de grupos insurgentes, con "extremistas" escondidos en el monasterio, lo que niegan las Fuerzas de Defensa Popular (PDF, siglas en inglés), movimiento surgido en oposición al golpe, según el medio birmano The Irrawaddy. Este medio indica que tropas de la resistencia vigilaban la escuela cuando dos helicópteros Mi-35M, manufacturados por una subsidiaria rusa, perpetraron el ataque, y que después unos 80 militares fueron desplegados en la zona y rodearon el colegio.

Un comunicado del Gobierno de Unidad Nacional (NUG, siglas en inglés), formado en gran medida por miembros del Ejecutivo depuesto de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi, ahora en prisión, y que reclama ser la autoridad legítima de Birmania, condena el "inhumano ataque", que define como "brutal crimen de guerra".

Según la Asociación para la Asistencia de los Presos Políticos (AAPP), una ONG local que recaba información sobre los ataques de la junta, al menos 57 menores de 13 años han sido asesinados por los militares desde el golpe, de un total de casi 2.300 civiles muertos a manos de las fuerzas de seguridad birmanas.