Primer choque

España y Francia disienten sobre si usar el H2Med para llevar hidrógeno producido con nucleares

Moncloa es reticente a la pretensión de Macron de aprovechar el futuro hidroducto para transportar no sólo hidrógeno verde hecho con renovables, sino también el producido con sus reactores nucleares

Los presidentes de Gobierno de España, Pedro Sanchez (izq) y Francia, Emmanuel Macron.

Los presidentes de Gobierno de España, Pedro Sanchez (izq) y Francia, Emmanuel Macron. / EFE

Mario Saavedra / David Page

España, Francia y Portugal preparan el primer gran corredor de hidrógeno de la Unión Europea. El futuro hidroducto, que está previsto que esté operativo en 2030, atravesará la península ibérica desde Portugal a España antes de sumergirse en las aguas del Mediterráneo en Barcelona para volver a emerger en Marsella. El proyecto de gran tubería, denominado H2Med y presentado por los tres países este viernes en una cumbre Alicante, tendrá un coste de alrededor de 2.850 millones de euros y los impulsores pretenden que la UE subvencione la mitad del presupuesto. Pero lo que no está claro del todo claro es qué tipo de hidrógeno podrá finalmente transportar.

España quiere que se limite exclusivamente al hidrógeno verde, es decir, al producido con energías renovables, según confirman fuentes de Moncloa. Pero Francia pretende que pueda llevar también el hidrógeno producido con energía procedente de sus reactores nucleares (hidrógeno rosa), energía en la que es la mayor potencia europea. Se anticipan así las primeras desavenencias entre Madrid y París sobre esta infraestructura. 

Para dar los detalles del plan han comparecido ante la prensa -sin aceptar preguntas- el presidente español, Pedro Sánchez; el francés, Emmanuel Macron; y el primer ministro portugués, el otro país participante, António Costa. Junto a ellos, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que ha amadrinado la idea y ha dado un espaldarazo al proyecto mostrando el respaldo comunitario.

Es ahí donde Macron ha dejado clara su intención: “La voluntad es que lleve hidrógeno bajo en carbono, hidrógeno limpio que puede lograrse bien con renovables, bien con nuclear". Una idea con la que discrepa el Gobierno de Sánchez, que aspira a que el plan que se presente a Bruselas sirva sólo para transportar hidrógeno verde.

Para la producción de hidrógeno como fuente de energía hace falta electricidad. Con ella se produce la electrólisis del agua, que separa el hidrógeno (H2) del oxígeno (O). Se considera “hidrógeno verde” aquel en el que esa electricidad necesaria se ha obtenido de fuentes renovables de energía, como la eólica o la solar. El “hidrógeno rosa” es aquel en el que la electrólisis se hace con energía proveniente de centrales nucleares. Ese es el que Francia quiere introducir en el proyecto. 

Según fuentes del Gobierno español, la decisión final dependerá de la Unión Europea, que tendrá que definir qué tipo de hidrógeno será susceptible de pasar por el hidroducto. El H2Med o cuenta con financiación de la UE o no saldrá adelante, según han dejado claro las partes. La tríada de países que lo quieren desarrollar lo presentarán en Bruselas como proyecto de interés común (PIC) antes del próximo jueves, para poder acogerse a los planes de la Unión para financiar hasta la mitad del montante. 

La UE ya incluyó a principios de año, y a pesar de la oposición de España, a la energía nuclear y al gas dentro de la categoría de inversiones "verdes". Consideraron, tras la presión de Alemania y Francia, que son necesarias para la fase de transición hacia energías más limpias. Y eso fue antes de que comenzara el período de escasez de gas provocado por el cerrojazo de Rusia a sus gasoductos tras la invasión de Ucrania. 

Portugal y España eliminan el gas

Francia ya ganó a España (y a Alemania) otra batalla a cuenta de la interconexión energética. París abortó el proyecto Midcat, que pretendía transportar a través de los Pirineos gas natural y, más adelante, hidrógeno verde. Macron usó entonces la carta medioambiental. Europa está en plena batalla contra el cambio climático y no tenía sentido invertir en proyectos de hidrocarburos, alegaba. España y Alemania insistían en que el proyecto Midcat se planteaba como algo versátil: primero gas para amortiguar los efectos en el abastecimiento de energía de una guerra en Ucrania que puede ser larga; luego, reutilizarlo para llevar hidrógeno verde una vez que este sea una realidad rentable en España, algo que puede tardar más de un lustro. 

La tensión llegó a su máximo a finales del verano. Si un día el Ministerio de Transición Ecológica galo telegrafiaba a los medios que se estudiaría la propuesta técnica de Madrid y Berlín para el Midcat, al siguiente el presidente galo echaba un jarro de agua fría sobre las aspiraciones hispano-germanas. Macron llegó a decir que es Francia la que en realidad envía gas a España, y que los gasoductos actuales ni siquiera operan a plena capacidad. 

Finalmente, el pasado 20 de octubre, Sánchez acordó con Macron y Costas abandonar ese proyecto y lanzar este otro: un hidroducto submarino entre España y Francia, de Barcelona a Marsella (BarMar), junto a otro hidroducto terrestre entre Portugal y España, desde Celorico da Beira a Zamora (CelZa). Este segundo tramo entre Portugal y España también ha sufrido cambios. En un primer momento se consideraba que podría ser de doble uso, como el Midcat, pero finalmente el plan presentado excluye esa posibilidad también.

Aval de la UE

Ursula von der Leyen ha sido muy optimista en la presentación de este viernes en Alicante. La presidenta de la Comisión Europea ha dicho que la península ibérica está “llamada a convertirse en uno de los principales centros energéticos de Europa”. El plan del H2Med “va absolutamente en la dirección correcta” porque “tiene potencial de ayudarnos a construir una verdadera red troncal europea de hidrógeno”. Sus palabras anticipan un posible visto bueno de la Comisión a la entrega de fondos. Con la guerra energética de Rusia y sus “graves repercusiones en nuestros sistemas y mercados energéticos", ha añadido la alemana, la transición hacia una energía limpia "se ha vuelto no solo apremiante sino vital”.

La Comisión dice que también apostará por nuevas alianzas con los países del sur del Mediterráneo, una “Asociación de Hidrógeno Verde” más amplia, y ha recordado que la UE ya tiene esa alianza con Egipto y está ahora negociando otra con Marruecos. El objetivo de la Comisión es producir diez millones de toneladas de hidrógeno renovable en la UE para 2030, y planea importar, además, otras diez millones de toneladas, que llegarán a la industria europea.