Carlos III, un rey en periodo de prueba

La herida abierta por la ruptura con el principe Harry, las acusaciones y los ajustes de cuentas familiares, ensombrecen los primeros meses del reinado

El rey, Carlos III de Inglaterra.

El rey, Carlos III de Inglaterra.

Begoña Arce

Casi cuatro meses después de su llegada al trono, los británicos siguen calibrando la capacidad de Carlos III y preguntándose por el reinado de una figura que no conmueve los corazones. En su breve labor como monarca, que tanto esperó, ha multiplicado su presencia en actos públicos. Acogido con moderado entusiasmo, ha evitado en un par de ocasiones los huevos lanzados por algún descontento, lo que ha llevado a revisar su seguridad. En esas apariciones ha estado acompañado muy frecuentemente por los príncipes de Gales.

William, Kate y sus tres niños "adorables" (descripción obligada en la prensa) son protagonistas fundamentales en el nuevo organigrama de obligaciones reales. Ellos proporcionan la imagen de una familia idílica que la monarquía británica tanto necesita. La herida abierta por la traumática ruptura de Harry daña el lustre de la institución. La última disputa ha estallado tras la muerte de Isabel II. Más acusaciones, más recriminaciones, en un conflicto que escapa al control de Palacio.

Bajo el prisma de Netflix

Dos series de Netflix han perturbado el debut del anciano monarca. La quinta temporada de 'The Crown' revivió en el peor momento los años del desgraciado matrimonio con Diana de Gales, la doble vida del marido infiel y su amante Camila, unos hechos que los británicos no han logrado perdonar por completo. La segunda carga de profundidad llegó con la serie 'Harry y Meghan', otro evento global.

Resurgieron las alegaciones de racismo y las manipulaciones interesadas de asesores principescos, en complicidad con la prensa. Una audiencia millonaria paladeó los detalles del cónclave familiar en Sandringham donde los dos hermanos se pelearon, hubo gritos y Carlos, según su hijo despechado, mintió. La difusión de la serie y la publicación en enero de 'Spare', el libro de memorias de Harrytorpedean y ensombrecen el nuevo reinado. El avance de ese libro ha sido demoledor: en él, Harry acusa a su hermano mayor de haberle pegado tras una pelea relacionada con Meghan. El rey es incapaz de desprenderse o de ocultar los rencores, la infelicidad y los ajustes de cuentas familiares.

Pasado imperial y Commonwealth

Preservar la institución es la principal tarea de Carlos III  en un momento en el que el mundo empieza a revisar el pasado imperial de las grandes monarquías y los países que representan. Las visitas de los 'royals' a las excolonias son cada vez más problemáticas, a tenor de las últimas experiencias. Florecen las acusaciones de haberse beneficiado de la esclavitud y la reclamación de compensaciones económicas. De momento, el rey, decidido a mantener el legado de la Commonwealth, ha sido parco en comentarios al respecto.

El monarca está realizando algunos cambios internos y ha pedido al Parlamento que prepare la legislación necesaria para añadir a la princesa Ana y el príncipe Edward a la lista de Consejeros de Estado encargados de actuar en caso de ausencia temporal o incapacidad del soberano. Hay especulaciones de que Kate podría ser también nombrada consejera. Los puestos corresponden actualmente a los cinco adultos en la línea de sucesión, Camila, William, Harry, Andrew y su hija, la princesa Beatriz. Está última, sin embargo, no tiene un papel oficial en la familia real y lo mismo ocurre con Harry y con Andrew, apartado por su conexión con la red de pederastia de Jeffrey Epstein.

Solemne y gravosa coronación

El 2023 viene marcado para Carlos III por el gran evento de esta primavera, la solemne ceremonia de coronación el próximo 6 de mayo en la abadía de Westminster. En ese mismo acto Camila será coronada reina, la primera vez que algo así sucede desde 1937. La ungida fue entonces Isabel, la abuela del actual soberano, que con el tiempo se convirtió en la reina madre. Los detalles de la llamada Operación Golden Orb se mantienen secretos, pero los rumores de una posible puesta en escena más sencilla y menos onerosa fueron rápidamente desmentidos, aunque quizás la duración del evento sea menor. El ceremonial apenas ha variado en los últimos 1000 años, es único en el mundo y también muy gravoso. La coronación de Isabel II en 1953 supuso el equivalente a 52 millones de euros actuales. La de su hijo podría dispararse al doble. En plena crisis del coste de la vida será el gobierno y los contribuyentes quienes corran con la factura, al tratarse de un acto institucional. En su primer discurso de Navidad el rey lamentó las penurias de los que no saben cómo podrán alimentar o calentar a sus familias. El periodista David Osland sugirió que, dado lo conmovedor de sus palabras, “Carlos III podría haber anunciado que, los 100 millones de libras destinados a su coronación prefería donarlos a los bancos de alimentos”. 

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