Nuevo escándalo

Bolsonaro deberá devolver unas joyas de contrabando saudís que se quedó tras abandonar la presidencia

Las alhajas, valoradas en millones de dólares, habían sido regaladas por la monarquía saudí

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil.

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. / AFP

Abel Gilbert

La estrella de Jair Bolsonaro se apaga en Brasil. "Es lógico que pierda tamaño", dijo el presidente de la cámara de Diputados y ex socio a desgana del capitán retirado, Arthur Lira. Lo que no se esperaba, tres meses después de haber abandonado el poder e instalarse en Estados Unidos, es la sucesión de escándalos que le han ido acechando. El Tribunal Federal de Cuentas acaba de obligarle a devolver al patrimonio nacional, en los próximos cuatro días unas joyas de la marca suiza Chopard que entraron al país de contrabando.

"Me acusan de un regalo que no pedí ni recibí", se había quejado Bolsonaro, pero sus palabras fueron puestas bajo el manto de la sospecha. Más tarde, reconoció que se trataba de un regalo a su esposa, Michelle.

La trama que lo involucra fue revelada por el diario paulista Estado. En octubre de 2021, una inspección en el aeropuerto de Guarulhos, en Sao Paulo, encontró en la mochila de un asesor del entonces ministro de Minas y Energía, el exalmirante Bento Albuquerque, una sorpresa: un collar, un anillo, un reloj y un par de pendientes valorados al menos en tres millones de dólares. Las piedras preciosas habían sido regaladas por la monarquía saudí. La Aduana detectó además un fusil y una pistola. El edecán de Bolsonaro intentó sin éxito en varias ocasiones retirar de la aduana esos objetos.

La propia confesión del excapitán fue la que activó la auditoría del Tribunal de Cuentas sobre todos los regalos que recibió Bolsonaro durante su mandato. Luego, Albuquerque confirmó que él había sido solamente el emisario de esas joyas destinadas a la presidencia. Se supo de inmediato que había en rigor otro paquete de alhajas que había pasado por la Aduana sin ser detectada. Su valor sería cercano a los 80.000 dólares. El propio Bolsonaro hizo saber a través de sus abogados que los entregará también al Tribunal Federal de Cuentas.

La ley brasileña es taxativa: los funcionarios públicos solo pueden quedarse con obsequios que sean "muy personales" y "valor monetario" insignificante. "Los presidentes de la República, en Brasil y en todo el mundo, no suelen recibir regalos por valor de más de unos pocos miles de reales (la moneda nacional). Mucho menos suelen intentar secuestrarlos para su colección personal", señaló la revista Piauí. "Ni siquiera los regalos declarados por todos los funcionarios del gobierno federal estadounidense, sumados, se acercan al valor de las joyas: los funcionarios norteamericanos recibieron, en total, 309.400 dólares en regalos".

Un negocio mayor

Un comité del Senado acaba de abrir una investigación sobre el episodio. Se conjetura que el regalo estaría relacionado con la privatización de una refinería de la estatal brasileña Petrobras, a favor de un fondo de inversión de Emiratos Árabes Unidos. "Nada en el caso parece encajar, empezando por el valor de los regalos, por encima de la ya generosa media de regalos de la monarquía absolutista del Golfo. El transporte ilegal del material no hace sino exacerbar las dudas sobre su naturaleza", señaló el diario paulista Folha en su editorial. Lo ocurrido, añade, "pone en aprietos a los saudís, que han guardado silencio hasta ahora, entre otras cosas porque Albuquerque se reunía en el viaje con el gigante petrolero estatal Aramco, que cotiza en la bolsa estadounidense, lo que implica normas draconianas en las relaciones con los gobiernos, como la de ofrecer regalos sospechosos".