Desacuerdo salarial

Vuelos suspendidos y paros en el sector público: la "huelga de baja intensidad" agita Alemania

El sindicato del sector público reclama un incremento salaria del 10,5%

Una vista general de los mostradores de facturación desatendidos durante la huelga en el aeropuerto de Colonia-Bonn.

Una vista general de los mostradores de facturación desatendidos durante la huelga en el aeropuerto de Colonia-Bonn. / Reuters

Marina Ferrer

El pasado lunes fueron cuatro los aeropuertos de Alemania los que cancelaron prácticamente toda su actividad: Berlín, Hamburgo, Hannover y Bremen. Les siguieron el viernes los de Colonia, Düsseldorf, Stuttgart y Karlsruhe. En el caso del de Berlín, un aeropuerto con reputación bien ganada de mal funcionamiento y de colas eternas en los controles no solo en los días punta, era la segunda vez este año que suspendía su actividad con apenas dos días de preaviso. Los dos de mayor tráfico áereo del país, Fránkfurt y Múnich, habían cerrado asimismo el tráfico de pasajeros durante un día a mediados de febrero. Solo en esa jornada el paro afectó a 137.000 viajeros.

El goteo de suspensiones o retrasos en los vuelos obedece a las llamadas huelgas de advertencia que desde principio de año ha venido convocando el sindicato del sector público Ver.di, junto con algunas otras organizaciones más minoritarias de trabajadores. En el caso de los aeropuertos afecta al personal de tierra, principalmente empleados de seguridad contratados por los correspondientes municipios.

Pero no es solo la situación del espacio aéreo alemán lo que mortifica al ciudadano, que a menudo se entera dos días antes de la cancelación de su vuelo por los avisos que recibe de su aerolínea, que a su vez le recoloca al día siguiente, le ofrece alternativas en tren -en el caso de trayectos domésticos- o le desvía hacia otros trayectos. La campaña de huelgas de advertencia de Ver.di va más allá de los aeropuertos. Se extiende también por guarderías públicas, hospitales, geriátricos y servicios de correos en forma de paros parciales diversificados y repartidos por distintos puntos del país.

El pasado martes, día en que no había convocados paros en ningún aeropuerto, unos 13.000 trabajadores del sector sanitario secundaron la jornada de huelga en hospitales, clínicas psiquiátricas y servicios de salvamento en ocho de los 16 'Länder' -estados federados- del país.

Diferencias notables

La reivindicación de Ver.di es común para 2,5 millones de empleados del sector públicoun 10,5 % de incremento salarial o un mínimo de 500 euros mensuales por trabajador. La patronal -es decir, el Estado federal y los poderes regionales o municipales- rechaza esta reivindicación salarial. Ofrece un incremento salarial del 3 % y un pago único de 2.500 euros por un convenio de dos años.

No hay acercamiento entre ambas partes desde hace semanas. La próxima ronda negociadora se abrirá el día 25, en la ciudad de Potsdam, la capital del estado de Brandeburgo que rodea Berlín. Muchos ciudadanos se preparan ya para ver salpicadas su salida o retorno de las vacaciones de Semana Santa por cancelaciones o retrasos, en lo que iba a ser el regreso triunfal tanto para el consumidor como para el sector turístico a la "normalidad vacacional" post-pandemia.

Inflación

La reivindicación de Ver.di podría parecer desproporcionada, pero es acorde con los tiempos actuales. Ahora mismo se considera incluso moderada, visto el nivel de inflación con que se cerró 2022: un 8,6 % interanual registró en diciembre, tras haberse situado en el pico del 10,4 % en octubre. Incluso en los sectores en los que en 2022 hubo el ajuste regular según el nivel de entonces de inflación hubo una caída de los salarios reales del 3,1 % respecto a 2021. Es la tercera caída consecutiva reflejada por la Oficina Federal de Estadística (Destatis).

Los ciudadanos alemanes se toman hasta ahora con resignación estas mortificantes pero de alguna manera llevaderas "huelgas de baja intensidad". En parte porque parecen un mal menor comparado con las imágenes de la vecina Francia paralizada completamente o en pie de guerra contra la reforma de las pensiones de Emmanuel Macron.

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