Violencia con armas de fuego en EEUU

Un arsenal legal y problemas mentales, claves en el tiroteo en una escuela de Nashville

Audrey Elizabeth Hale, responsable de la matanza, estaba en tratamiento médico por un "trastorno emocional" | Las autoridades, que tienen en su poder un manifiesto que dejó, dicen que aún desconocen el motivo del ataque calculado

Una mujer reza junto a las flores y objetos en recuerdo de las víctimas del tiroteo de Nashville (EEUU).

Una mujer reza junto a las flores y objetos en recuerdo de las víctimas del tiroteo de Nashville (EEUU). / EFE

Idoya Noain

Las autoridades de Nashville, Tennessee, aún no han determinado el motivo que llevó a Audrey Elizabeth Hale a cometer el lunes una masacre en la escuela de la iglesia presbiteriana Covenant, el último tiroteo masivo que ha conmocionado y sacudido a Estados Unidos y le enfrenta de nuevo a la realidad de un problema de violencia con armas de fuego que no tiene parangón en ningún otro país desarrollado. De lo que sí han informado este martes en una rueda de prensa es de que Hale, de 28 años, “estaba bajo cuidado médico por un trastorno emocional” y que había comprado recientemente y de forma legal en cinco tiendas de la zona siete armas de fuego, tres de las cuales empleó en un ataque premeditado y planeado, en el que con disparos aleatorios segó la vida de tres niños de nueve años y tres adultos antes de morir bajo las balas de la policía

Los padres de Hale han explicado en entrevistas con la policía que pensaban que no era apropiado que tuviera armas, creían que había vendido una que tenía y desconocían que hubiese adquirido las otras, que escondió en la casa donde vivía la familia. Este lunes, cuando salió de casa con una bolsa roja, le preguntaron qué llevaba pero evitó contestarles.

John Drake, el jefe de la policía de Nashville, ha explicado también en una rueda de prensa que Hale, sin antecedentes penales, no estaba en su radar. Solo si las fuerzas del orden hubieran sabido que tenía armas y la familia hubiera informado de que era una persona “suicida” o que “pretendía matar a alguien”, según ha dicho el responsable policial, habrían intentado conseguir esas armas. No hay ninguna ley en el estado de Tennessee, en cualquier caso y como ha recordado Drake, que les hubiera dado amparo legal para requisarlas.

Preguntas y guerras culturales

24 horas después de la masacre, sigue habiendo más preguntas que respuestas. Algunas sobre las motivaciones podrían contestarse cuando el FBI y la policía local completen la revisión de un manifiesto que dejó Hale, un proceso que según Drake no ha concluido. Y de momento la policía se mueve con pies de plomo al facilitar información sobre este último caso en la larga lista de tiroteos masivos en EEUU, 129 en lo que va de año según los datos del Gun Violence Archive, y decimotercero en un centro de educación obligatoria según el recuento que mantiene Education Week.

Parte de esa cautela, habitual ante los tiroteos masivos, se puede atribuir a elementos de este caso que hacen que se enmarañe más aún que otros episodios similares en las guerras culturales de EEUU. Porque como de costumbre se viven ya las batallas que tras los tiroteos enfrentan a quienes reclaman y claman por más legislación de control de armas, y especialmente de armas semiautomáticas y de asalto como las que usó Hale, con quienes se resisten a esos controles redoblados, no ven vínculos de lo sucedido con su defensa a ultranza de la segunda enmienda y prefieren poner el foco en incrementar la presencia policial en las escuelas o volverlo solo hacia la salud mental.

Pero en el caso hay también elementos que tocan religión, educación y género, en un momento en que los derechos parentales y la legislación para limitar derechos de la comunidad LGBTQ se han convertido en prioridad para los conservadores en EEUU y para políticos y legisladores republicanos. A principios de este mes, el gobernador de Tennessee firmó una ley que veta el acceso a menores trans a terapia o cirugía, además de otra que lo convierte en el primer estado que prohíbe espectáculos de drag queens en propiedades públicas o ante menores.

El objetivo del ataque era una escuela cristiana fundada y financiada por la iglesia presbiteriana Covenant, parte de una denominación ultraconservadora, por la que en algún momento que las autoridades no han especificado Hale pasó como estudiante. Drake, el jefe de policía, declaró el lunes que Hale albergaba “cierto resentimiento” por haber tenido que estudiar allí.

Hale, además, ha sido identificada como transgénero. La policía dio inicialmente su nombre y su género de nacimiento, mujer. Este martes Drake usaba pronombres femeninos en su caso, pero la víspera había señalado a esa identificación transgénero y usado en varias ocasiones el indefinido “they” (ellos). Y huellas en redes sociales de Hale confirman que usaba a veces pronombres masculinos, así como el nombre Aiden, que grabó en una de las armas usadas en el tiroteo.