Guerra de Ucrania

Orlando Figes: "Rusia 'castiga' a Ucrania por su 'audacia' de abandonar el imperio"

"Lo que piensen los rusos es irrelevante, porque Ucrania es independiente desde 1991"

Orlando Figes.

Orlando Figes. / Ferran Nadeu

Marc Marginedas

Si hay alguien que es capaz de introducirse en la cabeza de los más de 140 millones de rusos, ése es el historiador alemán de origen británico Orlando Figes. Autor de obras relevantes como El baile de Natasha; una historia cultural de Rusia, o más recientemente La Historia de Rusia, Figes, quien estuvo recientemente en Barcelona invitado por Fundació Catalunya Europa-Llegat Pasqual Maragall, es capaz de diseccionar con la precisión de un cirujano las inquietudes y pensamientos de los ciudadanos del gigante euroasiático, dando a conocer algunas realidades que permiten entender mejor su actitud ante la guerra de Ucrania y ante la deriva militarista de sus autoridades.

¿Putin miente para justificar la guerra de Ucrania?

Son verdades a medias e interpretaciones manipuladas. No son mentiras respecto a los rusos, porque piensan de verdad que Ucrania forma parte de la Gran Rusia, y esto procede de la visión imperial de la historiogafía rusa del siglo XIX. Pero lo que piensen los rusos es irrelevante, porque Ucrania es independiente desde 1991. Y aunque todos tenemos ideas de lo que son nuestras tierras ancestrales, las fronteras se han establecido y han sido reconocidas.

¿Cuán importante ha sido la tradicional pasividad de los rusos para que el Kremlin pudiera lanzar la guerra?

Es una pregunta compleja. La pasividad está muy inmersa en la cultura política de Rusia, y es una respuesta a la memoria colectiva de lo que sucedió bajo el mandato de Stalin. Sin embargo, sabemos por los sondeos que hacer la guerra es popular en Rusia. Que una de las cosas que mantiene a Rusia unida es la idea de que está siendo atacada, que Occidente intenta desmantelarla, y que deben defenderse.

¿Qué piensan los rusos de los ucranianos?

Por lo general, que son también eslavos, ligeramente diferentes, culturalmente inferiores, pero son en esencia nosotros. En 1991, (tras el final de la URSS, NDR) en lugar de elaborar nuevos libros de Historia, el país volvió a los del siglo XIX, y ese sentido de superioridad sobre los ucranianos, esa mentalidad de que no son merecedores de confianza porque la mitad son católicos o polacos, buscan romper con Rusia o colaboraron con los nazis, se mantuvo. Las dos economías y las relaciones familiares son tan estrechas, que para los rusos es difícil aceptar que los ucranianos quieran dejarlos. En cierto modo, los rusos envidian la capacidad de los ucranianos de romper, su sentido de la libertad, sus vínculos más intensos con Europa, su mayor individualismo. La servidumbre no se aplicó en toda Ucrania. Ni tampoco fue ocupada totalmente por los mongoles. Por ello, existen diferencias entre ambos países que los rusos se niegan a ver. Se habla de genocidio, pero creo que esta guerra es una suerte de castigo a una colonia que ha decidido romper. En las atrocidades cometidas hay un elemento de castigo a los ucranianos por la audacia de querer abandonarles, como en el pasado se latigaba a los campesinos.

¿Putin se mira en Stalin?

Eso es simplista. Putin es una mezcla de ideologías venenosas. Saca mucho de los Blancos (defensores del régimen zarista durante la Guerra Civil tras la revolución comunista NDR), es decir, es un antibolchevique; también de los filósofos del euroasianismo y de los pensadores eslavófilos del siglo XIX. Existe, sin duda, un elemento de estalinismo: él es un hombre de la KGB, un producto del sistema de Stalin, muy conectado con su concepto del control social. También es un neoestalinista en su visión de Rusia como imperio.

Dadas las derrotas militares, ¿hay alguna posibilidad de que Rusia se replantee esta idea imperialista?

Putin puede puede proclamar victoria en cualquier momento, siempre que mantenga los territorios que controla. Ha conquistado todo lo más que puede conquistar, y ahora lo va a defender. No creo que nadie en el Gobierno ruso piense que es posible la caída del Gobierno de Zelenski. Ello facilita la transición del plan maximalista al plan minimalista, que consistirá en proteger las cuatro repúblicas conquistadas. Los rusos controlan la mayoría del territorio al este del río Dnipro. Y podrían trazar una línea allí. Esto alimentaría no tanto la idea imperialista, sino la idea nacional rusa, que siempre consideró al Donbás como territorio histórico.

La desastrosa campaña militar, ¿podría provocar la desmembración de la Federación Rusa?

Debido a que Rusia ha sufrido derrotas, y Ucrania lo ha hecho tan bien, los objetivos de Kiev se han radicalizado. Hay gente en la Administración de Zelenski que, bajo la idea de la descolonización, asegura que Rusia es, por naturaleza, agresiva y expansionista. Y que la única forma de frenarla es dividirla.

¿Podría suceder?

No. Podrían emergen movimientos secesionistas en Chechenia, en Daguestán, pero la principal minoría étnica, los tártaros, están en medio de Rusia, y es difícil pensar que allí pudiera crearse un Estado.

Visto lo visto en la Rusia de Putin, ¿hubo en los 90 una verdadera transición democrática?

No hubo transición. Esencialmente, fue una transferencia de poder con los comunistas colocándose en la forma más confortable posible en la Rusia postcomunista. No hubo ningún juicio. El FSB emergió de la KGB con muy pocos cambios e incluso poderes incrementados. Y han llegado al poder con Putin. Occidente tiene parte de responsabilidad, porque no estaba interesado en construir una sociedad civil. Lo que Rusia necesitaba era un plan Marshall, con inversiones para mantener la infraestructura y el Estado de bienestar, generar una base para crear un capitalismo genuino. En su lugar, hubo terapia de shock y el escándalo de los préstamos por acciones, generándose una oligarquía antidemocrática. Muchos se apartaron de la democracia porque lo perdieron todo.

¿Cree que la causa de la democracia en Rusia está condenada?

No lo sé. Pero incluso si se celebraran elecciones libres, el probable ganador sería Putin, u otro Putin. La idea de que en un buen día, los rusos se levantarán pensando que deben votar por opositores como Garry Kasparov o Alekséi Navalni no va a suceder. Sí, mucha gente abandonó Rusia. Pero ya sucedió en 1917 tras la revolución bolchevique, dos millones de personas. Muchos dijeron que volverían pronto, pero el régimen no cambió. Y los que regresaron por razones patrióticas, les fue muy mal: o el gulag, o prostituirse políticamente.

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