Carrera tecnológica
La UE aspira a replicar el éxito del acelerador de partículas de Ginebra con sus gigafactorías de IA

Panorámica del Barcelona Supercomputing Center. / CARLES PLANAS BOU
El terremoto causando por DeepSeek, la aplicación china de inteligencia artificial (IA), puso en alerta a las grandes tecnológicas estadounidenses, pero sobre todo, dejó en evidencia que la Unión Europea (UE) se ha quedado atrás en la carrera por desarrollar una tecnología que es clave en el presente y lo será más en el futuro. La Comisión Europea presentó el pasado martes una nueva estrategia con la que espera recortar terreno.
"Demasiado a menudo escucho que Europa llega tarde a la carrera, mientras que Estados Unidos y China ya están a la cabeza. No estoy de acuerdo. Porque la carrera por la IA está lejos de haber acabado. En realidad, estamos al principio", dijo la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, durante la cumbre sobre inteligencia artificial que Francia organizó esta semana.
Según un estudio del Parlamento Europeo, Estados Unidos lideraba la inversión privada en IA con 62.500 millones de euros en 2023, seguido de China con 7.300 millones de euros. El primer país europeo es Alemania, con apenas 1.800 millones de euros en inversiones. La diferencia es notable.
Entre 2018 y el tercer trimestre de 2023, se invirtieron casi 32.500 millones de euros en empresas de IA de la UE, mientras que en el mismo periodo, en Estados Unidos, se estaban invirtiendo 120.000 millones. Las inversiones en empresas como OpenAI han ampliado la brecha. Aunque DeepSeek ha puesto de manifiesto que no es el dinero todo lo que cuenta, la Comisión quiere ayudar a reducir ese margen y anunció un nuevo plan de inversiones el pasado martes.
Fue en la cumbre de París donde Von der Leyen anunció una nueva iniciativa para movilizar hasta 200.000 millones de euros en inversiones en proyectos de inteligencia artificial. Al menos 20.000 de esos millones irán específicamente a gigafactorías, una infraestructura necesaria para poner en marcha proyectos colaborativos y convertir Europa, dijo la Comisión, "en un continente de la IA".
Este nuevo fondo tampoco es dinero fresco, sino que hace uso de programas existentes como el Horizonte o Europa Digital, dedicados específicamente a investigación y desarrollo. Este dinero servirá como garantía para potenciar las inversiones en el sector, en colaboración con el Banco Europeo de Inversiones. Además, los gobiernos podrán contribuir también.
Objetivo: un CERN de la IA
La Comisión espera financiar cuatro gigafactorías "especializadas en el entrenamiento de modelos de IA más complejos y de mayor tamaño", que requieren una gran infraestructura. Según Bruselas, estos centros deben servir de modelo en Europa de "innovación cooperativa y abierta, centrada en aplicaciones industriales complejas y de misión crítica".
Von der Leyen insistió en París en que Europa no debe intentar copiar los modelos de otros sino hacer lo que mejor sabe hacer y centrarse en sus puntos fuertes. Para la alemana, esto pasa por apostar por el código abierto, aprovechar el talento de diferentes sectores y países, y utilizar la IA en aplicaciones complejas. De hecho, el desarrollo de esta tecnología es un aspecto clave de la estrategia europea para relanzar la competitividad.
"Queremos repetir el éxito del laboratorio CERN de Ginebra. El CERN alberga el mayor acelerador de partículas del mundo. Y permite que las mejores y más brillantes mentes del mundo trabajen juntas. Queremos que ocurra lo mismo en nuestras gigafactorías de IA", dijo la presidenta durante la cumbre el pasado martes.
La alemana puso en valor Europa como un espacio seguro y predecible, donde "investigadores, empresarios e inversores podrán unir sus fuerzas", porque "la IA necesita competencia, pero también colaboración". Von der Leyen destacó en este sentido la ley sobre inteligencia artificial que aprobó la UE hace solo unos meses, como fuente de seguridad jurídica.
De hecho, la UE ha sido y es una potencia reguladora. Gran parte de su peso en el mundo está --o estaba-- en su capacidad para influir las normas en otros países, en gran medida porque además de una potencia reguladora, es un enorme mercado. En un contexto de desregulación y guerra comercial, esto ya no es necesariamente una ventaja sino que puede suponer un reto.
"Tenemos que hacerlo más fácil, tenemos que reducir la burocracia. Y lo haremos", dijo von der Leyen. La Comisión ha anunciado varios paquetes de simplificación de las normas. También ha descartado algunas propuestas legislativas pendientes. Entre ellas, precisamente, la ley sobre responsabilidad que pretendía abordar las lagunas de la legislación existente, y garantizar la protección de las personas perjudicadas por los sistemas de inteligencia artificial.
Doblar la capacidad
En diciembre de 2024, Bruselas ya anunció un proyecto similar. Con fondos europeos y contribuciones de distintos países de base, la Comisión aseguró que movilizaría hasta 10.000 millones de euros para invertir en ese tipo de infraestructuras. Siete gigafactorías en siete países, entre las que se cuenta el Supercomputing Centre de Barcelona, el acelerador de empresa Tecnopolo en Bolonia, la empresas luxemburguesa LuxProvide o las universidades de Linköping en Suecia o Stuttgart en Alemania.
Detrás de la iniciativa está la Empresa Común Europea de Informática de Alto Rendimiento (EuroHPC), un centro público europeo que facilita la coordinación y aunar recursos en el ámbito de las supercomputación. El objetivo es doblar la capacidad europea en este ámbito. En las próximas semanas, la Comisión espera anunciar otras cinco factorías de IA que podrán sumarse al proyecto.
"Las factorías de IA reunirán los ingredientes clave necesarios para el éxito de la IA: potencia de cálculo, datos y talento", dijo entonces la Comisión. El objetivo es aunar fuerzas y mejorar la cooperación para que empresas, investigadores y la propia industria puedan desarrollar sus propios modelos y sistemas de inteligencia artificial.
El objetivo del Ejecutivo comunitario es hacer más accesibles estas tecnologías, por ejemplo, a pequeñas y medianas empresas. Bruselas espera que los avances puedan aplicarse a los ámbitos de la salud, la automoción, la ciberseguridad o la agroalimentación. Además, esperan que se desarrollen ecosistemas que permitan conectar universidades, centros de supercomputación e industria con oportunidades financieras que permitan el desarrollo y la ampliación de las empresas.
Estas medidas responden en gran medida a las conclusiones de un informe del Tribunal de Cuentas que analizó las políticas sobre inteligencia artificial en los últimos años. Entre los problemas a los que el tribunal apuntaba estaban precisamente la falta de coordinación entre las políticas de distintos países y la falta de inversión.
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