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Las mujeres de Afganistán se vuelven invisibles bajo el manto talibán

Vuelos cancelados en Afganistán tras el corte de internet

Más de 2,2 millones de niñas no pueden ir a clase en Afganistán, según Unicef

Archivo - Imagen de archivo de varias niñas en una clase de Primaria en Afganistán.

Archivo - Imagen de archivo de varias niñas en una clase de Primaria en Afganistán. / Oliver Weiken/dpa - Archivo

Adrià Rocha Cutiller

Adrià Rocha Cutiller

Estambul

Cuando los talibanes, la semana pasada, decidieron desconectar a Afganistán del mundo y cerrar internet a todo el país, millones de afganos, dentro y fuera, se quedaron incomunidados. En un país de 42 millones, más de seis viven en el extranjero, la mayoría como refugiados. 

Muchos tuvieron que ser imaginativos. "¡Hola a todos! Estoy en Alemania, y estoy buscando contactar con mi familia en Kabul, Shahrak y Marghlastan. Envíenles un mensaje de nuestra parte para decirles que estamos bien. Estamos muy preocupados por ustedes. Solo quiero decir que pensamos en el bebé recién nacido de nuestro sobrino. Que esté con salud. Nada más, ¡un abrazo!", dice una voz de una mujer, sin imagen, en la televisión AmuTV.

Antes y después de ella, en el canal afgano emitido desde Estados Unidos, decenas, cientos de mensajes parecidos: todos son de ciudadanos del país centroasiático en el extranjero. Todos, piden noticias, saber, mandan buenos deseos y claman contra la desconexión de la red de los talibanes, que duró varias jornadas pero ha sido ya restituia. 

Para los afganos en casa, sin embargo, el daño y el peligro son enormes. Sobre todo para las mujeres del país, que en los últimos cuatro años de gobierno talibán han visto sufrido na retahíla de medidas punitivas.

"Los talibanes, cuando cortaron internet, aseguraron que era para ‘prevenir la inmoralidad’. Las autoridades en Afganistán usan desde hace mucho la cuestión de la ‘moralidad’ como una forma de opresión, sobre todo contra las mujeres y las jóvenes", explica la investigadora de Human Rights Watch (HRW), Sahar Fetrat, que continúa: "Las mujeres afganas son tan solo definidas por su relación con los hombres: son o madres, hermanas, esposas o hijas,. El cierre de internet es otra forma de los talibanes de controlar a las mujeres y a las niñas. Desde 2021, los talibanes han coartado paulatinamente todos los espacios de las mujeres: desde las calles, hasta las universidades, los espacios de trabajo y, ahora, internet".

Los ejemplos de las restricciones contra las mujeres son muchos: desde la obligatoriedad de cubrirse hasta la prohibición de caminar solas por la calle —solo pueden hacerlo con un hombre de su familia—, la prohibición de que una niña acceda a la educación secundaria o superior, el cierre de negocios propiedad de mujeres o incluso la prohibición de que un médico atienda a una mujer si esta no va con su acompañante. 

Educacion 'online'

Todo esto ha hecho, según datos de Naciones Unidas, que tan solo el 22% del total de mujeres de Afganistán trabaje o esté recibiendo educación. A las demás, al 78%, no se les permite hacer nada.

Según Sahar Fetrat de HRW, sin embargo, el cierre de internet ha afectado, sobre todo, a las mujeres y jóvenes, muchas de las cuales cursaban su educación online ante la prohibición de seguir con su formación a partir de secundaria. 

"La pérdida de las clases online está causando un sufrimiento enorme. Las organizaciones que hasta la fecha daban educación online temen que las mujeres afganas pierdan ahora el último hilo que las conectaba con el aprendizaje y con el mundo exterior. Una amiga de la escuela, justo antes del apagón online, me dijo por teléfono que estaba convencida que los talibanes intentarían expandir su 'apartheid' de género también a las redes. Tenía razón", dice Fetrat.

Miedo al futuro

A pesar de que la conexión a internet ha sido parcialmente restablecida, el precedente ya ha ocurrido, y el miedo a un recrudecimiento de la represión contra la población local, mujeres y hombres, no hace solo que incrementar. El motivo: declaraciones en las últimas semanas del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, exigiendo que los talibanes devuelvan de la base de Bagram, ubicada a unos 60 kilómetros al noroeste de Kabul yl epicentro de las operaciones militares de Estados Unidos durante las dos décadas de guerra en Afganistán.

"Aún a día de hoy hay muchas provincias y zonas remotas de Afganistán a las que no se ha restablecido la conexión. Así que no es verdad: los talibanes no han devuelto la conexión. Yo, por ejemplo, hace más de una semana que no puedo contactar con mi madre y mi hermana", explica Farid, un refugiado afgano residente en Alemania.

"Hay mucho debate sobre por qué lo están haciendo ahora. Pero me temo que es por la amenaza de Trump de tomar otra vez la base militar de Bagram", continúa el hombre. "Mi familia, antes del corte de internet, me explicaba que los cielos están ahora constantemente llenos de drones de vigilancia. Los talibanes temen un ataque, así que se han puesto a reprimir, y ponen a la población en una situación muy difícil. Los que estamos fuera tenemos mucho miedo de lo que puede pasar ahora. No me quiero imaginar qué deben pensar y sentir los afganos que siguen en Afganistán. Antes podíamos hablar; ahora ya no", dice Farid. 

"Mi amiga —explica Fetrat— vivía de una tienda de ropa online para mujeres afganas. Con el cierre, le han limitado la libertad económica, su autonomía y su independencia. Las políticas de los talibanes con los cierres de internet no son solo para controlar políticamente a la sociedad, sino que reflejan un acto deliberado de autoritarismo patriarcal. Han sistemáticamente silenciado a mujeres y jóvenes, y han limitado, tanto físicamente como virtualmente, la capacidad de las mujeres a estudiar y a ganarse la vida".

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