­Con el abandono de la lactancia llega el momento de incluir los diferentes grupos de alimentos en la dieta infantil, así como comenzar a transmitirles unos buenos hábitos alimenticios.

En el tiempo de comer, debemos conseguir no sólo que los niños coman de todo, sino empezar a trabajar con ellos una postura correcta en la mesa, el manejo de los cubiertos, la masticación... Son tareas en las que, las partes implicadas en la formación de los niños y niñas, debemos ir de la mano.

En Coes, desde el comedor escolar se fomentan estos buenos hábitos, y para este próximo verano, vuelven a presentarnos su campaña: «Una alimentación saludable todo el año. Este verano sigue en línea».

Coes considera clave para facilitar la adquisición de estos buenos hábitos: la constancia, así como que las pautas que demos a los niños sean siempre las mismas y se mantengan a lo largo de todo el año.

Algunos ejemplos de buenos hábitos de esta campaña son:

La higiene: Es muy recomendable que en todas las ingestas del día se fomente este punto: lavado de manos e higiene bucal entre otras.

El lugar para comer y la postura: la preparación de la mesa, el correcto manejo de los cubiertos, una postura correcta en la silla, comer en familia... son hábitos que transforman el tiempo de comer en un momento único a lo largo del día.

Tiempo empleado para comer: En una sociedad en la que el ritmo de vida es cada vez más rápido este punto adquiere especial relevancia. Debemos dedicar entre 25 y 30 minutos a la comida. Con ello contribuiremos a tener una buena digestión y a regular nuestro nivel de saciedad.

El gusto de los niños: Probablemente el punto más complicado. Debemos conocer qué alimentos concretos generan rechazo a la hora de comer, pero teniendo en cuenta este rechazo, no debemos asociarlo a un grupo completo de alimentos. Se puede dar el caso que no nos guste la manzana o el plátano, pero no por ello decir que no nos gusta la fruta.

Las frutas y las verduras: estos dos grupos de alimentos nos ofrecen múltiples propiedades y beneficios, por lo que deben formar parte de la dieta de cualquier persona. No olvidar tomar al menos dos raciones de verdura y tres de fruta al día.

El agua: Se debe ingerir de manera frecuente, especialmente cuando se realiza ejercicio físico y durante los meses de más calor, y no sustituirse por zumos y refrescos.

El ejercicio físico: Si bien no es un hábito alimenticio, es el complemento perfecto para una dieta saludable. Debemos fomentar su práctica con regularidad, y recordar que, por ejemplo, jugar al aire libre también es una actividad física.

Hemos mencionado como clave para asimilar unos buenos hábitos alimenticios la constancia y durante el verano, en el que con el fin de las clases, cambian los horarios y las rutinas, debemos ser constantes en mantener los buenos hábitos adquiridos en casa, en la escuela y en el comedor escolar.

Está demostrado que cuando se adquiere un hábito en la infancia es muy probable que se mantenga durante toda la vida. Es por este motivo, por el que el trabajo de padres, madres, familia, educadores y Coes, debe ser unidireccional en lo que a la alimentación se refiere, ya que todos con nuestra constancia , ejemplo y esfuerzo estamos ayudando a crecer en salud, a los mas pequeños.