Eduardo era un chico normal, con una vida normal. Tenía unos padres estupendos, siempre le ayudaban y apoyaban en todo lo que hacía. Sus amigos eran unas personas estupendas también, deportistas, amables inteligentes. A Eduardo le gustaba mucho el fútbol, el deporte más practicado en España. Sus entrenadores le decían que tenía un gran talento para meter goles. En fin, tenía una vida perfecta. Pero todo cambió cuando se tuvo que ir de estudiante de intercambio a Canadá.

La vida en Canadá

Era un martes 18 de agosto de 2020. Ese día nuestro protagonista llegó a su nuevo país, en el que durante un año iba a experimentar notables cambios en su vida. El instituto empezaba a principios de septiembre, así que Eduardo aún tenía tiempo para llevar a cabo bastantes cosas. Hizo amigos, se apuntó a un club de fútbol, pasó tiempo con su familia de acogida, etc. Además, estudió mucho esos días para llegar preparado a sus clases, sobre todo, en Matemáticas, la asignatura que más le costaba.

Por fin llegó el momento, el comienzo de sus clases. Eduardo estaba nervioso, muy nervioso. Entró a su primera clase: Biología. En esa clase conoció a Emily, una chica italiana que también era estudiante de intercambio. Emily y Eduardo se volvieron inseparables desde ese día, lo hacían todo juntos. Pasaron seis meses, todo iba sobre ruedas para Eduardo. Hasta que, un sábado, 3 de marzo por la mañana, conoció a Nathan, un chico que jugaba en el equipo rival del suyo.

Entre ellos no había mucha amistad, más bien se detestaban el uno al otro. Nathan odiaba tanto a Eduardo que compartió información falsa sobre Edu en redes sociales, todo solo para humillarlo y que, por miedo a recibir insultos, no jugara el partido que enfrentaría a sus equipos. Esa información consistía en explicar cómo Eduardo había hecho una lista de malas actividades. Por ejemplo, sabotear los balones de los equipos rivales para que no pudiesen entrenar; tirar huevos cocidos a casas vecinas a la suya; inyectar veneno en las plantas del instituto para destrozar su precioso jardín, etc. ¡Incluso el director le amenazó con expulsarlo! No sabía qué hacer, todos le miraban mal en el instituto. Nadie quería estar con él, excepto Emily. Ella le apoyó mucho en esta mala época y siempre lo defendía de los que le insultaban por creerse dicha información.

La vida en Canadá

La vida en Canadá

Llegó el gran día: se enfrentaba al equipo de Nathan y era el momento para recuperar su reputación como el español amable e inteligente que se le daba bien el fútbol. Había entrenado mucho para el partido y no podía desaprovechar esta oportunidad. Llegaron los últimos minutos, iban empatados a tres, Eduardo recibió un centro desde la izquierda y ¡Gooooool! Nadie se lo podía creer, Edu se había convertido en la estrella del partido. Cuando el árbitro pitó el final, todos gritaron con euforia su nombre repetidamente. Pero lo mejor fue cuando Nathan, cabizbajo, le estrechó su mano en forma de disculpa. Desde ese día, los últimos meses de Eduardo fueron excelentes. Nadie volvió a sacar ese tema de la información falsa. Eso sí, ahora tenía una curiosa historia para contar en cuanto regresara a España y había aprendido que la calumnia no ganaría la batalla a la verdad y que esta saldría a la luz. Era cuestión de esperar y no desfallecer en la espera, aunque esta pareciera interminable.

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La vida en Canadá

Autor: Abderahmen Rouibah Seressou

Dibujos: Nicole Gualoto Lozada y Sofiya Onyshchenko

Colegio Sagrada Familia de Alicante

2º ESO

AUTORAS DE LOS CALIGRAMAS

HUMANOS: Claudia Pastor Ramos

EL GATITO MAX: Nicole Gualoto Lozada

Colegio Sagrada Familia de Alicante

2º ESO